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La danza: la manifestación emblemática de la Festividad de la Virgen de la Candelaria

La danza es la manifestación más emblemática de la Festividad de la Virgen de la Candelaria de Puno. ANDINA/Carlos Lezama

La danza es la manifestación más emblemática de la Festividad de la Virgen de la Candelaria de Puno. ANDINA/Carlos Lezama

10:29 | Lima, feb. 10.

La Festividad de la Virgen de la Candelaria es una de las mayores manifestaciones de sincretismo religioso que vincula la fe católica y el ancestral misticismo andino. Es la fiesta más grande y fastuosa del folclor peruano donde la danza tiene un rol protagónico.

La danza no solo es sinónimo de celebración es también, siguiendo la tradición andina, una forma de veneración a la madre de Cristo desde hace varios siglos. En el especial: Devoción, fiesta e identidad. Por la Mamita Candelaria, se desarrolla el tema de la importancia de la danza en la fiesta que se celebra en Puno.


La danza es una de las manifestaciones más emblemáticas de la cultura altiplánica y una forma de expresión de los puneños. Por ende, un ingrediente gravitante en la tradicional Festividad de la Virgen de la Candelaria.

Desde la perspectiva del Ministerio de Cultura se “valora mucho la parte autóctona, por ser lo más auténtico y original de la festividad; sin embargo, se reconoce la vistosidad del concurso de danzas con trajes de luces, que atrae a miles”.

Según la Federación Regional de Folclore y Cultura de Puno, este año participan 198 conjuntos, de los cuales 112 son de danzas autóctonas, provenientes en su mayoría del interior de Puno. Estas se presentaron el 3 de febrero en el estadio monumental Enrique Torres Belón y lo hicieron en series: danzas carnavalescas, danzas agrícolas, danzas pastoriles y sicuris.

Los otros 86 conjuntos interpretarán danzas con trajes de luces (mestizas), en el mismo escenario hoy lunes 10 de febrero.


También lo harán por series: kullahuadas, kallahuayas, llameradas y doctorcitos; wacas wacas, tinkus y tobas; sicuris; caporales y tuntunas; reyes morenos y reyes caporales; diabladas y morenadas.

Conozcamos algunas de estas hermosas danzas:

Ayarachi de Paratía


Declarada Patrimonio Cultural de la Nación en octubre del 2004. Esta danza es originaria del distrito de Paratía, provincia de Lampa. La palabra ayarachi deriva de la raíz quechua 'aya', que se vincula con la muerte. El origen de la danza se remonta al período de la conquista española.

La música y la danza quechua se originaron en las alturas de Paratía; la ejecución de la melodía solemne es con zampoñas o sicus, accionados con la mano izquierda y con la derecha percutan bombos medianos. Según referencias, acompañaban el sepelio de grandes señores en el incario.

Los músicos danzarines visten sombrero de lana de alpaca u oveja prensada y adornado con cintas trenzadas e hilos multicolores de lana. Está rodeado de plumas de suri, cóndor y otras aves.

Debajo llevan un chullo con figuras geométricas; una chamarra de tela cubre la espalda a manera de una capa triangular. El pantalón es de bayeta y tiene una abertura triangular en su extremo inferior.

Además, lucen una faja tejida con hilos polícromos de lana; bolsas tejidas con hilos de lana de colores cruzan el torso y calzan una especie de babuchas de cuero con lana por dentro. Los músicos son acompañados por mujeres.

Danzantes de Ayarachi


Declaradas Patrimonio Cultural de la Nación en octubre del 2014, las danzas Saraquenas y novenantes de Santiago de Pupuja se bailan en el distrito de Santiago de Pupuja, provincia de Azángaro.

Se bailan el 14, 15 y 16 de setiembre en la fiesta del Señor de Exaltación, imagen muy venerada que también es conocida como el Dios de las Alturas.

Son danzas vinculadas al respeto y la devoción del hombre por la naturaleza; combinan elementos de la fe cristiana con elementos de la devoción ancestral andina.

Si bien estas danzas tienen algunas diferencias en cuanto a su vestuario, el ritmo, la música y los cantos comparten una misma historia sobre su origen, así como similar significado para sus portadores. Ambas se bailan en la misma fiesta.

Los pobladores de la zona norte de Santiago de Pupuja suelen bailar novenantes y los que viven en el sur, saraquenas.

Música y danza chacareros-lawakumus de Ácora


Declaradas Patrimonio Cultural de la Nación en abril del 2016, se bailan en los distritos de Ácora y Platería, en la provincia de Puno.

Lawakumus es una danza tradicional campesina de las comunidades aimaras de la zona sur del lago Titicaca, generalmente de la época de carnavales. Es ejecutada con ocasión del chokekato, ceremonia de extracción de las primeras papas de una mata principal.

Participan varias decenas de hombres y mujeres, que recorren los campos de cultivo de la papa (aynoka), ataviados con los trajes de fiesta de la comunidad. Los varones bailan con la música que ejecutan al mismo tiempo en los lawakumus. Las damas danzan y cantan en aimara.

Además, hay tres o más hombres, generalmente adolescentes, que tocan varios instrumentos de percusión: una o dos tarolas y uno o varios bombos. En décadas pasadas se empleaban instrumentos de percusión típicamente andinos, como la tinya y wankara. Algunos grupos utilizan también un pututo, aerófono andino hecho de cuero de toro.

Lawakumu viene de dos voces aimaras: 'lawa' (palo) y 'qumu' (arqueado), en referencia a la forma arqueada del instrumento construido del tronco de la cantuta, un arbusto andino que crece en las partes bajas del altiplano.

Hasta hace unas décadas, la danza se conocía con el nombre del instrumento musical: lawakumu. El nombre chacarero alude al agricultor o trabajador del campo de cultivo.

Música y danza q’arapulis o quena-quenas


Declaradas Patrimonio Cultural de la Nación en mayo del 2017, se bailan en diversas localidades de la provincia de Chucuito.

La danza q’arapulis o quena-quena es una expresión tradicional, que se ejecuta en Juli cada 14 de setiembre durante la festividad de la Exaltación de la Cruz, también conocida como Orqu Phista o Fiesta de Varones en aimara. Uno de los cuatro alferados se encarga de la presentación de la comparsa.

El término q’arapulis resultaría de la composición de las palabras aimaras 'kara' y 'pula', donde q’ara o kara significa pelado y pula, racimo o espiga de quinua.

La comparsa de q’arapulis está integrada por unas veinte parejas. Los varones también fungen de músicos y son conocidos como quenachos, pues tocan una especie de quena larga hecha de caña o palo de cantuta que tiene seis orificios en la parte superior y uno en la parte inferior. Uno de los danzantes toca el bombo y el silbato.

Los quenachos portan un chullo rojo y un sombrero negro; una camisa de bayeta blanca llamada almilla, cubierta con una coraza rígida o q’awa, y un pañolón de colores diversos.

La q’awa es el elemento más representativo de la danza, pues presenta la piel del tigrillo o de jaguar que habría sido obtenida por el trueque entre aimaras y pobladores amazónicos. La danza estaría vinculada a la representación de los cazadores yungas o del felino salvaje, conocido por los pobladores como titi phisi.

Los danzantes también se colocan una faja o wak’a, que sirve para sujetar el pantalón de bayeta azul, violeta o verde y que muestra la particularidad de tener una abertura en los tobillos de donde surge una tela blanca. Además, llevan una pequeña bolsa multicolor con diferentes diseños, que sirve para guardar coca y aguardiente.

Las mujeres lucen un sombrero aimara negro, una chaqueta azul bordada con diferentes diseños y con flecos en la parte inferior, dos mantas llamadas phuku, que cubren los hombros y el busto, y entre dos y doce faldas o polleras de diferentes colores que, según los pobladores, simbolizan las flores de oca, papa y habas, productos propios de la región.

En la mano izquierda portan un muñeco del personaje conocido como kusillo y en la mano derecha, una quena.

La danza también cuenta con la participación activa de dos personajes: los kusillos y un yungueño. El kusillo tiene el papel de bufón, acompañante en varias manifestaciones. El segundo representa al poblador de los valles cálidos o yungas y forma parte de los elementos de grupos culturales foráneos que fueron asimilados y representados por la población de Juli.

Morenada


Conocida como danza de los morenos, representa un remedo de los conjuntos de negros esclavizados que fueron traídos al Perú para trabajar en valles y tierras de la costa.

Danza mestiza y mesodanza altiplánica, de conocimiento dancístico elaborado, con instrumento de viento metálico y percusión, movimientos simples, colectivo.

De género religioso, devocional cristiano y satírico. Se escenifica en las calles o teatros. Los personajes están ataviados con trajes de luces que son una especie de coraza circular, con adornos en pedrería y hombreras gigantes.

En la versión tipo actual los principales personajes son el arcángel Miguel, Lucifer, cholitas aimaras, chinas diablas, entre otros.

La morenada graba su representación en las máscaras, en las que se destacan los labios abultados grotescamente y que dan fisonomía especial al negro africano. Los danzarines llevan una matraca.

De la morenada surgieron otras variantes, caso del Rey Moreno y el Rey Capora. En estos últimos años, por el número de conjuntos, la morenada y sus variantes se constituyen en una de las danzas de mayor predilección en la Festividad de la Virgen de la Candelaria.

Diablada


Danza de expresión ritual, elástica por sus movimientos, y el diablo simboliza al causante de las calamidades del hombre del altiplano.

Dirigidos por el bien, que se identifica en el “ángel”, están ataviados con trajes blancos elegantes. Estos comandan a una tropa de diablos, a los que ha sometido. Los danzarines destacan con extravagantes caretas de diablos.

Es una danza mestiza que exhibe los elementos de la religiosidad autóctona y cristiana, representando la lucha entre el bien y el mal.

Los diablos forman hileras y van dando saltos y piruetas en su recorrido. Sobre camisas blancas portan pecheras y pañolones, un fajín adornado con piedras y un pañolón ceñido que permite apreciar la figura recia del danzarín.

Las mujeres llevan blusas de seda y una pollera corta con botines. En la cabeza portan una corona, que les brinda apariencia de reinas; además, un antifaz les cubre el rostro.

También integran esta danza los caporales, que visten capas al estilo murciélago y botas de colores. Todo el vestuario simula lujo. La comparsa en pleno danza al compás de la banda de músicos que los acompaña.

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(FIN) JOT/MAO

Publicado: 10/2/2020