Los corruptos se forjan en la casa, cuando de manera cotidiana se toleran actos que impliquen una falta de empatía, respeto o manipulación de las otras personas, aseguró hoy el psiquiatra Guillermo Ladd.
En el programa Saludable Mente, que se transmite por el canal online de la Agencia Andina, el experto del Instituto Nacional de Salud Mental explicó que, si las familias no están dispuestas a educar apropiadamente a sus hijos, pueden estar creando un caldo de cultivo para futuras conductas corruptas.
"Los que no enseñan una aproximación hacia el otro, es decir ser respetuoso y empático con el otro, que no los manipulen, que no se aprovechen del otro; si no enseña dentro del mismo contexto familiar, no se aprenderá después", aseveró.
Consultado sobre
los audios que han destapado presuntos actos de corrupción de algunos miembros del Consejo Nacional de la Magistratura y de magistrados del Poder Judicial, Ladd dijo que esta situación debe poner en alerta no solo a quienes laboran en el Estado sino a toda la ciudadanía en general "para poder regular dichas conductas".
Comentó que hay dos tipos de corrupción, la que se da a nivel del Estado y la que ocurre en el entorno cotidiano y "que muchas veces pasa desapercibido porque están muy interiorizadas".
Como ejemplo de esto último, citó cuando los padres de familia -ante una llamada telefónica que no desean responder- piden a sus hijos mentir aduciendo que no están.
"Toda conducta dirigida hacia el egoísmo, la falta de solidaridad con el otro, dará lugar a conductas corruptas. Eso se ve en cosas mínimas: llamadas que son recibidas y se niegan; el maltrato que se hace hacia personas que trabajan en el hogar".
Ladd comentó que quien corrompe puede tener algunos
rasgos de personalidad psicopática, a diferencia de que es corrompido. No obstante, algunos -en un contexto de poder- pueden no tener empatía, ni sentir culpa cuando hay un error; y además emplear al otro para beneficio propio".
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