El distrito de Machu Picchu Pueblo, ubicado en la provincia cusqueña de Urubamba, se alista para la reapertura de la ciudadela inca de Machu Picchu desde el lunes 1 de marzo con todos los protocolos de bioseguridad ante el covid-19, e intentar reactivar la economía, ya que desde el cierre del ícono turístico del Perú se registran pérdidas por 60 millones de soles.
El alcalde de Machu Picchu, Darwin Baca León, recibió con mucha expectativa el anuncio hecho en la víspera por la jefa del Gabinete Ministerial, Violeta Bermúdez, y resaltó que “es un alivio para miles de familias que dependen de la actividad turística”.
Del 1 al 14 de marzo, todo el departamento del Cusco, excepto la provincia de Canchis, estará en nivel de alerta sanitaria muy alto, y los monumentos arqueológicos, centros culturales y galerías, bibliotecas, museos, jardines botánicos y zoológicos podrán reabrir con un aforo del 40 %.
Señaló que en la primera reapertura, tras la primera ola del covid, personas dedicadas al servicio turístico sacaron préstamos bancarios para reactivarse, pero vieron truncas sus aspiraciones por la segunda ola. “Esta segunda reapertura ayudará a que se pueda reintentar poder vivir del turismo”, aseveró en diálogo con la Agencia Andina.
Si en la primera reapertura se tuvo un número artístico para recibir a los turistas, en esta ocasión se obviará y, por el contrario, se intensificarán las medidas de bioseguridad, planes de vigilancia y formalización que garantizará un servicio seguro y de calidad para los visitantes.
Baca León indicó que en el distrito de Machu Picchu hay 222 restaurantes y 219 hoteles, de los que un 40 % ya obtuvo la aprobación de sus planes de vigilancia, otros intentarán ponerse en regla y un grupo habría quebrado.
“Los meses de este año trabajaremos con el turismo interno, hay una expectativa positiva, pero tenemos compromisos como exigir a todos sus planes de vigilancia y cumplimiento del mismo. Seremos drásticos”, remarcó.
Pérdidas
El alcalde manifestó que
esta crisis generó una pérdida de 900 millones de soles en hoteles y restaurantes en el 2020, y desde el cierre de Machu Picchu unos 60 millones soles.
“Le decimos al Gobierno central que todos los centros arqueológicos son espaciosos de bastante oxigenación, en comparación a los centros comerciales. Los paisajes abiertos ayudan a salir a la gente del estrés”, puntualizó.