En un recorrido por los laboratorios del CIP pudimos conocer de cerca cómo los hombres y mujeres de ciencia protegen y conservan celosamente las más de 5000 variedades de papa que alberga el Banco de Germoplasma del CIP, una institución que por más de 50 años trabaja en la investigación agrícola para el desarrollo del cultivo emblemático del Perú.
En una entrevista con la
Agencia Andina, Gabriela Burgos, científico asociada del CIP, explica cómo fue el proceso para el desarrollo de ambas variedades de papa biofortíficadas Kallpa Yawri y Puka Yawri. "Fue un proceso bastante largo porque se utilizó la técnica del mejoramiento convencional, es decir realizamos todo como si ocurriera de manera natural, en el campo, solo que nosotros lo guiamos”, explica Burgos, quien lleva más de 25 años trabajando en este centro especializado.
El proceso empezó con el cruzamiento de un grupo de
papas con alto contenido de hierro junto con otro que era principalmente resistente a sequías, pestes y con un buen rendimiento.
“Realizamos estos cruces y se generaron más de 10 mil genotipos de papa que fueron evaluados en diversos ambientes. En los tres primeros años, los sembramos en diferentes localidades y se escogieron las de mayor rendimiento y mejor contenido de hierro. Luego de esa evaluación hemos llegado a un grupo reducido de 30 clones que se han sembrado en más de 11 localidades del Perú, en el norte, centro y sur del Perú”, señala la investigadora peruana.
Estos clones han sido escogidos siguiendo el procedimiento de selección participativa, es decir los agricultores también formaron parte de este proceso. En los últimos años, se realizó el registro de ambas variedades ante el Servicio Nacional de Sanidad Agraria del Perú (Senasa) cumpliendo con todos los requisitos.
“Se espera que en los próximos meses llegue a la mesa de todos los peruanos y del mundo. Estamos trabajando en un escalamiento de la semilla, que sea un productor fortificado, libre y sano”, precisa Burgos.
Características de la rica papa
Una de las variedades de esta papa biofortíficada es de pulpa amarilla y la otra es de pulpa blanca con un poco de pigmentación. De acuerdo a estudios científicos realizados en humanos, explica la investigadora, se encontró que el hierro de las papas de pulpa amarilla se absorbe mucho mejor que el hierro de una de pulpa morada.
“En una papa de pulpa amarilla hay altos niveles de absorción que llegan hasta el 30%, algo inesperado para los científicos, incluso mucho más que otros alimentos como las lentejas o frijoles”, señala Gabriela Burgos.
En el programa de mejoramiento lo que se hizo fue retirar a las papas de color morado del grupo de papas biofortificadas para asegurar que cuando se coma
una papa biofortificada el hierro de este tubérculo sea totalmente absorbible en el humano.
Estas nuevas variedades pueden ser sembradas tanto en el norte del país como en Huamachuco (La Libertad) y Cajamarca. En en el centro, en regiones como Huancavelica y Ayacucho; y en el sur, Puno y Cusco.
“Cualquier persona que se alimente de esa papa va a recuperar sus niveles de hierro o evitar que tenga problemas de anemia, de allí la importancia de su consumo y junto a otros alimentos ricos en hierro podemos estar más saludables”, recomienda Burgos.
Las papas biofortíficadas han tenido pruebas piloto en las zonas de alta tasa de anemia donde más del 90% de las familias han plantado esta variedad. Actualmente se está trabajando en la multiplicación de semillas para hacer la entrega a cerca de 4 millones de productores de papa a través de semilleros especializados.
¿Modificación genética?
Ante esa interrogante, la especialista del CIP enfatiza que no hay necesidad de realizar modificación genética para desarrollar nuevas papas, pues nuestro país cuenta con una gran variedad de este tubérculo andino. “No se necesita incorporar una característica a una papa, sino lo que se hace es escoger de la biodiversidad que ya existe en el banco de germoplasma del CIP”, explica.
El Banco de Germoplasma alberga y estudia una de las colecciones más grandes de papa, que actualmente incluye 5,014 ejemplares de papas cultivadas, tanto tradicionales como mejoradas, además de 2,638 parientes silvestres y 1,567 líneas en proceso de mejoramiento.
“Por ejemplo, estas papas ricas en hierro están en el Banco de Germoplasma pero lo que ocurre es que no tienen resistencia a sequías o no poseen ciertas características agradables con el consumidor. Entonces lo que se hace es cruzar ambos de tal manera que ese cruce, que se realiza en campo, es un tipo de mejoramiento convencional. No necesitamos modificación genética, no hay posibilidad de que podamos hacer eso aquí”, enfatiza la científica.
En este Banco de Germoplasma también se cuenta con papas silvestres resistente a las heladas, crecen en las punas pero son muy amargas y lo que se busca es cruzarlas por mejoramiento convencional con otras que son más ricas de sabor y así la población que se genera sean una nueva variedad de papa que no sea amarga y tenga resistencia al cambio climático.
El año pasado, el CIP también desarrolló tres nuevas variedades de papa conocidas como Las Poderosas con bastante potencial para el uso en frituras, crocantes y deliciosas para el consumo de la población.
Para asegurar la conservación de las variedades de papa, el Banco de Germoplasma utiliza diversas técnicas a mediano y largo plazo. Entre las técnicas de conservación a mediano plazo se encuentran la conservación in vitro y la multiplicación de tubérculos en campo. Las técnicas de conservación a largo plazo incluyen la conservación de semilla botánica a -20°C y la criopreservación a -196 °C para garantizar que también las generaciones futuras van a tener esas variedades para su alimentación y para investigación en el futuro.
En la técnica de la criopreservación a -196 °C se requiere mantener el nivel de nitrógeno ideal para mantener esa temperatura ultra baja y las plantas puedan sobrevivir por siglos. Mientras que en la técnica de la conservación in vitro, la planta de la papa puede sobrevivir hasta 2 años en el tubo de vidrio bajo condiciones controladas de luz y temperatura.
Uso de la Inteligencia Artificial
Por su parte, Vania Azevedo, jefa del Banco de Germoplasma del Centro Internacional de la Papa (CIP), explica los dos
proyectos con inteligencia artificial que vienen desarrollando en este centro especializado para monitorear las variedades de papa. Se trata del aplicativo VarScout que ayuda a identificar a través de imágenes las diferentes variedades de este alimento. Es gratuito y se puede descargar de Play Store.
“El uso de esta app es muy sencillo, solo el agricultor le toma una foto a la papa y el aplicativo puede decir cuál es la variedad. Resulta bastante útil para el monitoreo de la biodiversidad en los campos de los agricultores", señala Azevedo.
El otro proyecto que vienen trabajando es un chatbot en alianza con la empresa Amazon. El objetivo de esta tecnología es apoyar a los usuarios del banco de germoplasma a encontrar cuáles son las variedades, dentro de las 5000 que existen, las que pueden ser más importantes para su investigación. Se encuentra en fase inicial y el chatbot ayudaría a reducir los tiempos, es decir lo que actualmente demora dos meses, con esta tecnología sólo tomará unos minutos.
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