Brasileños y argentinos lo dejaron todo para este partido de vuelta de semifinales, después de empatar sin goles la semana pasada en La Bombonera.
El conjunto xeneize mereció más, pero fue incapaz de infiltrarse en el correoso sistema defensivo palmeirense y ahora tendrá que apelar a la épica para imponerse en casa de uno de los equipos más potentes del continente.
A los dos les vale la victoria por cualquier resultado para luchar por el título el 4 de noviembre en el Maracaná de Río de Janeiro frente al vencedor de la otra 'semi', que enfrenta a los también brasileños Internacional y Fluminense.
Un nuevo empate llevaría la decisión a la tanda de penaltis.
El cuadro dirigido por el portugués Abel Ferreira no llega en su mejor momento de forma.
Lejos de la versión del equipo que conquistó las Libertadores de 2020 y 2021, y el Campeonato Brasileño de 2022, la plantilla ha dado un bajón importante desde la grave lesión de su gran estrella: Dudu.
Con la baja del extremo brasileño, quien se recupera de una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla, el Palmeiras ha perdido claridad de ideas en el ataque.
Ferreira ha apostado sin demasiado éxito por Mayke, cuya posición natural es la de lateral derecho, y por Artur en el otro costado con Rony en punta.
Pero los malos resultados en Liga, donde están ocho puntos por debajo del líder Botafogo, han encendido las alertas entre una afición que pide dar paso a las nuevas generaciones.
Es ahí donde entran el mediapunta Luís Guilherme y el delantero Endrick, la joya atada por el Real Madrid. Ambos tienen 17 años y cuando han entrado desde el banquillo, el equipo se ha desatado.
Sin embargo, todo apunta a que Ferreira seguirá fiel a su librillo e insistirá en el tridente formado por Mayke, Artur y Rony.
Enfrente tendrá a la mejor defensa de la Libertadores. Boca Juniors solo ha recibido cuatro goles en once partidos: dos en la fase de grupos y otros dos en el partido de vuelta de octavos contra Nacional.
En la eliminatoria de cuartos ante Racing terminó con la portería a cero y tampoco encajó la semana pasada ante el Palmeiras.
El problema es que sus dos centrales titulares, Nicolás Figal y Marcos Rojo, arrastran problemas físicos, aunque su presencia en el Allianz Parque parece garantizada.
Y si la defensa funciona a las mil maravillas, sí preocupa la falta de gol del plantel xeneize. Solo dos entre octavos, cuartos y la ida de las semis. Al uruguayo Edinson Cavani le está costando adaptarse al equipo.
Todo ello está aumentando la presión sobre el técnico Jorge Almirón, cuya situación se ha agravado tras la derrota en casa por 0-2 el pasado domingo ante River Plate, su máximo rival.
La final de Libertadores es el salvavidas perfecto para Boca. La última vez que luchó por el título continental fue en 2018, cuando perdió frente a River en la final del Santiago Bernabéu.
Y tiene un aliciente más. Si consigue un billete para la final del Maracaná romperá además una racha de tres años consecutivos en los que los finalistas siempre fueron clubes brasileños: Palmeiras-Santos (2020), Palmeiras-Flamengo (2021) y Flamengo-Athletico Paranaense (2022).