Andina

Guitarrista Felix Casaverde retorna al Perú luego de 8 años en México

Felix Casaverde.

Felix Casaverde.

00:23 | Lima, may. 15 (ANDINA).

Con él no va esa moda de los jam sesion. ¡Nada de mermeladas musicales, por favor! Félix Casaverde, ese señor de 62 años que ha hecho de la guitarra una extensión de su propio cuerpo, pensamiento y genio, prefiere los términos castellanos. Y por eso ha titulado "Musicando" a su retorno a los escenarios limeños.

Pasó ocho años exactos en México (de enero de 2001 a enero de 2009), junto a su gran amiga Tania Libertad, de quien fue primera y mejor guitarra.

Félix consideró que era tiempo suficiente, que el ciclo lo tenía cerrado, que un ochenio es casi un suicidio guardando en la guantera de la creatividad melodías que ya debió de haber plasmado en un álbum, pero tiempo al tiempo, Félix está de vuelta.

Cada noche del "Musicando" es una reunión de amigos. Es lo que él busca. Volver a ese sabor de la bohemia sana, de conversar, hacer relaciones, crear proyectos mientras las canciones se suceden y él dice no gracias a los cigarros, que dejó en 1981.

Bohemia sana, explica, nada de litros de cerveza o cocaína con el que los lumpen, como los llama, han puesto en jaque a la bohemia y volvieron adictos o llevaron al cementerio a muchos músicos.

Decíamos que Felix en cada cita de "Musicando" enchufa su guitarra electroacústica (esa que adoptó después que sus años como mecánico de motores de aviones en la FAP le dejaron sus dedos con poca presión pero igual calidad).

A él se suma su viejo amigo Julio Tirado en las percusiones. Cantan un poco de repertorio nada improvisado y luego los amigos se van sumando. Para mañana, por ejemplo, ya confirmó presencia en la tarima su yunta "Kiri" Escobar.

El maestro, sabio al paso del tiempo, sabe que su música es para pequeños auditorios y no se preocupa, los prefiere y los cuida. Felix, que se sabe músico contemporáneo por muchas razones, luego se tomará un tiempo para ir al norte del país, para investigar el tondero, el golpe de tierra y otros géneros.

Sobre todo para preguntar a los especialistas, por qué el triste con fuga de tondero desapareció.

Luego irá al sur, visitará en Arequipa a amigos. Lamenta que sea el último bastión del yaraví -género mestizo que antes sacudía con su melancolía y apasionada letra la serranía peruana hasta Cajamarca-.

"Soy un músico ecléctico, que toca todo repertorio, pero sobre todo soy un guitarrista peruano costeño". ¿Afroperuano? Y Félix, con la calma de un grande al cual muchas veces se le ha preguntado el tema, recuerda que desde los lejanos años setenta ya discutían el tema y el tiene una posición sólida: nada de afroperuano, aquí no hay religiones africanas, él que ha visitado Senegal, Angola, de primera mano, sabe que esto es harina de otro costo.

"En último de los casos, hay influencia de la música negra cubana". Pero básicamente es un producto sui géneris, música construida en la zona de la costa por los negros, los cholos, los chinos. En vez de afroperuano, neofolclor, nada más. 

Y mientras usted se pregunta quién es Félix Casaverde, arreglista, compositor y guitarrista que acompañó a Chabuca Granda, que engrandeció con Susana Baca y Tania Libertad y a tantas luminarias de la llamada música criolla, un estudioso prepara un libro sobre su obra y su legado musical en Brasil.

Desde los lejanos setentas, Felix ya revolucionó la música folclórica plasmando sus creaciones en Los cuatro tiempos, que grabó con Chabuca y Caitro Soto en España, o los más recientes Somos Adu o Memorias, donde todo lo aprendido musical y culturalmente lo expresa.

Ya hace treinta años no se entendía su música. Era avant garde. Y que no le hablen de mezclas de lo peruano con el jazz o el bossa nova, que hay que estudiar, saber mezclar (lo hace desde hace cuatro décadas).

Felix también pide reivindicar al guitarrista Vicente Vásquez, que nunca ha sido valorado, pero fue quien puso los acentos respectivos que luego se enseñaron por todas partes a la hora de hablar de festejo y otros géneros negros costeños.

Casaverde, con dos hijos y una nieta, se sigue considerando el mismo "negro loco" que se sentaba a inicios de los ochenta en los locales de Barranco o Miraflores para cantar sus temas.

Un ecléctico que conoce todos los géneros del mundo pero que domina sus raíces peruanas. Tiene amigos de sobrepeso (artístico), como ese que se llama Pablo Milanés, con quien se reunirán en Lima, pero prefiere la modestia, la calma de su casa miraflorina, preparando su repertorio, escuchando las propuestas para grabar, y sobre todo riendo y tocando guitarra con su familia y sus amigos. Es que es hora de quedar en casa, Perú.

(FIN) DOP

 


Publicado: 15/5/2009