Durante sus últimos tres años en la secundaria, Agustín Bruno Muñoz Arista, natural de la provincia de Bongará en Amazonas, estudió en un Colegio de Alto Rendimiento (COAR) en Lima. Fue en aquel tiempo cuando descubrió su pasión por el emprendimiento y la gestión.
Al ser tan buen estudiante, una universidad particular le ofreció media beca para que, al terminar el colegio, siga la carrera de sus sueños: Administración de Empresas. Sin embargo, las limitaciones económicas en su hogar le impidieron pagar lo que no cubría la subvención, razón por la que Bruno tuvo que rechazarla.
“Tenía planificado asistir a esa universidad y, cuando no pude, sentí afectado mi proyecto de vida. Era imposible que llevara mi carrera en esa universidad porque carecía de los recursos”, recuerda Bruno. En ese entonces, su padre Edward Muñoz, de profesión docente, era el único sustento estable de su familia. Su madre contribuía con lo que ganaba como cosmetóloga. Pero lo recaudado por ambos era insuficiente para costear el pago de una carrera en una universidad privada de Lima. Además, los dos hermanos mayores de Bruno también se encontraban en la capital estudiando en una universidad pública.
Pese a ello, Bruno siempre tuvo claro que cuando una puerta se cierra, otra se abre. Y en el mismo año que el joven terminó su colegio (2015), el Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación lanzó el concurso Beca de Excelencia Académica para Hijos de Docentes, dirigido a hijos de docentes de la Carrera Pública Magisterial que lograron alto rendimiento académico en los dos últimos grados de la educación secundaria y que hayan ingresado o se encuentren estudiando en una universidad, una escuela o un instituto elegible.
“Ser hijo de un docente es un privilegio porque te permite ver la realidad de la educación del país y te recuerda que una buena educación es lo primordial para transformar la vida de los demás”, dice Bruno, quien cuenta que su padre se sintió muy contento cuando supo que, gracias a él, su hijo iba a postular a un concurso y que si ganaba iba a estudiar con todos los gastos pagados por el Estado peruano.
El joven se esforzó, postuló a la carrera Gestión y Alta Dirección en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) e ingresó. Tras cumplir con los requisitos necesarios, Bruno fue ganador de la beca del Pronabec y logró cumplir su sueño de prepararse para trabajar con las empresas y asesorarlas en su impacto social. “Eso es lo que me apasiona. He enfocado toda mi carrera en contribuir con el desarrollo sostenible de mi país, a través del trabajo con empresas que desarrollen iniciativas en beneficio de la sostenibilidad y de las poblaciones más vulnerables”, explica el talento.
Apoyo familiar
A sus 22 años, Bruno logró viajar por diversas partes del mundo para capacitarse en su desarrollo profesional, también ha sido voluntario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y, hoy, puede sustentar su economía de manera independiente, ya que está trabajando como analista de Gestión de Proyectos en una reconocida consultora a nivel nacional. Pero también es muy consciente de que este logro no hubiera sido posible sin el apoyo de sus padres, sus dos hermanos mayores y del Pronabec.
“El apoyo de mi familia fue fundamental. En el último ciclo de la carrera, también decidí realizar prácticas preprofesionales y eso se sumó a lo fuerte que era estudiar en la virtualidad. No es que quise rendirme, pero cuando tuve algunos pensamientos que me hacían replantearme lo que antes no pensaba, tuve el apoyo de ellos”, cuenta Bruno, quien también recomienda a los jóvenes estudiantes a no descuidar nunca su salud mental.
Asegura, además, que gracias a la beca ofrecida por el Pronabec sus padres se sintieron más aliviados y se esforzaron por seguir capacitándose.
Entre sus próximas metas, el hijo de Edward y Flori desea ayudar a su natal Amazonas. “Vine a Lima desde la secundaria y me permitió darme cuenta de las desigualdades, de que mi provincia estaba muy desconectada y eso hace que tengamos menos posibilidades de salir adelante”, explica el talento. También piensa seguir una maestría para especializarse en derechos humanos. Su meta mayor es inspirar a las personas a luchar por sus sueños para que logren alcanzar su mejor versión.
Finalmente, Bruno brinda un mensaje para que los jóvenes no se rindan cuando tienen un sueño. “No pierdan la esperanza. Siempre hay una oportunidad. Informémonos y arriesguémonos, salgamos de nuestra zona de confort. Muchas veces las inseguridades nos hacen soñar en pequeño, pero atrévanse a hacerlo en grande. Es posible con mucho esfuerzo y apoyo”, destaca el talento de Amazonas.
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(FIN) NDP/RRC