Por Valery Díaz VásquezIván Lobato Hoyos vivió en Comas, trabajó en una tienda de celulares y luchó para ingresar y graduarse como físico en la Universidad Nacional de Ingeniería. Salió del país para cursar una maestría y doctorado en la Universidad de Amberes, Bélgica, y hoy trabaja como investigador sénior en esa prestigiosa casa de estudios.
Iván es el penúltimo de ocho hermanos. Su infancia fue tranquila, se dedicó a jugar al fútbol en el barrio y a los estudios. Si bien, siempre sintió inclinación por las matemáticas, aún recuerda aquellas épocas en las que su hermano mayor lo “castigaba” haciéndole leer diccionarios o libros sobre ciencias naturales.
“Recuerdo que en uno de esos castigos llegó a mis manos un libro sobre la relatividad y, con ello, mi interés por la física”, nos cuenta entusiasmado al contarnos sobre ese primer acercamiento con la materia de sus amores y que literalmente le cambiaría totalmente la vida.
De la misma manera, evoca con nostalgia las buenas notas que obtenía en cursos como física, química y matemáticas. Y se emociona más aún cuando nos dice que, en los tres últimos años de su etapa escolar, su hermana Fabiana, trabajaba en el quiosco de la academia César Vallejo.
Gracias a ese esfuerzo, su hermana le pagó durante dos años la preparación preuniversitaria en dicha academia. Esa solidaridad fraternal lo conmueve. Su sentimiento de gratitud se percibe y siente, a pesar de la distancia de su residencia en Bélgica y el zoom.
Sin embargo, y como les sucede a muchos jóvenes, por falta de dinero tuvo que retirarse a meses de terminar el último año y de postular a la UNI.
En el segundo intento
En enero del 2000, se presentó a la dura prueba en la UNI y no consiguió ingresar. Lejos de derrumbarse y culpar a la falta de recursos por no conseguir sus metas, se fijó como objetivo ser admitido en el siguiente examen de admisión y lo logró en la carrera de Física.
“Tuve que prepararme solo para afrontar el examen y no importaba qué tan difícil era, tenía que lograrlo… debía luchar por mis sueños”, manifestó.
Y con esas ansias de seguir los pasos de sus hermanos mayores, quienes trabajaban y estudiaban a la vez para mantenerse, Iván comenzó a trabajar en el verano en una tienda de arreglo de celulares, en donde estuvo hasta acabar la carrera. Gracias a esto pudo solventar los gastos de los pasajes y comprar los libros que se le solicitaban.
En el 2005 concluyó sus estudios y se dedicó a trabajar durante año y medio en el emprendimiento de desarrollo de software que creó junto con un amigo de la carrera. Y no fue hasta el 2009 que se enteró del concurso nacional de becas, al que no dudó en inscribirse. De esa manera, su brillantez y habilidad salieron a relucir cuando ocupó el primer puesto.
Universidad de Amberes
Comenta que esta nueva etapa se le hizo difícil, ya que mientras cursaba su maestría en Nanofísica en la Universidad de Amberes llevaba clases de inglés. El idioma, al igual que el cambio de clima, fueron factores que le jugaron en contra en su proceso de adaptación, a los que supo hacerle frente, como en todas las circunstancias de su vida.
El profesional peruano quedó tan fascinado con la cultura y el país que postuló, al acabar su maestría, y consiguió otra beca en la misma casa de estudios para cursar su doctorado en Física.
Iván Lobato tiene 39 años y desde octubre del 2009 reside en Bélgica. Ha culminado el doctorado con éxito. Y ejerce como investigador sénior desde el 2014 en la Universidad de Amberes.
Su labor consiste en abordar temas ligados a la microscopía electrónica de transmisión y el aprendizaje automático.
La Universidad de Amberes se ubica en el lugar 13 del Top 50 de universidades menores de 50 años y cuenta con alrededor de 20.800 estudiantes, siendo el 16% de ellos estudiantes extranjeros.
Del mismo modo, Iván ha tenido la oportunidad de visitar Noruega, Canadá, Estados Unidos, India, entre otros países, para asistir a congresos y conferencias como invitado especial.
Coraje ante dificultades
En el 2018, Iván se hizo merecedor al premio Cosslett al mejor artículo invitado en el Congreso Internacional de Microscopía & 39ª Reunión Anual de Electrónica, que se efectuó en Bhubaneswar, India.
“Son tantas las dificultades que se nos van a cruzar en el camino que necesitaremos el coraje suficiente para afrontarlas”, recalca nuestro compatriota.
Antes de despedirse reflexiona y brinda un mensaje a jóvenes que como él, en su oportunidad, vieron lejana la posibilidad de conseguir el éxito. “En algún momento podemos sentir que el tiempo se nos agota, pero no hay que hacerlo, si no estaremos condenados a la eterna duda del tal vez”.
Perseverancia y aprendizaje constante es la fórmula de este talentoso físico peruano.
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(FIN) VDV/RES
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Publicado: 8/7/2022