Por Karina Garay RojasCarmen Arróspide Poblete es una locomotora. Sus caballos de fuerza son sus innumerables sueños, que uno a uno se han ido cumpliendo con coraje, una palabra que resuena mientras habla. En el marco del Día Internacional de la Mujer, se dirige a todas las mujeres y las exhorta a reclamar con valentía ser dueñas de su agenda, un mantra que ella predica con éxito desde el ejemplo.
Su amor por los números la llevaron a la ingeniería civil y Hermann Hesse a leer en alemán, idioma que domina a la perfección, como el inglés y el quechua. Estas habilidades y conocimientos la condujeron a ser guía turística en el “ombligo del mundo”, donde compartía los mejores secretos de la ingeniería inca.
La suma de todos esos afectos la llevaron a trabajar en la gestión cultural y la puesta en valor de
“su cuarto hijo”: el
Puente Queshuachaca, ubicado en la provincia de Canas (Cusco). Como presidenta del Patronato Cultural Machu Picchu, no paró hasta lograr su declaración como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Lo logró en diciembre de 2013.
Desde aquel triunfo, Arróspide no ha dejado de reinventarse y desde hace 15 años lidera
Illapa, empresa de transporte turístico, con sede en Cusco y sucursales en Lima, Arequipa y Puno; la cual supo convertir en
“buque familiar” para poder transitar por las turbias y dolorosas olas que trajo el covid-19.
Empoderamiento económico
Las múltiples batallas enfrentadas le han dado la solvencia necesaria para dirigirse a las mujeres, hablarles de la valía de sus sueños, de lo que son capaces de hacer y la importancia del apoyo masculino para llegar a un mejor puerto.
“(A las mujeres les digo) que si no encuentras esa inclusión a través de su familia, tu fe y tu amor propio tienen que ser la base para que te incluyas en cuanta agenda desees incluirte. No hay ninguna barrera que pueda impedir que llegues a tu sueño”, sostuvo en entrevista con la agencia Andina.
Durante la pandemia no se quedó de brazos cruzados; siguió estudiando, buscó la guía de otras mujeres líderes, decidió lograr la certificación de su empresa y mantuvo la llama del coraje, incluso entre las pérdidas. Uno de sus hermanos murió en las etapas más duras de la pandemia.
“Lo primero para mí es mi fe y luego el amor que uno siente, que tiene al lado, y que no tiene límites. Y lo otro es la libertad que Dios nos ha dado en esta sagrada tierra. Si soy libre, me amo, y tengo a los que quiero, tengo todo el derecho de llegar a donde desee y ese puesto hay que reclamarlo con coraje”, afirma.
Considera que el empoderamiento económico es el mejor instrumento contra la violencia. No el único, pero sí muy importante.
Como empresaria, alza la voz para pedir oportunidades, facilidades y reglas claras, nunca favores.
“¿Qué están esperando las autoridades para hacer inversiones entre mujeres que emprenden? No queremos dádivas, bonos; queremos condiciones de acceso al mercado, acceso al capital y el cierre de esta brecha digital que es fundamental en todas las mujeres”.
Pide reconocer y valorar lo que hacen las mujeres en todo ámbito, la mayoría de veces en silencio, poniendo a los otros primero.
“Las mujeres que trabajan, alimentan a sus hijos; las mujeres que trabajan educan a sus hijos. Dejan todo en su familia, cuidan a las personas enfermas que tienen al lado. Las mujeres les ahorramos mucho al Estado en educación y salud”.
La familia primero
Para Carmen Arróspide, las empresas lideradas por mujeres tienen un plus, un diferencial, un sello. Le dan gran importancia a la familia y se distancian de la corrupción.
“Si somos madres, nuestros sueños tienen nombre y apellido. Y si somos hijas, también lo tienen”, destaca con una sonrisa liviana.
En tiempos del #MeToo, manifiesta que “la igualdad no es estar encima de nadie” y que toda transformación estructural se inicia en el hogar, donde los padres deben enseñar a sus hijas e hijos el valor de las tareas domésticas y el respeto por el otro, sin importar si es hombre o mujer.
Afirma que la igualdad y la inclusión social van de la mano y se materializan en actos concretos, diarios, como por ejemplo “incluir a tu madre en tu agenda diaria, preguntarle si tiene hambre, si tiene sed. Esa inclusión afectiva, emotiva, es la base fundamental de salir adelante con lo que tú tienes”.
Pide a las mujeres destacarse sin temor y levantar la voz cuando haya que hacerlo, no dejando que nadie las denigre, ni maltrate. Pero les solicita también que no maltraten ni denigren.
Agradece a los varones de su vida, de su empresa y de la sociedad porque sin ellos no se puede avanzar como sociedad.
La empresaria será hoy parte de un grupo de mujeres destacadas que recibirán un homenaje del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables por ser agentes de cambio para la promoción de la igualdad de género, una labor en la que ha trabajado la emprendedora cusqueña toda su vida.
“A las niñas, a las adolescentes, a las jóvenes, les digo que sí se puede. Sueña en grande, sal a luchar por tus sueños, porque no van a venir para que te los comas. Tú tienes que ir a lograr tus sueños, con las manos, con la inteligencia que Dios te ha dado, tú eres la esperanza del Perú”, exhorta, buscando nuevas aliadas en el cambio.
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Publicado: 9/3/2023