Como hizo en anteriores oportunidades, llamó a Barranca -en el norte de Lima, donde viven sus padres- para contarles la gran noticia, aunque siempre a su manera: "Primero les engaño y les digo que no gané, pero luego les digo la verdad". Lo mismo hizo con sus amigos.
"Todos me abrazaron y felicitaron", dijo desde una de las aulas de la residencia que el colegio particular Saco Oliveros tiene en el distrito de San Borja para sus estudiantes talentosos llegados desde el interior del país. Ahí también se encuentra su hermana Angie, de 11 años, que le sigue los pasos.
Raúl contó que no fue fácil postular al
MIT, por cuyas aulas han pasado personalidades de renombre como Kofi Annan, secretario general de las Naciones Unidas; Salman Khan, creador de la Khan Academy; al igual que Drew Houston y Arash Ferdowsi, fundadores de Dropbox.
Solo en el 2017 la universidad estadounidense tuvo 20,247 postulantes de todo el mundo, de los cuales apenas ingresaron alrededor de 1,400.
Para ser admitido, Raúl tuvo que dar exámenes de matemática, física, la prueba Toefl (de dominio de inglés) y escribió un ensayo sobre cuál es el mayor obstáculo de su vida. Además, presentó diversas cartas de recomendación de sus profesores.
"En ese ensayo recordé que el 2014 fue mi año negro, porque no clasifiqué ni gané ninguna olimpiada de matemática y estaba un poco deprimido. Pero me propuse que el 2015 sería mejor y me preparé mucho, y fue entonces cuando obtuve la medalla de oro de la Olimpiada Internacional de Matemática (IMO)", narró.
La carta en la que el MIT le da la bienvenida finaliza diciendo: "Juntos haremos una gran diferencia en un mundo que desesperadamente te necesita". "Después de leer esto, mi emoción estaba por las nubes", reveló.
Si no estudio, no juego fútbol
Contrariamente a lo que muchos pudieran pensar, Raúl no es de los jóvenes que estudian todo el día, aunque sí tiene en claro la importancia de respetar los horarios que se propone y tener objetivos a corto o mediano plazo.
"Lo que hago es saber a qué hora voy a estudiar y respetar eso. Si digo dos horas, trato de no distraerme con otras cosas. Me digo voy a estudiar dos horas porque voy a salir a jugar fútbol, y si no estudio no juego".
Contó que la presencia de sus padres ha sido fundamental en su vida escolar, porque ellos le enseñaron a trazarse metas. De hecho su mamá fue quien le enseñó matemáticas cuando era pequeño. "Ella hizo que me gustaran las matemáticas; me llevaba a los concursos en Barranca, ella sabía que podía dar más".
Le entusiasmaba la idea de viajar para estar en un certamen y por eso cuando se enteró de que podía viajar fuera del país como parte de una delegación internacional se esforzó mucho. "Me dijeron: 'participa en concursos, vas a viajar' y me pareció genial".
Una nueva etapa
En agosto de este año empezarán sus clases como estudiante de Ingeniería de la Computación en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, ubicado en Cambridge; pero está solicitando ayuda a fin de conseguir el dinero para su boleto de avión y para su manutención durante los cuatro años de estudio. La ayuda puede ser coordinada con su mamá, la señora Marivel Castillo (969-748-765).
Raúl sonríe cuando le preguntan por qué se le hace tan fácil estudiar matemáticas y responde que no tiene buena memoria ni está aprendiéndose todas las fórmulas, sino lo básico y que el resto lo hace intuitivamente.
Lo que no olvida y palpita desde siempre en su corazón es su deseo de que el Perú lo recuerde. "Quiero ser parte de la historia, que recuerden mi nombre por todo lo que aporté, ese es mi sueño mayor. Estoy convencido de que sí puedo hacerlo. El conocimiento es para compartirlo", finaliza.
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(FIN) RRC-KGR/RRC
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