Los waris fueron la primera sociedad andina en desarrollar un sistema de gobierno sin precedentes en términos de magnitud e impacto, convirtiéndose en el primer imperio andino del Perú y podrían ser llamados los “abuelos de los incas”.
Así lo sostiene el arqueólogo José Ochatoma Paravicino, autor junto con su colega y esposa Martha Cabrera Romero, del libro “Wari: precursores de los imperios andinos”, publicado en 2023 por el Fondo Editorial de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga.
En entrevista con la Agencia de Noticias Andina, el arqueólogo Ochatoma destaca que el libro surgió de la necesidad y la petición de muchos investigadores, estudiantes y guías de turismo de ofrecer una sistematización de los resultados obtenidos durante la última década de estudios en el Complejo Arqueológico de Wari.
“Aunque se han divulgado artículos en revistas especializadas y se presentaron diversos eventos académicos, existía la necesidad de proporcionar información de divulgación general respaldada por fotografías para actualizar el conocimiento sobre este primer imperio andino, que sirvió como base para la formación de estados complejos posteriores. Sin esta experiencia previa, la formación del Imperio inca —cuyos orígenes parecen haberse basado en el conocimiento de instituciones políticas y sociales de un imperio anterior, los waris— quizá no hubiera sido posible. Por lo tanto, el título del libro hace referencia a los waris como los precursores de los imperios andinos”, sostiene.
Señala que la amplia y novedosa información que se presenta en el libro es el resultado de casi una década de investigaciones que comenzó en noviembre de 2011 y se extendió hasta 2022, financiada con los recursos del Fondo de Desarrollo Socioeconómico de Camisea (Focam) a través de la Oficina General de Investigación e Innovación Tecnológica.
“Después, se continuó con el respaldo financiero del Gobierno Regional de Ayacucho mediante la Dirección de Comercio Exterior y Turismo; con el apoyo decisivo del Lic. Juan Carlos Arango Claudio, a quien expresamos nuestro agradecimiento”, afirma.
Finalmente, a través del proyecto Investigación y uso social de las áreas ceremoniales en forma de letra “D” del Complejo Arqueológico de Wari, aprobado en agosto de 2018, se continuó con las investigaciones, con un aporte financiero significativo de los recursos del Focam. “Esto ha hecho posible develar nuevos templos ceremoniales que ahora se presentan junto a otras de manera amplia y sistematizada”, asevera.
Wari sí fue un imperio
Los casi diez años de investigación en el sitio arqueológico Wari permiten al investigador José Ochatoma afirmar con mayores argumentos que Wari fue un imperio.
“Había todavía ciertos cuestionamientos que dudaban del carácter imperial de Wari. Hemos encontrado en el sitio arqueológico Wari un conjunto de evidencias como cultura material procedente de diferentes lugares del Perú, como cerámica Lambayeque, otra procedente de Cusco, probablemente de la Amazonía, y de la cultura Maranga de Lima, que conforman ofrendas”, manifiesta.
Otro de los aspectos resaltados por Ochatoma es que en la iconografía de la cerámica Wari aparece con total nitidez y claridad la presencia de una diversidad de representaciones de guerreros con armas y escudos, así como representaciones de prisioneros de guerra.
“Hay una vasija, en especial, un cántaro caragollete, encontrado en el Templo Mayor, en el que hay una representación de un individuo que está llevando a otro ricamente ataviado y con una soga al cuello. Hemos identificado que uno de estos personajes es un guerrero Wari que hemos encontrado en las urnas de Conchopata. Y el otro personaje que avanza con la soga al cuello es un personaje de Huarmey, identificado en otras investigaciones arqueológicas. Esto nos muestra que este personaje fue capturado por el ejército Wari y llevado a la ciudad capital del imperio, lo cual es narrado en la vasija”, indica.
Ochatoma afirma que el imperio Wari no pudo haberse materializado sin la presencia y actuación de un ejército organizado. “Estamos totalmente convencidos de que sí hubo un ejército organizado y con probables órdenes militares. Hemos encontrado representaciones de guerreros con elementos distintivos como halcones en el hombro, cascos con formas de cabeza de felino, uncus o túnicas con trajes moteados que aluden al jaguar. Hay otros guerreros que sostienen armas y tienen cabezas decapitadas o cabezas trofeo que cuelgan de sus cuellos. Hay otras vasijas donde se representan guerreros con uncus donde hay representaciones de cabezas cercenadas, así como brazos y piernas seccionados”, comenta.
Agrega que para saber un poco más sobre los sacrificios humanos que probablemente se hacían en Wari, se encontró en una de las ofrendas funerarias descubiertas en el templo de Vegachayuq Moqo, una cabeza trofeo que estaba en un vaso enterrado y una vasija pequeña que tiene la representación de una tráquea con unos pulmones y el corazón, perfectamente representados. “Esto nos ha llevado por comparación a identificar también la iconografía Wari, porque hay también unas deidades mitológicas que son aves que están comiendo la tráquea y el corazón. Por analogía, hemos deducido que se trata de sacrificios humanos en los que se extraían las partes blandas como el corazón para ofrecerlas a las deidades. Ello está representado simbólicamente en la iconografía”, expresa.
Cultura Huarpa, antecesora de Wari
El arqueólogo subraya que se ha encontrado en la misma Ciudad Wari un asentamiento de la sociedad Huarpa, que son los antecesores de los Wari. “Se decía que la probable capital de los Huarpa estaba en las localidades ayacuchanas de Puquio o en Huanta. Sin embargo, a partir de los trabajos de investigación que hemos realizado, nosotros estamos proponiendo que la capital de los Huarpa estuvo en el mismo sitio donde se construyó la Ciudad Wari”, puntualiza.
Argumenta que esa afirmación responde a que debajo de las excavaciones hechas en la Ciudad Wari se observa una consistente presencia de evidencias y edificaciones arquitectónicas que corresponden a la época Huarpa (que abarcó desde el año 200 a. C. hasta 550 d. C), que fueron cubiertos y luego se construyeron encima nuevas edificaciones que corresponden a Wari. “Hay un desarrollo continuo progresivo, cada vez más complejo, de esta forma de la organización Huarpa hacia niveles de organización más complejo”, asevera.
Precisiones sobre el origen de la sociedad Wari
Ochatoma Paravicino señala que otra conclusión del estudio hecho hasta ahora sobre la sociedad Wari es la precisión sobre su origen. “Se decía que era resultado de la influencia simultánea de las culturas Nasca y Tiahuanaco. Lo que hemos podido demostrar es que, si bien es cierto que hubo procesos de interacción con ambas culturas, estas no fueron simultáneas”, acota.
Explica que hay una tradición larga todavía desde el periodo Formativo Superior que vincula a Ayacucho en un proceso de interacción con la cultura Paracas, que se va a intensificar durante el periodo Intermedio Temprano o de los Desarrollos Regionales de culturas como Moche, Nasca y Huarpa.
“En esa época ocurre un proceso de intensificación de contacto y vínculo con la cultura Nasca. No hay presencia todavía de Tiahuanaco, que llega en un segundo momento. Creo que con la primera influencia de los Nasca se produce la revolución urbana en Ayacucho, porque en Cahuachi, sitio arqueológico Nasca, se tiene el germen del urbanismo, la policromía de la cerámica, allí aparecen las cabezas decapitadas y hay un conjunto de elementos que los Wari van a tomar. Parece ser que entonces se consolida el Estado como una forma organización social, y ya con la presencia de Tiahuanaco esta va a llegar a su máxima expansión y se va convertir en un Estado complejo, en un imperio. Cuando se produce, en un segundo momento, la presencia de Tiahuanaco acá en la zona, recién empiezan a aparecer estas representaciones iconográficas que están plasmadas en la Portada del Sol con la deidad de los báculos. No aparecen en las primeras etapas del surgimiento y desarrollo de Wari. Entonces, son dos momentos diferentes y no simultáneos, según lo que hemos podido determinar”, enfatiza.
Los Wari son los “abuelos” los incas
Ochatoma comparte la tesis del arqueólogo Luis Guillermo Lumbreras (1936-2023) sobre la conexión entre las culturas Wari e Inca. “Por eso el libro lleva el título de ‘Wari: precursores de los imperios andinos’, porque aquí en Ayacucho surgió la base de esa forma de organización compleja del Estado. Aquí es donde surgen todas esas experiencias que, posteriormente, los incas van a desarrollar. Para ser un poco claro, los Wari fueron los ‘abuelos’ de los incas”, sostiene.
Afirma que eso puede demostrarse en la arquitectura. “Hay formas trapezoidales, hay dobles jambas en la arquitectura Wari. El sistema tipo ‘cancha’ que se desarrolla en las urbes de Cusco está muy relacionado con el patrón llamado ‘ortogonal celular’ en los Wari, que son grandes espacios cuadrangulares con un conjunto de recintos al interior y un patio grande al centro. Es un diseño que tiene sus orígenes en Wari”, explica.
También destaca la existencia del sistema vial andino precursor del Qhapaq Ñan inca llamado Wari Ñan, que conecta la capital situada en Ayacucho con centros administrativos ubicados a lo largo de los territorios donde se expandieron los Wari, como Cajamarca por el norte y Moquegua por el sur.
“Nosotros hemos podido observar que en el sitio arqueológico de Conchopata, cuando hicimos excavaciones y encontramos urnas que habían sido rotas intencionalmente, hemos encontrado también representaciones de caras escultóricas que corresponden a cántaros grandes. Pero, la particularidad es que algunas de estas representaciones tenían orejeras y ello alude a la presencia de los ‘orejones’ del Cusco”, detalla.
Agrega que en algunos centros administrativos Wari ubicados en la costa se ha encontrado quipus, lo que revela que los Wari conocían este sistema contable utilizado por los incas, pero falta determinar cuál era la función que le daban.
“Otro elemento que vimos, aunque fue un aporte del doctor Luis Lumbreras, es que cuando se analizó las fotos aéreas de la Ciudad Wari se encontró en dos sectores considerados las áreas palaciegas, una especie de representaciones de cabeza de halcón y de felino en los sectores de Robles Moqo y Ushpa Qoto. Parece ser que Wari era una ciudad sagrada y como parte de su trazo urbano estaba construida con forma de estas representaciones de deidades que tenían los Wari. Y no hay que olvidar del trazo urbano de la ciudad de Cusco que alude al puma y al halcón en Vilcashuamán. Estas serían otras conexiones que vinculan a Wari con el origen de los incas”, menciona.
El investigador añade que en Conchopata se encontraron unas urnas rotas en las que se aprecia la representación de cuatro guerreros que navegan en balsas. “La historiadora María Rostworowski vio esto e hizo un comentario sobre la conexión entre los mitos de origen de los Wari, representados por estos guerreros en balsas, y el origen de los incas con la salida de sus fundadores Manco Cápac y Mama Ocllo del lago Titicaca. Ello teniendo en cuenta que en Ayacucho no hay ríos ni lagos navegables ni se conocen las balsas”, refiere.
“Entonces, es probable que este mito sobre el origen de los Wari pudo haber sido tomado por los incas para ser recreado a fin de explicar su origen. Esto se maneja todavía como hipótesis de trabajo”, precisa.
En todo caso, asegura que es evidente que los incas construyeron su imperio en el conocimiento de instituciones políticas de un imperio anterior.
Resultados de nuevos hallazgos arqueológicos
José Ochatoma destaca que en el libro se presentan los resultados de los diez últimos años de investigación en cinco sectores de la Ciudad Wari, principalmente en la ‘zona sagrada’.
“Lo más resaltante de ello es el hallazgo de un gran mausoleo que fue encontrado por mi colega y esposa Martha Cabrera, con quien hemos publicado el libro y trabajado todo este tiempo. Se trata de una edificación con piedras finamente talladas que fue construido 700 años antes que los incas. Allí se aprecia la fineza en el tallado de la piedra y ello nos demuestra que hubo una mampostería fina y un dominio en el tallado de las piedras para la construcción de los mausoleos y arquitectura funeraria”, remarca.
Añade que muy cerca de la zona funeraria se descubrieron galerías subterráneas de forma trapezoidal con unas fosas de unos tres metros de profundidad que estaban cubiertos con una tapa de piedras circulares con un orificio central donde probablemente estaban las momias de sus ancestros.
Abandono violento de Ciudad Wari
“Lamentablemente, no se ha podido encontrar una tumba intacta durante todas las temporadas que hemos realizado, debido a que hay evidencias de que hubo un proceso de abandono violento de la Ciudad Wari”, afirma Ochatoma Paravicino.
Explica que esta sociedad colapsó violentamente al parecer por un levantamiento de los lugares conquistados y anexados por los Wari, aprovechando una crisis interna de organización o cambios climáticos como el fenómeno El Niño que acontece periódicamente en el Perú, y que hayan podido debilitar la estructura de organización de los Wari.
“Es un largo periodo de dominio Wari que se prolongó durante 300 a 350 años. Lo que nosotros estamos encontrando es que no existe hasta el momento una tumba intacta. Está la arquitectura fina que nosotros estamos proponiendo que se trata de mausoleos de algunos de los gobernantes que está a aproximadamente diez metros de profundidad y estaba cubierto por un gran relleno intencional. Por eso es que, en relación con esto, estamos proponiendo que probablemente en las épocas muy críticas hayan extraído los entierros de estos personajes para llevarlos en resguardo a otro lugar. Si comparamos a estos entierros con los que tenían los incas, los gobernantes una vez que fallecían eran considerados una divinidad y por ello había que protegerlos. Hacemos esta propuesta porque este mausoleo tenía un relleno intencional y no hay muchas evidencias de haber sido saqueado, como si ocurre con otras tumbas y pisos de templos que presentan agujeros como si hubieran sido bombardeados”, manifiesta.
Ochatoma indica también que se han encontrado cinco edificaciones en forma de letra “D” que es el diseño característico del periodo Wari y que se han encontrado en otros lugares como Vilcabamba, Santa Rosa de Pucalá (Lambayeque) y Cerro del Oro (Nasca).
“Aquí en Ayacucho solo se conocía uno en Vegachayuq Moqo. Con estas excavaciones hemos revelado cinco más. Dos más de las mismas dimensiones con sus 18 nichos internos, pero la peculiaridad es que están asociados a diferentes tipos de materiales y parece ser que corresponden a una especie de grupos corporativos o especialistas que tenía cada templo”, afirma.
“Digo esto porque en una de estas áreas en ‘D’ se han encontrado exclusivamente plomada reconstrucción y al que estamos hipotéticamente llamando ‘templo de los constructores’. Hay otro templo donde se encontró una gran quema de lanzas hechas de chonta, con algunos granos de maíz, paja o algún elemento de madera que fue quemado pero que no llegaron a consumirse en su totalidad. A este espacio le hemos denominado el ‘templo de los guerreros’. Hay otro templo donde se encontró astas de venado que podría corresponder a los que tallaban o hacían puntas de proyectil, porque hay una gran cantidad de estos objetos”, sostiene.
Del mismo modo, refiere que hay una pequeña área en forma de letra “D” que parece ser un santuario especial de un gobernante o sacerdote, ubicada entre los sitios de Vegachayuq Moqo y Capillapata, que estaba totalmente enlucido y con presencia de pintura mural que no ha podido ser debelado en su totalidad.
“Con estos hallazgos arqueológicos se amplió la información y esto es importante para la comprensión y el debate sobre lo que sería la Ciudad Wari. No hay que olvidar que esta urbe tiene 600 hectáreas de núcleo urbano y que hasta ahora no se conoce más allá del 7 %. Gran parte de la ciudad está totalmente cubierta por vegetación arbustiva y en otros casos está enterrado. De modo que cuando se excava va a encontrar inmediatamente un conjunto de muros que corresponden a espacios arquitectónicos que falta investigar”, asevera.
Puesta en valor
El arqueólogo José Ochatoma remarca que es fundamental poner en valor el sitio arqueológico Wari porque va a constituir un elemento de reforzamiento de la identidad ayacuchana y peruana.
“Si se considera a Ayacucho como ‘cuna de la artesanía peruana’ es porque tiene sus raíces en Wari, donde estaban los mejores artesanos que no han sido superados en el ámbito textil, tallado de piedra, cerámica y otras manifestaciones. En Ayacucho tenemos actualmente a los descendientes de esos artesanos Wari. También es importante poner en valor porque va a generar empleo para mucha gente que vive en los alrededores del sitio arqueológico y que están en condición de extrema pobreza, a fin de que mejoren sus condiciones de vida. A ello hay que añadir un elemento más dinamizador como el turismo que va a contribuir a reactivar la economía de la región”, subraya.
En ese sentido, el investigador considera que el Estado y la empresa privada inviertan en la continuación de las investigaciones arqueológicas, así como la conservación, protección y puesta en valor de este patrimonio cultural de la nación.
“Ciudad Wari solo tiene una protección preventiva con la colocación de techos de calamina y no se ha hecho la conservación para habilitarla como parte del circuito turístico en Ayacucho. Si bien se han incrementado las visitas a Ayacucho, por ejemplo, en Semana Santa, estas se han dado en atractivos ya conocidos. Si se habilitara estos sectores con una inversión en conservación, preservación y puesta en uso social, incluyendo al turismo ecológico teniendo en cuenta que pueden exhibirse las plantas nativas que hay en esta zona, el sitio arqueológico sería otro lugar importante para la visita turística y con ello se podría extender el tiempo de visitas para admirar toda la riqueza que hay en esta gran ciudad que fue la capital del primer imperio andino”, concluye.
(FIN) LZD/MAO
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