Desde muy niña, le encantaban los números, influenciada por su padre, un ingeniero civil de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Se casó a los 20 años, nacieron sus dos hijas y no pudo seguir estudiando estudiar como hubiera querido, pero sabía que en algún momento lo haría, es así que a los 32 años decidió estudiar una especialidad en Finanzas y Control en la Universidad del Pacífico, y de esta manera empezó su vida de retos y desafíos.
Con la especialidad concluida, trabajó unos años más hasta que su hija mayor ingresó a la UPC a estudiar Negocios Internacionales. Justo a los pocos meses, cuando comenzó a trabajar en Cálidda, la distribuidora de gas natural, se abrió la carrera de negocios pero en el horario de noche. Se inscribió de inmediato, la universidad estaba a unas cuadras y su hija estudiaba ahí.
“Recuerdo haber ido a clases y coincido en un curso con mi hija, me daba risa porque sus amigos me decían “Tía ¿nos explicas?, ella no se puso celosa porque yo era muy estudiosa, todos los ciclos obtuve el primer puesto en mi carrera. Nunca olvidaré que mi hija y yo nos graduamos juntas, en la misma ceremonia. Así que mi familia celebró doble. Nos querían entrevistar porque era un caso poco visto, pero a mi hija “le daba roche”, resaltó.
Apenas terminó la carrera no dudó en continuar estudiando, esta vez eligió la maestría en regulación de servicios públicos de la escuela de postgrado de la UPC.
“En aquel entonces era jefa de instalaciones internas, en un área muy masculinizada. Trabajé con muchos hombres, aprendí mucho, y me encantó ver como cada vez más mujeres se sumaban a mi área como supervisores. Creo que las mujeres aportamos con una visión distinta, siempre sumamos y destacamos por nuestro compromiso”, puntualizó.
Precisó que después de trabajar en Cálidda, ingresó a trabajar en Fenix. Pasó por varias áreas de la empresa, y cuando trabajó en el área comercial, quien era su jefe en ese entonces le pidió completar un curso en la UNI, Operación y Despacho de Sistema de Potencia.
“Me dijo que era difícil porque en el curso debías ver matrices y como no soy ingeniero, no sabía de qué se trataba. Para mi sorpresa pasé el curso que duró 5 meses con una excelente nota, y como había sido mi experiencia hasta entonces en el sector energía, encontré a muy pocas mujeres”, anotó.
Lucha de género
Consideró que en la actualidad aun los puestos gerenciales o los altos cargos están prácticamente copados por hombres, es difícil encontrar mujeres, y si las hay no ganan lo mismo que los hombres. Si encuentras a mujeres en altos cargos por lo general están en Gestión Humana, Marketing, Comunicaciones. Hay algunas áreas reservadas prácticamente para hombres.
“He estado 15 años en el sector hidrocarburos y el de energía, sectores masculinizados y mayoritariamente de ingenieros. Al principio no me escuchaban en las reuniones, como mujer y al no ser ingeniera, me costó ganarme el respeto y abrirme paso para hacer notar mis ideas, pero sí se puede y cada vez más mujeres estamos presentes en sectores que antes les pertenecían solo a hombres”, remarcó.
El trabajo y la familia
A pesar de una agenda recargada, Silvia se da tiempo para todo, especialmente la familia, algunos días de semana almuerza con sus hijas y los días en que trabaja desde casa, juega con su nieto.
“A las niñas y jóvenes que quieren laborar en el sector energético les diría que es un sector interesante y desafiante, que hay mucho por hacer y las mujeres tenemos bastante que aportar. Les diría que las necesitamos, con su creatividad, compromiso y las ganas por aportar las esperamos con los brazos abiertos. Atrévanse a soñar, desafíense, que ya el terreno está preparado para recibirlas”, concluyó.