Una de las principales preocupaciones de las mujeres embarazadas es la enfermedad conocida como toxoplasmosis que es transmitida por el gato; sin embargo, especialistas coinciden en que los felinos domésticos controlados tienen menos probabilidad de contagiar.
Cuando una gestante o una persona que está en planes de gestación, tiene contacto con un gato o sus heces, y no ha tenido la higiene necesaria, como el correcto lavado de manos, puede producirse la toxoplasmosis, explicó Alberto Díaz, ginecólogo del Hospital Almenara de EsSalud, en una entrevista con la Agencia Andina.
En los gatos, normalmente, este parásito no produce ninguna alteración, ya que solo son portadores de estos organismos, que luego son eliminados a través de sus desechos. Pero, en el caso de mujeres embarazadas que se contagian por primera vez, el riesgo es mayor porque puede causar complicaciones en el feto, como deformidades.
“La toxoplasmosis tiene la capacidad de ingresar por vía placentaria hacia el feto y, dependiendo del momento de la gestación en que se haya dado esta infección, las manifestaciones en el feto pueden ser más severas que otras. Es decir, cuanto más precoz es la infección en un embarazo, hay mayor riesgo de enfermedad en el feto”, precisó.
Por esta razón, señaló que, si una mujer se contagia de toxoplasmosis en la etapa inicial de su embarazo, el feto puede tener algunos problemas a nivel de su crecimiento y desarrollo cerebral, así como calcificaciones cerebrales, hidrocefalia o ceguera fetal.
Sin embargo, existen otras vías de contagio de toxoplasmosis, incluso más comunes que el generado por el gato, como el consumo de frutas y verduras mal lavadas o a través de la carne y de embutidos a medio cocer.
Por otra parte, existe el mito de que el pelo del gato produce abortos. Al respecto, el especialista señaló que el pelo no causa abortos, sino los parásitos que se adhieren al pelaje mediante la saliva del animal.
“Recordemos que los gatos se lamen el pelaje después de limpiar sus genitales. Esta enfermedad se transmite por la vía fecal donde se encuentran estos parásitos. Al momento en que salen, estos huesos o quistes se quedan en el pelo. Esto puede producir un aborto si está en la etapa inicial del embarazo”.
Prevención
Según el especialista, los síntomas de esta enfermedad son similares a la gripe, con fiebre y malestar general; por ello, es difícil de diagnosticar, la única forma es por vía serológica. Ante esto, recomienda a las mujeres gestantes asistir a todos sus controles prenatales para descartar la infección.
Asimismo, recomienda a las mujeres embarazadas, amantes de los gatos, tener mucha higiene, que otra persona manipule y limpie las heces de las mascotas y tener un ambiente ventilado.
Otra opción que brindó es dejar al animalito al cuidado de un familiar o persona de confianza durante los meses de gestación. Una vez que nazca el bebé, el gato puede regresar a casa sin ningún problema.
Por otra parte, el médico veterinario Fernando García Bracamonte, advirtió que el abandono de las mascotas no es una solución al problema, ya que un gato domesticado y bien cuidado tiene menos probabilidades de contagio.
“Los gatos deben estar con las vacunas al día y completamente desparasitados, interna y externamente, para evitar pulgas o garrapatas, que también son vectores que transmiten enfermedades. De esta manera cuidamos nuestra salud y la de nuestras mascotas”, agregó.
También se debe limpiar las bandejas de arena de los gatos diariamente con una paleta. Las mujeres embarazadas deben evitar manipular la bandeja de arena, pero si no fuese posible, es recomendable que lo hagan con guantes desechables y mascarilla.
Los gatos que conviven con una mujer embarazada también deben seguir ciertas pautas relacionadas con sus hábitos de vida y alimentación, por ejemplo, evitar que el gato coma carnes crudas, basura o roedores, por lo que conviene supervisar sus salidas al exterior de la vivienda. Ante esto, el especialista recomienda esterilizarlos.
Por último, resalta que los gatos aportan beneficios psicológicos y bienestar emocional a las personas que disfrutan de su compañía, especialmente, cuando forman parte de una familia durante mucho tiempo. Por lo tanto, no se justifica el abandono o el rechazo de los gatos en caso de un embarazo.