El acoso sexual sin precedentes sufrido por la presidenta Claudia Sheinbaum en plena calle hizo patente la realidad que enfrentan las mexicanas a diario y desató preocupación por su débil aparato de seguridad, que permite una gran cercanía física de los ciudadanos.
El incidente, registrado en video, ocurrió el martes cuando la mandataria se dirigía a pie a un evento público cerca del palacio presidencial.
Mientras Sheinbaum saludaba a simpatizantes por la calle, un hombre se le acercó por detrás, le pasó un brazo sobre el hombro, le tocó la cadera y el pecho con las manos, e intentó besarla en el cuello.
"Se acercó esta persona totalmente alcoholizada, no sé si drogado (...). Hasta después que veo los videos no me doy cuenta de lo que realmente ocurrió", reconoció el miércoles la presidenta.
Después de tocarla, un guardia presidencial lo apartó, mientras que ella, un tanto confundida, incluso se tomó una foto con su agresor.
La Presidencia confirmó a la AFP que Sheinbaum denunció al individuo por "acoso", un delito tipificado en la capital y en una veintena de estados mexicanos que contempla aproximaciones obscenas, tocamientos, así como miradas y comentarios irrespetuosos, que atentan contra la dignidad y causan sufrimiento psicoemocional a las víctimas.
Esta figura legal representa una alternativa para castigar a los atacantes y evitar que sean absueltos alegando que no existe una agresión sexual, al no haber intención de cópula o penetración.
"Mi reflexión es: si no presento una denuncia, ¿en qué condición se quedan las otras mujeres mexicanas? Si esto le hacen a la presidenta, ¿qué va a pasar con todas las mujeres en nuestro país?", agregó la mandataria.
Sin consecuencias
Para Verónica Cruz, de la organización feminista Las Libres, "esta es la realidad de la mayoría de las mujeres. Todos los días están viviendo esta situación de acoso, de hostigamiento".
"El problema es lo simbólico de que haya sido hasta a la presidenta de la República", dijo a la AFP.
Este agresor "es el símbolo de los hombres que acosan en las calles, que creen que pueden tocar los cuerpos de las mujeres sin ninguna reprimenda, sin ninguna sanción, sin ninguna consecuencia", añadió, y subrayó que la mayoría de las víctimas se sienten indefensas tras la agresión sin saber cómo o dónde denunciar, o con el temor o la vergüenza de ser revictimizadas.
La denuncia de la mandataria fue presentada ante la fiscalía de Ciudad de México, uno de los distritos del país que persigue penalmente el acoso sexual.
Sheinbaum aseguró además que buscará impulsar que los 32 estados que conforman México penalicen este tipo de conductas.
"Cerca de la gente"
Además de provocar condenas en círculos políticos y entre organizaciones feministas, que exigen poner un alto a décadas de abusos, la agresión puso en evidencia el riesgo que corre la mandataria por defender una gran cercanía con los ciudadanos, a los que en todos sus actos públicos se les permite aproximarse para abrazarla, besarla y hacerse selfis.
"Es una estrategia de contacto político que sí va en detrimento de su seguridad", dijo a la AFP el analista de seguridad David Saucedo.
El perímetro de escoltas más cercano a la mandataria "debería revisar que las personas que se acerquen a la presidenta no estén en estado inconveniente, no estén armadas", agregó.
Pese a la preocupación, la mandataria descartó reforzar su seguridad. "Si no hay ningún riesgo contra nosotros, vamos a seguir como hasta ahora, tenemos que estar cerca de la gente", afirmó.
En México existe una percepción negativa de los funcionarios que utilizan vehículos blindados y guardaespaldas, considerados símbolo de prepotencia de las élites.
Sin embargo, para el exfiscal antidrogas Samuel González este incidente manda un mensaje a criminales y adversarios del gobierno de que la jefa de Estado es "vulnerable". "Es muy preocupante", dijo a la AFP.
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(FIN) AFP/CCH
Publicado: 5/11/2025