A fin de reducir las pérdidas en las exportaciones de arándanos, un grupo de investigadores de la Universidad Privada del Norte (UPN) desarrollará nanopartículas de metales biosintetizadas a partir de residuos agroindustriales, que combinadas con bioplásticos, se convertirán en empaques de exportación antimicrobianos para mantener los frutos saludables por más tiempo.
El doctor
David Ángel Asmat Campos, docente investigador de la
UPN y responsable técnico del proyecto, indica a la
Agencia Andina que, debido a la agroexportación y al largo trayecto que deben recorrer los productos (que puede durar hasta 60 días), los
berries y otros frutos terminan desechándose.
"Una de las empresas que están colaborando en nuestro proyecto, AGROVISION PERÚ, nos comenta que cuando se exporta el arándano en congelado, hay mermas que generan la pérdida de entre 1.5% y 3% de la masa total. Si lo vemos en cantidades o toneladas, representa una pérdida bastante significativa de dinero", afirma Asmat.
Además, debido a la deficiente conservación, pueden producirse cambios indeseables en la textura del arándano y desarrollarse microorganismos que aceleran el deterioro de los berries, cuyas exportaciones nacionales totalizaron cerca de US$ 1.372.765.231 en 2022, lo que marca un crecimiento de 25% sobre el resultado de 2021.
Así, haciendo uso de un modelo de
economía circular, el grupo de expertos propone aprovechar los desechos agroindustriales y usarlos para producir
nanopartículas de metales biosintetizadas.
Por ejemplo, en el caso del arándano, al mes se registran altos índices de pérdida en su producción, al igual que ocurre con otros alimentos. Pero estos residuos cuentan con un gran potencial para que sean aprovechados en la extracción de compuestos bioactivos, de los cuales se puede sintetizar o fabricar nanopartículas metálicas (u óxidos metálicos).
Después, estas nanopartículas podrán ser incorporadas en bioplásticos para cumplir dos funciones: evitar la deshidratación del producto y, por consiguiente, la generación de microorganismos internos que malogren el fruto. Incluso, estos plásticos serían biodegradables, con el objetivo de proteger el medio ambiente.
¿Cómo se convertirán los residuos en nanopartículas?
Para iniciar el proceso, los investigadores realizarán un estudio del perfil de los compuestos bioactivos de los residuos de espárragos y arándanos. Se obtendrá con ello un agente reductor que generará una reacción química al contacto con la sal metálica para finalmente desarrollar las nanopartículas. "Este método de fabricación de nanopartículas es conocido como síntesis biogénica o síntesis verde", explica Asmat.
En ese sentido, para fabricar nanopartículas, existen dos métodos: uno que sigue la ruta química, que tiene desventajas por la contaminación ambiental que genera y sus altos costos. En cambio, la UPN optó por la ruta verde, reduciendo en un 73% los costos de producción y el impacto ambiental, y reutilizando los residuos agroindustriales.
Después de diversos estudios, los investigadores se asegurarán de que las
nanopartículas sean esféricas, tengan propiedades antimicrobianas, antifúngicas y sirvan como una barrera física para evitar las mermas en el proceso de deshidratación. "Con el equipo vamos a fabricar tres tipos de nanopartículas: de plata, óxido de zinc y dióxido de silicio, que
van a ser impregnadas en estos bioplásticos y, finalmente, esos bioplásticos van a ser probados como empaques de exportación".
Cabe resaltar que este tipo de proyecto es realizado por primera vez en el Perú, y podría ser aplicable a otros productos para la exportación, no solo arándanos. Inició en diciembre de 2022 y tendrá una duración de 18 meses, para lo cual el Concytec, a través de
ProCiencia, otorgó un financiamiento de S/ 500 mil soles.
Además de Asmat, participan la Dra. Meliza Rojas Silva y el Dr. Alberto Miano Pastor, del Centro de Investigación Avanzada en Agroingeniería (CIAA) de UPN Campus Trujillo, junto al consorcio conformado por la empresa agroindustrial AGROVISION PERÚ, el Gobierno Regional La Libertad, por intermedio del Centro Regional de Planeamiento Estratégico (CERPLAN), la Universidad Nacional Autónoma de Chota (UNACH) y el Laboratorio Nacional de Nanotecnología (LANOTEC – CeNAT) de Costa Rica.