El doctor Francis Martínez Samaniego no libra batallas entre papeles o escritorios. Sus luchas transcurren en quirófanos, con bisturí en mano, enfrentando uno de los desafíos más transformadores de la medicina pública en Perú: devolverles el sentido del oído a niños que nacieron en el más completo silencio.
Es el primer cirujano de Perú certificado por las cuatro marcas mundiales de implantes cocleares, los dispositivos electrónicos que permiten devolverles el sentido del oído a los menores con sordera. Su primera paciente, una niña de 3 años operada en el Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) de San Borja, lleva hoy una vida normal. Han pasado ocho años desde aquella cirugía y su caso sigue siendo uno de los recuerdos más nítidos del médico.
En el Día del Servidor Público, este doctor, de 40 años, cuenta que ya ha realizado a la fecha 116 cirugías de implantes cocleares a niños menores de 5 años. Su formación de calidad le ha permitido brindar capacitaciones al personal de salud de diversos hospitales de Lima y provincias, como en Arequipa, donde por primera vez se practicaron estas complejas intervenciones.
Nacido en Tarma, su pasión y curiosidad por la medicina surgieron gracias a la influencia de su hermano mayor, quien es cirujano plástico. Francis Martínez estudió en la Universidad Nacional del Centro de Huancayo. Tras culminar su internado en el hospital Rebagliati, de EsSalud, regresó a Tarma para su servicio rural y, posteriormente, volvió a Lima a fin de especializarse en Otorrinolaringología, rama que aborda la zona de la nariz, oído y garganta.
Dentro de esta especialidad existen diversas subespecialidades. Samaniego eligió convertirse en otólogo, mediante la cual se diagnostica y opera la zona externa e interna del oído. Sin embargo, reconoce, pocos médicos se inclinan por esa rama.
“Es porque la cirugía de oído es más compleja, más microscópica, es pequeña y hay estructuras bastante delicadas. Un movimiento en falso en la operación podría comprometer el cerebro, cortar la yugular o dañar el nervio facial, lo que provocaría daños irreversibles, como una parálisis en el rostro", comentó a la Agencia Andina.
En el 2014, Martínez desarrolló en Colombia su primera capacitación sobre cirugía de implantes cocleares o auditivos. Su experiencia acumulada en operaciones de este tipo le permitió obtener certificaciones de las cuatro marcas internacionales de dispositivos cocleares: Advanced Bionics (Estados Unidos), MED-EL (Austria), Cochlear (Australia) y Nurotron (China).
En Perú, al año, cinco de cada mil recién nacidos presentan algún grado de disminución auditiva, y de ellos por lo menos dos nacen con sordera profunda. Existen dos tipos de sordera: congénita y adquirida. En la primera, el niño nace con esa condición y en la segunda hubo desgaste del oído provocado por el paso de los años o la exposición constante a un ruido fuerte, explicó Martínez Samaniego.
Advierte que existen factores de riesgo para la sordera al nacer: cuando un bebé nace antes de los 9 meses, cuando nace con la piel amarilla, cuando nace con algún síndrome (Down, Turner, etc.), cuando hubo sufrimiento fetal durante el parto debido a la falta de oxígeno. "Estas son señales que pueden marcar la diferencia entre el silencio y el sonido", apunta.
Cada vez que el cirujano Martínez Samaniego recibe un paciente efectúa un tamizaje (descarte auditivo) y luego una prueba de audición para medir la severidad de la sordera. En caso de que se requiera cirugía, el aparato electrónico cuesta alrededor de 20,000-30,000 dólares, según su tecnología (gama baja, media o alta). A ello debe sumarse el costo de la operación, que bordea los 3,000-5,000 dólares. En el INSN-San Borja el costo para personas vulnerables es cero, porque lo cubre el Seguro Integral de Salud (SIS).
Tras las operaciones, el doctor Martínez espera un mes con cautela, tiempo necesario para ver si el cuerpo acepta o rechaza el implante. Hasta el momento todas sus intervenciones han sido positivas. Tras la operación, el siguiente paso son las terapias auditivas, que duran de uno a dos años. Luego, controles cada tres meses durante tres años más, y, después, visitas anuales de por vida.
Mientras relataba su experiencia tras una década devolviendo la audición a decenas de niños, Martínez recordó el largo camino que recorrió para hacer realidad este proyecto. Cuando le ofrecieron abrir el área de otorrino en el INSN-San Borja, no lo dudó. Durante dos años insistió al Ministerio de Salud en el planteamiento para que el SIS cubra todos los gastos del tratamiento.
El INSN San Borja es el único centro hospitalario del Ministerio de Salud que cuenta con una “Guía Práctica Clínica de Hipoacusia Neurosensorial e Implante Coclear en Niños y Adolescentes”, elaborada por Martínez, con el fin de contribuir a la detección de alteraciones auditivas en niños mediante las pruebas auditivas para realizar diagnóstico de hipoacusia infantil (sordera) y proporcionar un manejo médico y/o quirúrgico oportuno y de calidad.
En febrero de este año, en Denver, Colorado (Estados Unidos), este cirujano peruano participó, junto a otros representantes de 15 países, en la elaboración del “Consenso latinoamericano en el paciente con pérdida auditiva y el papel del implante coclear”, a fin de contribuir al sustento técnico para todos los países de Latinoamérica en el manejo de la sordera.
Hoy, gracias a esa persistencia, el proyecto en el INSN-San Borja permite que niños con problemas de sordera puedan escuchar, por primera vez, la voz de sus padres y así llevar una vida normal.
Desde el 2017, el Instituto Nacional de Salud del Niño-San Borja se ha convertido en referente en cirugías de implantes cocleares que permiten devolverles la audición a los niños con sordera congénita o adquirida.