Su pacífica población era contemporánea con las culturas Nasca y Mochica. El mar les proveía alimentos y por ello fue su motivo de culto. Las plazas ceremoniales, donde realizaban sus ritos, se orientaban hacia él.
“Era un templo al mar. Los campesinos y pescadores vivían alrededor; era su fuente de vida porque les proveía peces y mariscos. Traían el agua desde el Rímac; era una población saludable y bien alimentada pues construyeron esta pirámide artificial de 25 metros”, explica la directora del Proyecto Arqueológico Huaca Pucllana, Isabel Flores.
Era una sociedad dirigida por sacerdotes, los que eran los administradores del templo y tenían el privilegio de vivir en la parte alta. La huaca tiene diversas plazas, algunas pequeñas, para los sacerdotes y sus principales representantes. En ocasiones los sacerdotes bajaban a las plazas grandes para dirigirse a la población.
Los habitantes de la cultura Lima ofrecían a sus dioses principales, el mar y la luna, hermosas y grandes vasijas multicolores que rompían en sus ceremonias religiosas. Pero también sacrificaban jóvenes, en especial mujeres.
“El tiburón era importante para ellos, los lobos de mar, las anguilas y las olas. Pescar un tiburón no era fácil y lo comían los sacerdotes en ritos especiales; hemos encontrado huesos y aletas de tiburón. Eran adoradores del mar y le tenían respeto y devoción porque les daba vida”, precisa.
Se cree que el sistema religioso-administrativo era manejado por mujeres. “Los ritos a la luna son dirigidos por ellas y el color amarillo de algunas plazas se les asocia. Muchas jóvenes fueron ofrendadas. ¿Qué se entrega a un dios? Lo mejor que tienes”, precisa la investigadora.
En el 700 d.C. llegaron al lugar los poderosos wari, el primer imperio de estas tierras. Venían de Ayacucho y produjeron bellos tejidos y cerámicas por su influencia Nasca y Tiahuanaco. Construyeron caminos, el inicio del Qhapaq Ñan. Conquistaron Pachacámac, pronto se posesionaron de Pucllana y enterraron ahí a sus personajes importantes.
Cuando se fueron, regresaron los Lima, convertidos en Ichma. Se establecieron en la parte baja del templo. Sin la habilidad de sus ancestros, solo elaboraron vasijas de uso diario. Pucllana seguía siendo un oráculo.
Visita al lugar
El museo de la huaca Pucllana atiende de miércoles a lunes de 9:00 a las 17:00 horas. Sus tarifas son: S/. 12 para adultos; S/. 5 estudiantes; y un sol escolares y jubilados.
Es administrada por la municipalidad de Miraflores y es un ejemplo de cómo un gobierno local puede gestionar con éxito un monumento cultural y convertirlo en atractivo turístico. “Nos autofinanciamos desde 2003. Alquilamos espacios para eventos especiales. Es una experiencia única que puede aplicarse en otros lados”, asegura Isabel Flores.
Durante las excavaciones hallaron restos de lo que comían y cultivaban los antiguos Lima. Esto dio inicio al Parque de Flora y Fauna Nativa, que forma parte del circuito.