El tanzano Abdulrazak Gurnah, Premio Nobel de Literatura de 2021, considera que "hay una narrativa de mentiras a la que hay que ponerle freno" y él lo hace con ficción que rompe el discurso hegemónico sobre la colonización africana.
"Los que están en el poder suelen explicar la historia como quieren", dijo el autor de "Paraíso" y "A orillas del mar", durante su intervención este sábado en el Hay Festival de Cartagena de Indias, desde donde profundizó sobre la importancia para él de "escribir lo que ve" para dar esa otra perspectiva, sobre el punto de vista de los que no están en el poder.
"Creo que usted hace una literatura que se rebela contra los que mandan quieren que escribamos", le dijo el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, quien moderaba la charla, a lo que Gurnah respondió: "entonces lo estoy haciendo bien, porque es justamente lo que pretendo".
Gurnah, que está entre el diminuto grupo de las cinco personas africanas que se han llevado el galardón sueco de las cuales solo él y Wole Soyinka son negros, ha basado su escritura y vida académica en hablar sobre el colonialismo y las brechas obvias y no tan obvias creadas por él, como el desarraigo.
"Es muy importante que podamos resistirnos a estas narrativas que en general distorsionan para unos fines específicos que casi siempre tienen que ver con el poder o el dominio, ya sea una dictadura o el colonialismo", opinó el tanzano, oriundo de la paradisíaca isla de Zanzíbar.
Niñez y partidas
Gurnah llegó a los libros a través de los manuscritos que los colonos se dejaron cuando fueron expulsados del país y que recayeron en las librerías locales que las vendían a bajo precio y fueron circulando.
Comenzó entonces su acercamiento a la literatura en ese "proceso accidental de adquisición de libros" hasta que en 1967 se fue de su país -tres años después de la Revolución de Zanzíbar en la que se derrotó al sultán de la isla- por la simple razón de que no tenía universidades en las que seguir estudiando.
Escribir llegó después como llega a muchas personas que abordan la soledad a través de expresarse en un papel. Por eso el desarraigo, el sentimiento de no pertenencia y de viaje constante inunda sus obras.
Una literatura global
A pesar de que centra sus novelas en Zanzíbar, Tanzania o un territorio no identificado muy similar a esa parte de África, está seguro que al final hace una literatura global.
"Zanzíbar es una isla muy pequeña, pero lo maravilloso es que estas historias parece que tienen sentido en otras partes del mundo también y me parece que eso es lo bello de la literatura", aseguró al autor.
Y durante su coloquio en Cartagena, se atrevió a admitir que aunque sabe apreciar el valor de las novelas de Gabriel García Márquez, no se siente identificado con la manera de narrar del costeño.
"Uno puede apreciar, admirar, reconocer una obra y no significa que uno quiera escribir de esa forma; no porque no te guste, sino porque no se reconoce", aseveró lúcidamente Gurnah.
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(FIN) EFE/JAM