“Qoyllurit’i: los hijos de la montaña sagrada” se titula el libro de fotos elaborado por el fotoperiodista Miguel Mejía Castro sobre la festividad del Señor de Qoyllur Riti, la más grande peregrinación del mundo en honor a la sagrada imagen y el apu Kolquepunku, ubicados sobre los 5,000 metros sobre el nivel del mar, en Ocongate, provincia cusqueña de Quispicanchi.
Mejía Castro, enamorado de la cultura viva que solía registrar en su recorrido por el país, fue atraído por el taita o padre, hace 10 años, al cual llegaría con el fin realizar un reportaje que no imaginó fuera la más sacrificada y extraordinaria que pudo vivir.
El santuario con la gran roca y la imagen piadosa del Señor de Qoyllur Riti lo abrazó y encaminó al nevado Kolquepunku, aquí no es fácil ascender, los ukukus guardianes del taita no te lo permiten, Mejía, creyente de las deidades andinas, tuvo que convertirse en ukumari, oso o Pablito de la Nación Paucartambo.
Ya con el pillón o cubierta de negro y rojo, umaqollo (especie de gorra, pero que te cubre toda la cabeza y rostro), uma q’ara o piel y lana de alpaca, sobre la cabeza zurriago en el pecho, qori cruz o cruz de oro en el abdomen, el reportero gráfico quiso ser ukuku, pero venía lo más difícil y doloroso: cumplir con los rituales.
Tras una década, cuenta Mejía sobre un banco de la plaza mayor de Cusco, “no he dejado de peregrinar desde esos años”, salvo en el 2020 por la pandemia, y retornó este año junto a su Nación Paucartambo, esta fue con gran nostalgia.
Durante ese periodo registró más de 5,000 fotografías, el proceso de selección fue difícil, incluso llegó a colocar 800 fotografías en paredes, hasta lograr la ansiada crónica “mis fotos te llevan a peregrinar, visualmente vas a peregrinar, peregrinar a profundidad, porque los ukukus son los únicos personajes que pueden acceder al nevado, pernoctar ahí, exploran los espacios del santuario”, subrayó.
Las fotografías son espectaculares, el peregrinaje por la ruta de las 24 horas, hasta el impresionante inti alabado cautivan al apreciar paisajes sobre roca, cubierta verde y siempre a la mirada del otro gran nevado y apu Ausangate.
“El Qoyllur Riti es una deidad, es nuestro taita, protector que te da fuerza, energía. La primera vez que fui casi quedo como un pago (ofrenda) porque casi me quedo congelado, me había retirado unos 300 metros para una fotografía panorámica, no podía avanzar, pero vino un hermano que me rescató”, afirmó.
Los registros narran también una situación dramática que atraviesa el apu Kolquepunku, este lamentablemente ya no cuenta con esa cubierta blanca, el calentamiento global lo despoja “ya no es esa pampa que parecía un campo extenso”, lamenta.
Esta situación acongoja a miles de ukumaris y peregrinos, ellos cada vez que llegan a la cima recuerdan décadas memorables en seno del apu, “es una tristeza para nosotros, sin embargo, la fe sigue en pie”, aseveró.
Mejía Castro llegó hace unos días al santuario junto con su libro que lo entregó al caporal de la Nación Paucartambo José Luis Mamani León, aquel que le abrió las puertas, en medio de sus hermanos, nosotros, los ukumaris.