Por José Vadillo Vila, enviado especial“¿De qué material está hecho?, ¿es cerámico?”, preguntó el rey de España, Felipe VI, intrigado por la singular belleza de la “Calavera”, negra y brillante, que miraba la nada y llevaba sobre el cráneo una empuñadura que combinaba el culatín y el pistolete de una metralleta con la parte superior de un cerámico Moche; una propuesta del artista trujillano Fernando Gutiérrez, “Huanchaco”.
–Es resina –le liberó de la duda Jorge Villacorta, el curador del stand institucional del Estado Peruano en el ARCOmadrid, y quien este mediodía fue el guía durante la breve visita que hizo el rey de España, Felipe VI, junto al presidente del Perú, Martín Vizcarra.
Cuatro capas de luz
Dentro de la maloca coexisten cuatro “capas de luz”. Cada una aborda un tema cultural distinto. Con la obra de “Huanchaco”, justamente, se aborda de luz el tema de la violencia, “que todavía está en nuestro territorio”, recuerda Villacorta. Lleva un epígrafe de un poema de Blanca Varela (¿a quién ofrecen la cabeza del hombre?), para explicar el tema del arraigo-desarraigo.
Una cita en quechua y castellano de 1962, de José María Arguedas, sobre un migrante que solo se apoya en su sangre y su canto para poblar los cerros de Comas. También hay un chaleco de danzante varón de Junín, que sirven para referirse a los distintos desplazamientos que se dan dentro del territorio peruano.
Una tercera capa de luz alumbra unas líneas de un poema de Mirko Lauer y la escultura de Jorge Piqueras: un círculo de granito jaspeado sostenido sobre un cono. Y dentro del círculo un hombre esforzándose en seguir trepando hasta alcanzar la cima. Dice Villacorta: “Lo frágil que es para el hombre conseguir la libertad, pero al mismo tiempo la tenacidad de conquistarla y mantenerla”.
¡Qué raro! Villacorta señala la última de las cuatro paredes: lo que rompe los esquemas viene del mundo precolombino. “Cuando enfrentamos lo diferente, nuestros esquemas se rompen”, explica el curador. Se trata de una pieza de la cultura Nasca (también presente en la exposición en Espacio Fundación Telefónica de Madrid), una botella escalonada de una escena de combate y degollación. El texto que le acompaña pertenece a la poeta Dalmacia Ruiz Rosas, fundadora del Movimiento Kloaca.
Más que una maloca
Villacorta explica que si bien se le ha hecho conocido como “la maloca”, en realidad hay tres conceptos superpuestos en el stand institucional del Perú: una es la maloca o vivienda amazónica (un concepto que hizo muy popular el proyecto del stand, la exministra de Cultura, Patricia Balbuena).
Pero hay dos columnas interiores, que sirven para reproducir imágenes, y que hacen referencia al templo cusqueño de Racchi, en la provincia de Canchis, cuyos muros gruesos obligan al visitante un recorrido casi serpenteante. Y también, por la forma de amarrado y el material del techo, el tercer concepto que lleva el espacio será reconocible para los viajeros limeños del final de la noche: una carpa donde se vende caldo de gallina. Aquí, a falta de caldos para levantar los ánimos, se obsequian pins del Perú y bolsas decoradas con el arte peruano actual.
Villacorta generó a pedido del Mincul un pabellón institucional “que tratara sobre la visualidad contemporánea y como está conformada por las visualidades distintas en el territorio nacional a través del tiempo. El cómo la visualidad contemporánea del Perú es heredera de 5,000 años de cultura”.
Perú en imágenes
La maloca en ARCOmadrid propone mirar de manera distinta nuestra visualidad contemporánea, elaborada a partir de una serie de estratos o sedimentos. “Lo que hace la exposición a través del video es abrir todos esos elementos y ponerlos en simultáneo”, explica Villacorta.
Sobre los muros que aluden a Racchi, se pueden ver imágenes con detalles de las vigas de la iglesia de Andahuaylillas en Cusco, en otra superficie se suceden imágenes del Edificio Wilson, construido en los cuarenta por el arquitecto Enrique Seoane, y en cuya parte superior sus arabescos están inspirados en las figuras de las culturas precolombinas costeñas; una iglesia limeña, las playas de la Herradura, las líneas de Nazca.
Música es
Pero lo que presenta la maloca del Perú en ARCOmadrid, la feria de arte contemporáneo más importante de Iberoamérica, no es solo visual sino también lleno de música incidental, elaborada por artistas peruanos “que usan instrumentos electrónicos y acústicos”, secuencias, guitarras eléctricas, que nos llevan a una mirada de costa, sierra y selva, desde la contemporaneidad sonora.
“Son piezas que se basan en ritmos tradicionales, en algunos casos, y que por otro lado, juegan con las texturas sonoras de nuestra música”, dice Villacorta.
Son siete piezas musicales creadas por músicos como Edgar Valcárcel, integrante de la Generación del 50, presente con la pieza “Zampoña sónica”, luego hay músicos nacidos en los setenta como Jaime Oliver; Raúl Gómez (“Raúl Jardín”); Federico Tarazona; luego Collantes con la pieza con aires de festejo, “Come gato”, y dos piezas de Tomás Tello.
(FIN) JVV
Publicado: 28/2/2019