El comandante Mario Casaretto La Torre tiene 61 años, 8 hijos y 6 nietos que estuvieron con el alma en vilo todo este tiempo. Durante su estadía en el Hospital Guillermo Almenara, el equipo multidisciplinario de profesionales de EsSalud que lo atendió cada día se convirtió en su segunda familia que logró salvar su vida y hoy lo despide al darle de alta tras vencer al coronavirus.
Casaretto La Torre llegó al Hospital Almenara con un serio compromiso pulmonar y, por ello, tuvo que ser sedado para proceder a la ventilación mecánica. No recuerda más de esos 44 días en UCI, pero cuando abrió los ojos después de casi mes y medio, tenía a médicos, enfermeras, intensivistas que peleaban contra el coronavirus y que levantaban su moral cada día. Había vuelto a nacer.
“Debido a la afectación que había sufrido en sus pulmones y su cuerpo durante este tiempo, tuvo que continuar en rehabilitación”, indicó la doctora Rosa Luz López jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos.
Luego, fue trasladado a otra área de hospitalización. “Hemos trabajado en forma conjunta con Cirugía Plástica para el manejo de la úlcera sacra grado III que tuvo el comandante”, manifestó la doctora Patricia Recuay, médico internista del Hospital Almenara, al señalar que también presentó infección urinaria.
“Me tocó vivir esta etapa porque es parte de mi lucha y de la fuerza que Dios me ha dado para poder salir adelante”, dijo emocionado el comandante Casaretto.
Asimismo, agradeció al personal de EsSalud señalando que "es una hazaña, un milagro que el personal profesional de EsSalud ha logrado y para todos es casi increíble que esté en proceso de rehabilitación". Asimismo, instó a la ciudadanía a seguir cuidándose y respetar las medidas de bioseguridad para evitar que más personas se contagien.
Durante su alta médica, Casaretto estuvo acompañado por la presidenta ejecutiva de EsSalud, Fiorella Molinelli, y las autoridades del Hospital Guillermo Almenara. En el hall principal se rindió homenaje a uno de los bomberos símbolo de nuestro país. La despedida reunió al personal médico, enfermeras, sus familiares y los hombres de rojo.
Aunque ha conversado con su familia por video llamadas, volver a abrazarla es lo que tanto anhelaba, así como regresar a su amada y entrañable compañía en la que pronto cumplirá 47 años de servicio.
Tanto es su amor por el cuerpo General de bomberos que el comandante nunca se separó de su radio. Cuenta que la ha encendido durante los días de recuperación para saber qué ocurre en las calles a las que ahora vuelve victorioso entre el ulular de sirenas de ambulancias y las bombas de agua que ya lo esperaban.
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(FIN) NDP/RRC