Según Vertiv, el tema de conversación del 2022 en la industria de TI ha girado en torno a la sostenibilidad y los centros de datos. La creciente presión de los clientes por enfoques más ecológicos ha llevado a los centros de datos a implementar estrategias "holísticas" que contemplan la reducción de su huella de carbono. En este contexto, la Inteligencia Artificial puede contribuir enormemente con esta ecuación.
Un informe realizado por McKinsey destaca que la Inteligencia Artificial amplía el potencial de ahorros energéticos en toda la red, gracias a su capacidad de analizar enormes volúmenes de datos, demanda en tiempo real y disponibilidad de los recursos de red, los cuales permiten decisiones rápidas y automatizadas sobre qué partes del sistema pueden ponerse en modo de suspensión o apagarse.
Establece también que las herramientas de ahorro energético alimentadas por la Inteligencia Artificial puede generar ahorros operativos del 5 % al 7 % y reducir costos energéticos en un 5 %, por medio de la calibración automática y continua de las plantas de enfriamiento, las bombas y los ventiladores.
El director de servicios en Vertiv Latinoamérica, Francisco Sales, explica que la Inteligencia Artificial no solo ofrece los beneficios de la gestión energética del centro de datos; ya que al procesar grandes volúmenes de datos en tiempo real, también permite detectar fallas y predecir cortes eléctricos, a la vez que facilita la intervención técnica. “Esto hace que sea fundamental para garantizar la continuidad operativa de la infraestructura.”
De acuerdo con Ponemon Institute, los centros de datos core experimentaron un promedio de dos a cuatro cortes eléctricos por año en las instalaciones con una duración promedio de más de dos horas. Asimismo, el 76 % de estos eventos puede evitarse con las herramientas adecuadas, según Uptime Institute.
Al respecto, Sales revela que la Inteligencia Artificial puede ser una valiosa herramienta para lograr el mantenimiento con base en el análisis de datos y para detectar los problemas potenciales en el equipo incluso antes de que se conviertan en un problema.
“El valor de la Inteligencia Artificial en los centros de datos radica en la prevención de eventos y en la reducción del tiempo de respuesta en situaciones de fallos. De manera similar, una infraestructura más eficiente y con menos fallos también contribuye con la reducción de la huella de carbono. Encontrar las herramientas y socios adecuados puede ayudarle a alcanzar ambos objetivos”, puntualiza el ejecutivo.
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