Ubicada a 195 kilómetros al norte de la ciudad de Lima metropolitana, la provincia de Barranca, la más septentrional del departamento, es un destino de ineludible visita al reunir una rica historia milenaria y una prodigiosa diversidad gastronómica que se pueden apreciar, sobre todo en estos días que conmemora su 40 aniversario de creación.
Entre sus cinco distritos destaca Supe, que alberga la Ciudad Sagrada de Caral, la urbe prehispánica más antigua de América, Patrimonio de la Nación y Patrimonio Mundial desde 2009.
Allí también se puede saborear una deliciosa gastronomía expresada en un contundente desayuno compuesto por tamales, chicharrones y la célebre salchicha supana que nada tiene que envidiar a la que se ofrece en su vecina Huacho. La bebida ideal para acompañar estas delicias es el café recién pasadito acompañado por los famosos panes de piso que son un deleite para los visitantes.
Otro distrito importante es Paramonga, la ciudad azucarera en donde se erige una imponente fortaleza prehispánica y donde sobresale su importante gastronomía con una variedad de platos, entre los que resaltan un irresistible picante de cuy y el infaltable puchero paramonguino, así como el suculento estofado de conejo.
En esta provincia, que albergó al libertador Simón Bolívar en su trayecto hacia Lima, cuenta con un museo en el que se exhiben óleos, muebles de época, un pozo de los deseos y un gigantesco patio donde el libertador venezolano descansaba.
El distrito de Pativilca deleita por sus sabrosos camarones, presentados en distintos potajes, así como sus emblemáticos alfajores que son una tradición de más de 100 años, y los infaltables vinos y piscos del valle pativilcano y de Huayto.
Otra localidad icónica es Puerto Supe, ciudad pesquera con mucha historia milenaria donde se encuentra el sitio arqueológico de Áspero, contemporáneo al complejo de Caral. Allí se preparan los mejores potajes a base de pescados y mariscos, como la deliciosa parihuela, ceviches de todo tipo e infaltables combinaciones gastronómicas marinas.
Por estas y muchas razones Barranca constituye un lugar privilegiado con un circuito de playas y un clima acogedor, donde platos como el pepián, el ya famoso tacu tacu, el meneao de pavita y sus infaltables chancaquitas y “tiesos” (alfajores con relleno de miel de chancaca), encantan a propios y extraños.
(FIN) JRA/LZD