Hace cientos de años la cultura Moche se desarrolló en la costa norte de Perú hasta alcanzar un nivel que permite compararla con los famosos mayas, pero ahora las investigaciones arqueológicas revelan que también tuvo mujeres que alcanzaron elevados puestos de mando y jerarquía.
Entre el desierto y el bosque seco norteño peruano, los moche reinaron entre los años 200 y 850 de nuestra era, aunque carecieron de escritura, lo que ha llevado a los investigadores analizar su prodigiosa iconografía y sus fastuosas tumbas para desentrañar su ideología, sus rituales y su vida cotidiana.
Tras varias décadas de estudio, expertos como el arqueólogo peruano Régulo Franco comparan a este reino con los mayas y destacan las
notables evidencias que existen sobre el
poder religioso y jerárquico que alcanzaron algunas de sus mujeres.
Franco, quien presentó la semana pasada, de manera virtual, el libro "
El arte moche en el antiguo Perú. Simbolismo y poder", como parte de una actividad científica de la embajada de España en Lima, relató a Efe que el descubrimiento de tumbas intactas ha permitido determinar que muchas imágenes de la iconografía moche no son simbólicas o míticas, sino representaciones de hechos reales.
Precisamente, una gran contribución se ha dado al trabajar en contextos cerrados, como las tumbas del
famoso Señor de Sipán, un jerarca comparado con el faraón Tutankamón
descubierto en 1987 por el arqueólogo Walter Alva, así como de la sacerdotisa de Chornancap, las sacerdotisas de San José de Moro o la Señora de Cao.
Las evidencias arqueológicas señalan el elevado estatus religioso y jerárquico que alcanzaron algunas mujeres moche, un rastro que al parecer llegó hasta las primeras crónicas de la conquista del Perú.
Alejándose en el tiempo, el hallazgo de contextos funerarios de mujeres tan importantes como las sacerdotisas de San José de Moro, un pueblo cercano a la ciudad de Chepén, permitió reconocer ya en 1991 que se trataba del "personaje que aparece en las ceremonias de sacrificio" en la iconografía moche.
Años después, en 2011, se encontró a la
sacerdotisa de Chornancap, una localidad cercana a la ciudad de Chiclayo y parte de la cultura Lambayeque, que también era "un personaje de alta jerarquía" pero, según remarcó Franco, "no gobernante, ni soberana".
Sin embargo, el investigador ya había confirmado el máximo estatus de poder de una mujer moche cuando descubrió, en 2006, la tumba de la Señora de Cao, en el complejo arqueológico El Brujo, al norte de la ciudad de Trujillo.
"La tumba de la Señora de Cao nos dice mucho de la jerarquía de la mujer en el antiguo Perú, ya ella sí tiene los emblemas de poder de cualquier personaje masculino de la época", detalló.
Entre estos elementos figuran las coronas y un báculo que, según explicó Franco, "era casi una porra dorada que le daba mucho prestigio, fama y poder a esta mujer que estaba, de todas maneras, en la cumbre de la estratificación social" de su tiempo.
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(FIN) EFE/MAO