De tu casa al mar: así transforma Sedapal las aguas residuales [video]

Mientras se construye una planta más completa, La Chira y Taboada limpian las aguas que salen del desagüe en Lima

Las PTAR, como La Chira, descontaminan los desechos hídricos que se arrojan al mar. Foto: ANDINA/Juan Carlos Guzmán

Las PTAR, como La Chira, descontaminan los desechos hídricos que se arrojan al mar. Foto: ANDINA/Juan Carlos Guzmán

10:31 | Lima, ago. 22.

Por Margarita Rivera Monforte

Una de las grandes curiosidades que se tienen de niños es saber qué ocurre con el agua que desaparece al jalar la cadena del inodoro o la que corre por el lavadero mientras se dejan limpios los platos. ¿A dónde va?, ¿desaparece?, ¿llega al río?, ¿al mar? Lo que parece una pregunta inocente sirve, sin embargo, para conocer un sistema complejo, desconocido, pero esencial para una vida saludable.


Gran parte de esas respuestas se encuentran en dos plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR) de Lima -La Chira y Taboada-, que operan silenciosamente todos los días, así como una tercera, La Atarjea, que se construye con una promesa: descontaminar más, contaminar menos y transformar en energía lo que antes era solo desecho.

¿Qué hacen, para qué sirven estas plantas?


Las PTAR son instalaciones del Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal) que se encargan de filtrar y descontaminar los millones de litros de aguas servidas (efluentes) que salen y van por los desagües recorriendo un largo trayecto antes de ser devueltas al medio ambiente. 


En Lima operan más de 20 PTAR, dos de ellas clave en el tratamiento de aguas residuales. La Chira, que cubre más de 18 distritos del sur y centro de la capital, entre ellos San Isidro, Miraflores, Surco, Barranco y Chorrillos. Y Taboada, que atiende a 27 jurisdicciones, incluidas Ate, Bellavista, Breña, Callao, El Agustino, Independencia, Jesús María, La Perla, La Punta, La Victoria, Pueblo Libre y San Juan de Lurigancho, entre otras.


A ellas se sumará dentro de algunos meses la PTAR La Atarjea, cuya construcción inició en el 2024 con un enfoque más avanzado: no solo limpiar sino también utilizar los principios de la economía circular, es decir, reutilizar los residuos y convertir algunos de ellos en energía. Esta es la historia de lo que ocurre después de que jalamos la cadena.

Una planta en constante evolución


La PTAR más grande de Lima -por ahora- es La Chira, que opera desde 2016 y puede procesar hasta 11.3 metros cúbicos por segundo de aguas sucias. "Es una de las plantas más grandes que tiene Sedapal", cuenta a la Agencia Andina el ingeniero Javier Echevarría, especialista en plantas de tratamiento de aguas residuales, graduado en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).


Echevarría explica que su área de carrera es poco conocida y de gran complejidad, lo que implica que tenga poca demanda. "No es fácil trabajar sobre desagües, acostumbrarse al mal olor, aunque en estas plantas se trabaja para reducir eso también", comenta.

El especialista señala que en La Chira el proceso se inicia con la retención de los residuos grandes que arrastra el desagüe, para lo cual "tenemos una unidad de pozos de gruesos que, a través de una cuchara bivalva, recoge elementos como pañales, piedras, bolsas muy grandes, entre otros, evitando que vayan directamente al mar".

Varios procesos para un solo objetivo: descontaminar


Mientras explica que una cuchara bivalva es una herramienta que se usa para recoger y mover materiales sueltos como arena, grava, barro, entre otros, "algo así como una pinza grande de metal que se abre y cierra para agarrar cosas sueltas", el ingeniero detalla los siguientes pasos para descontaminar las efluentes.

Lo que sigue son las unidades de desbaste, que son cámaras equipadas con rejas automatizadas, lo que evita que el personal deba realizar la operación de forma manual. Están dispuestas en forma descendente, ya que es necesario retirar los sólidos desde los de mayor hasta los de menor tamaño. Así se garantiza que al final del proceso, las aguas residuales lleguen al punto de descarga libres de sólidos contaminantes”, aclara.


La disposición de las rejas es: las más gruesas y las medianas van primero para retener los sólidos de mayor tamaño. Luego unas más angostas para las partículas más pequeñas. De ahí van a una unidad llamada desarenadores, que cumplen una doble función: la primera, capturar las arenas que llegan por el desagüe; la segunda, eliminar las grasas o natas que comúnmente se encuentran en las aguas residuales.


Terminado este procedimiento, las aguas libres de elementos pasan a la unidad de rototamices, máquinas que captan y eliminan los sólidos más pequeños, los que están en suspensión. "De allí, ya limpias, son enviadas al Océano Pacífico a través de un emisario submarino. Así contribuimos a proteger el mar y cuidar la salud de nuestra población", sostiene y recalca que en La Chira solo realiza pretratamiento (no hay procesos biológicos ni desinfección).

Economía circular: el objetivo de La Atarjea


En agosto de 2024, una nueva obra atrajo la atención de propios y extraños. Dos grandes pozos en medio de un enorme espacio comenzaron a construirse en los terrenos de Sedapal en la zona este de Lima. Se trata de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales la Atarjea, que complementará con tecnología de punta y un sistema más moderno el trabajo de descontaminación que ya se desarrolla en las PTAR actuales.


La PTAR La Atarjea, cuya construcción ya se encuentra en un 12% de avance, tiene objetivos claros y ambiciosos: tratar el agua al máximo nivel, proteger el río Rímac -que la capital ha contaminado durante décadas-, y generar energía eléctrica a partir de los residuos sólidos, gracias a un sistema de biodigestores que producirán biogás.


Esta planta está diseñada bajo el enfoque de economía circular”, puntualiza Echevarría. Lo que antes era desecho, ahora se convierte en recurso. Se espera que hasta el 70% de la energía que necesita la planta sea producida por ella misma”.



Esta nueva planta, que se espera terminar entre fines del próximo año o inicios de 2027 será una de las más modernas de Sudamérica y, a diferencia de las PTAR de La Chira y Taboada, será una planta completa. Las actuales, como se adelantó líneas arriba "son de pretratamiento avanzado, esto es únicamente retiro y retención de sólidos".

"La PTAR La Atarjea comprenderá una línea para el tratamiento completo de las aguas residuales, una línea de lodos para el tratamiento de los mismos y su reaprovechamiento. A futuro tendrá un gran impacto en la economía circular. Tiene finalmente una línea de gas dirigida a la cogeneración de energía", concluye con orgullo el especialista tras indicar que esta planta beneficiará a 650 mil pobladores.

La nueva planta en La Atarjea busca elevar los estándares de calidad del agua tratada y disminuir la presión sobre el mar como agente natural de descontaminación. Sin embargo, este esfuerzo no será suficiente sin la participación activa de la ciudadanía. Evitar arrojar desechos y basura en las playas es también parte fundamental de la solución. Cuidar el mar está en nuestras manos, es solo cuestión de compromiso y responsabilidad.

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(FIN) MRM/RRC

Publicado: 20/8/2025