En 1971, hace 53 años, el Perú todavía no se recuperaba de las graves heridas causadas por el devastador terremoto del 31 de mayo de 1970. Una de las peores tragedias que vivió nuestro país y que dejó 70,000 muertos, cientos de miles de heridos y cuantiosos daños materiales. En medio de este panorama desolador se presentó el resultado de una investigación que estaba vinculado con la entrañable papa peruana.
Egúsquiza indicó que la papa Yungay tiene 53 años de vigencia en la agricultura peruana, y en este tiempo ha contribuido en la generación de empleo, ingreso económico y en la alimentación. Además, especialmente en el sector de
productores de papa de la sierra del Perú, y en general, en la cadena de distribución, procesamiento y consumo de la población nacional que aprecia sus
bondades culinarias y nutricionales.
Sostuvo que Yungay es el resultado de trabajos de mejoramiento genético a cargo del ingeniero Carlos Ochoa Nieves (QEPD) y sus colaboradores, quienes realizaron estudios en hibridación, evaluación y selección de progenies. Además, continuadas con numerosas pruebas agronómicas en campo con la colaboración participativa de agricultores. En 1971, a uno de los híbridos destacados, identificado como KB-103, se asignó el nombre de Yungay en memoria a las víctimas y al Pueblo de Yungay, lamentablemente afectados por el terremoto y aluvión del 31 de mayo de 1970.
Rolando Egúsquiza, especialista en raíces y tuberosas, presentó una tarjeta que conserva, la cual contiene la primera descripción de la genealogía o de los progenitores de Yungay, escrita del puño y letra del ingeniero Ochoa y evidencia de que en Perú se iniciaba el uso de variedades europeas como progenitores en las hibridaciones con variedades nativas de nuestro país. En los años posteriores, los estudios de herencia de la papa demostraron que esta clase de cruzamientos producen un alto impacto en el vigor híbrido.
Informó que desde que se iniciaron las multiplicaciones en campo de agricultores con la variedad Yungay, se conocía sus características de largo periodo vegetativo. Esta variedad produce después de 6 o 7 meses desde su siembra. Además, la planta produce estolones largos (los estolones son tallos subterráneos en cuyo extremo se produce el tubérculo de
papa).
“Estas dos características determinaron que las autoridades del gobierno de los años 1970 rechazaran la producción de semillas de la variedad Yungay, porque privilegiaban la distribución de otras variedades de corto periodo de producción, que producían en 4 o 5 meses. Una de ellas se llamaba ‘Revolución’, aludiendo al gobierno de ese periodo. Asimismo, se consideraba que la característica de estolones largos, determinaba que estos pudieran escapar del suelo y convertirse en ramas o tallos aéreos, perdiéndose, de esta manera, la posibilidad que este estolón pudiera producir un tubérculo”, sostuvo el investigador molinero.
La papa Yungay es de cáscara color rosada y pulpa color blanca. Según los investigadores, esta variedad destaca por su alto contenido de vitamina B1, B3, hierro, magnesio, cobre y zinc; Gracias a su alto contenido de vitamina C ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Variedad de mayor producción
Sin embargo, según el profesor Egúsquiza, se observaba que la variedad Yungay siempre producía un mayor número de tubérculos en comparación con las plantas preferidas por el gobierno de ese entonces. “Produce ente 15 a 30 tubérculos por planta que es un número grande. Los estudios posteriores mostraron que por la naturaleza del largo periodo vegetativo, los estolones que se ‘escapan del suelo’, son capaces de ramificar y producir estolones laterales, donde además se producen nuevos tubérculos; es decir, no era correcto afirmar que se perdería producción por el escape de los estolones”, argumentó.
Explicó que la papa Yungay, al igual que otras variedades tardías, siempre producen un mayor número de tubérculos por planta y, aun así, son muy bien aceptadas por los agricultores que las producen. “Como es una necesidad, se continuaron diversos experimentos con esta variedad para comprender y conocer sus características de crecimiento, desarrollo, producción, requerimientos de nutrición, usos de abonos, fertilizantes, reacción a plagas y enfermedades, así como investigaciones de carácter fisiológico y bioquímico para la producción de sus semillas. Siempre estas investigaciones se realizaron en campos de diferentes regiones, acompañados de la colaboración y participación muy activa de agricultores de la costa y la sierra de nuestro país”, refirió.
El científico detalló los testimonios de varios investigadores de las Estaciones Experimentales del Perú, quienes resaltan las bondades de la papa Yungay, por su alta productividad, rendimiento, tolerancia a sequía, capacidad de recuperación después de la incidencia de heladas, sequía, granizadas y tolerancia a patógenos del suelo.
Los especialistas mencionaron expresiones de agricultores que catalogan a Yungay, como una variedad “chola”, que “responde al trabajo del agricultor”, que “produce hasta romper el suelo” y contribuye a la soberanía alimentaria de la agricultura familiar. “La papa chola, soporta diversas adversidades, y es fiel al lado del productor”, detalló.
Valor y retorno económico con ayuda de la ciencia
Por su parte, Willy Pradel, científico del Centro internacional de la Papa (CIP) y sus coautores, mostraron en el último Congreso Mundial de la Papa, realizado en el 2018 en Cusco, resultados de sus investigaciones sobre el nivel de adopción e impacto de las variedades en 83 distritos de 44 provincias de 11 regiones del Perú. Ellos señalaron que Yungay es la variedad de mayor adopción por parte de los agricultores y que cubre el 22 % (60,000 hectáreas) del área total de la producción de papa en el Perú.
Egúsquiza estimó que “…las 60,000 hectáreas, con un rendimiento promedio de 15 t/ha produciría un total de 900,000 toneladas al año; de esta cifra, unas 300,000 toneladas quedan para el autoconsumo de las familias de productores y las otras 600,000 toneladas se destinan a la venta con un precio promedio de 500 soles por tonelada. Haciendo los cálculos, nos daría una cifra de 300 millones de soles anuales, que se generan y distribuyen en el sector papero por el cultivo y producción de Yungay”.
Por último, manifestó que esos 300 millones de soles anuales son generados como uno de los resultados de la investigación científica que realiza la UNALM y, en el presente, este ingreso monetario que genera solamente la variedad Yungay, equivale al doble del presupuesto total anual que asigna el Tesoro Público a nuestra universidad. “De esta manera, por cada sol que el Estado ha invertido en la investigación de nuestro país, se produce un mayor retorno económico”, finalizó.