21:18 | Lima, feb. 21 (ANDINA).
La voz del escritor José B. Adolph, una de las más entrañables de la literatura peruana contemporánea, se ha apagado. Víctima de una complicación generalizada que le produjo un derrame cerebral, Adolph falleció la madrugada de hoy.
Escritor, maestro y amigo; “Pepe”, para los conocidos, Adolph fue el escritor peruano más identificado con la ciencia ficción, género con pocos autores, pero de gran arraigo en el Perú.
Por eso nos sorprende su muerte, esa vieja conocida, ante la cual Adolph ya venía preparado, desde hace mucho y de múltiples maneras, sean literarias y personales. Nos sorprende la muerte por lo imprevisible y silenciosa que es. Adolph probablemente diría que hace bien su trabajo.
Porque así era el autor de Mañana, las ratas (1984) y cultor de la narrativa distópica por excelencia, en que el futuro no es ese mañana que pregonan las recetas más optimistas, sino más bien lugares oscuros en los que se ha perdido la fe en la humanidad. Casi como calcos exagerados y grotescos de nuestros días.
Después de todo, el escritor solía decir que la ciencia ficción "es el más profundo análisis de lo actual".
José B. Adolph llegó al Perú, a los cinco años, en 1938. Su familia, natural de Stuttgart, venía huyendo de la represión hitleriana. Se le reconoció la ciudadanía peruana en 1974.
Periodista de profesión, ejerció en distintos medios. En los últimos años, venía publicando con regularidad la columna "El señor de los colmillos", en la revista Caretas, con artículos sobre actualidad literaria, política y religión.
Preferentemente, Adolph practicó el género cuentístico, donde, valgan verdades, demostró suma maestría. Le caracterizan sus finales, como él decía, "o'henriescos", es decir, con la famosa vuelta de tuerca.
Su último libro publicado en vida, Es sólo un viejo tren (San Marcos, 2007), reúne, aparte de relatos nuevos, uno de los mejores libros de cuentos de la década de 1980: Un dulce horror.
La novela tampoco le fue ajena. Ahí están La ronda de los generales (1973), la ya mencionada Mañana, las ratas y Dora (1989). De igual modo, la trilogía novelística en un volumen: De mujeres y heridas, que contiene Ningún Dios, Especulaciones sobre otro barco y La profunda maldad del universo (2000).
En La verdad sobre Dios y JBA (2001) y Un ejército de locos (2003) se adentra, tomando las alegorías del cyberpunk, en las intrigas ciberespaciales de sectas corporativas.
La crítica literaria solía decir que Adolph era un novelista de ideas. Él reclamaba tomarse menos en serio el papel de escritor. Después de todo, la primera función de la ficción es entretener y, de paso, hacer pensar al lector.
Por ello, Adolph creía que es fundamental la documentación y la preparación del escritor al abordar un motivo literario. "Uno de los problemas de la literatura peruana es que investigamos muy poco. A veces un novelista debe ser un buen reportero", decía.
(FIN) GSR/DOP
Publicado: 21/2/2008