07:49 | Lima, jul. 14 (ANDINA).
Una noticia de la sección policial de un diario limeño le llamó poderosamente la atención al narrador Luis Nieto Degregori (Cusco, 1955): un guachimán se había agenciado la suma de 20 mil dólares en un descuido de sus compañeros. A los tres días, pudo conocer el desenlace también por el periódico: el guachimán había sido detenido tras haber adquirido un televisor, una refrigeradora y una camioneta.
Este fue el punto de partida para la escritura de una novela corta, “El guachimán”, que forma parte, junto con los relatos “La mala conciencia” y “Ninochka”, el volumen El guachimán y otras historias (Alfaguara, 2008), de reciente aparición.
“Esta historia me pareció emblemática de las carencias graves materiales, pero al mismo tiempo de lo que encarna el éxito. El carro es el arma que te permite vengarte de todas las humillaciones que sufres”, sostiene el escritor.
El guachimán relata lo que uno sería capaz de hacer por dejar atrás la pobreza. “La sociedad limeña y peruana viene experimentando eso que los sociólogos llaman afán de logro, pero que en ‘El guachimán’ se encuentra desvirtuado, porque escoge transgredir la ley.”
Nieto sostiene que no se trata de condenar al personaje, “sino al revés, de justificar su rebeldía, porque es un personaje muy ninguneado. Solo consigue una pequeña gloria cuando obtiene el dinero, efímera, pero gloria al fin”.
Racismo y género
Con este nuevo libro, Nieto Degregori explora los espacios que la cultura chicha le puede ofrecer a la narrativa. “Tal vez lo chicha en el Perú es el espacio donde están interactuando los distintos sectores sociales, un espacio de fricción y movilidad. Puedes caer, pero también puedes emerger.”
De esta “épica chicha” se desprende una temática que denuncia el machismo y el racismo. “La mala conciencia”, por ejemplo, trata sobre la utilización sexual que sufre una joven mujer andina en manos de un aspirante a sacerdote.
“Es un cura cínico, pero conflictuado. Aunque está identificado con las nuevas corrientes sociales, lo trágico es que representa hasta dónde aprovechamos siempre los privilegios. Por más de izquierda que seas, siempre nos aprovechamos en desmedro de quienes están en una situación desfavorecida.”
Y en el caso de “Ninochka”, se explora los juegos y mascaradas sexuales de la clase media. “En general, lo que une las tres historias del libro es el sexo en toda su complejidad, que como sucedáneo del amor ha reemplazado a los sentimientos. Los hostales son el símbolo de la sociedad peruana contemporánea.”
Para el escritor, estas historias revelan una alegoría que puede estar ocurriendo, aquí, ahora. “Queremos ir por la vía fácil de la marginación total, pero eso es inhumano y retrógrado. Eso hace que el Perú se sume a conflictos muchísimos más dramáticos y violentos. La otra vía es pelear por integrarte, conseguir espacios, conquistar cosas. Ésta es la vía que puede hacer que la sociedad se reconcilie consigo misma y que el Perú sea un país vivible para todos.”
DOP
Publicado: 14/7/2008