En estos días, la Tierra viene atravesando una nube de pequeñísimas partículas desprendidas del cometa C/1861 G1 Thatcher. Esta nube se va haciendo más densa a medida que nos aproximamos a la noche que va del 21 al 22 de abril.
Con respecto a nuestro planeta, la velocidad de estas partículas es grande, en el orden de algunas decenas de kilómetros por segundo. Esta rapidez, traducida en energía de movimiento o energía cinética, hace que las partículas que colisionan contra nuestra atmósfera adquieran una temperatura muy elevada, lo que excita a su vez dicho aire circundante, haciéndolo brillar, dejando en el firmamento una traza luminosa a su paso.
Desde Perú, veríamos que estas trazas meteóricas parecen salir de una zona del cielo cercana a la constelación de la Lira (Lyra): a esta región del cielo le llamamos radiante. Y por estar el radiante en la zona de la constelación de la Lira, al conjunto de los meteoros le llamamos Líridas.
Las Líridas son entonces una lluvia modesta de estrellas fugaces. ¿Son muchas? ¿Son pocas? La tasa de visualización estaría en el orden de los 15 meteoros por hora.
¿Cómo observarlas?
Para observarlas, necesitamos un lugar oscuro, alejado de la contaminación lumínica debido a las luces de las ciudades. Lima, en este sentido, por ejemplo, no sería un buen sitio para intentar una observación, evidentemente.
Además, es importante que el cielo esté despejado, sin nubes, y no debe haber obstáculos que bloqueen ciertas regiones del cielo, en particular aquellas por las que es más probable que aparezcan las trazas de los meteoroides.
La idea es recostarse sobre una silla tipo perezosa, con los pies dirigidos hacia el norte aproximadamente, con el debido abrigo para soportar el rigor de la noche y sin necesidad de utilizar telescopios ni binoculares. Basta con la observación a simple vista, paseando los ojos por las diferentes regiones del firmamento que tenemos encima de nosotros, con la finalidad de pescar con suerte alguna estrella fugaz que pase entre las estrellas y constelaciones.
No es que tengamos que dirigir la vista hacia el radiante de las Líridas. Peor aún si es que vamos a mantener la vista en esa región del cielo y en ningún otro lugar. No; lo que debemos hacer, como se decía, es pasear la vista por las constelaciones que se encuentran en el entorno de Lyra, ya sean constelaciones cercanas o lejanas. La idea es explorar el vacío del espacio con paciencia, con buen humor y con ánimos de aprender un poco más sobre este tipo de acontecimientos astronómicos.
En este año, sin embargo, la Luna gibosa creciente afectará nuestras observaciones ya que por su brillo, y por el consecuente brillo del cielo, los meteoros no tan brillantes no se podrán ver. Con suerte, veríamos a simple vista pocos o muy pocos meteoros brillantes. En diferentes años, tenemos para las Líridas diferentes fases lunares, por lo que siempre existe la oportunidad para apreciar mejor este espectáculo celeste más adelante.