Durante su juventud se dedicó a ser cocinera hasta que encontró una oportunidad como voluntaria en el Centro Infantil de Atención Integral (CIAI) "Dulces Fresitas" del asentamiento humano Juan Pablo II de San Juan de Lurigancho, descubriendo su vocación por dar amor a las niñas y niños.
Inició como “madre guía” de cerca de 40 niños en el CIAI, siempre destacó por ser cariñosa y dedicada en las dinámicas de enseñanza a los pequeños; como el canto, las manualidades y el arte.
Edelmira Gonzales Soto es muy esmerada. Empieza el día preparando el desayuno de su familia, luego se dirige al encuentro diario con “sus hijos”, como los llama, que le transmiten las energías para sacar adelante su vida.
Se encarga de recibirlos en la puerta y así inicia la jornada desarrollando actividades lúdicas y de cuidado permanente en compañía de las madres cuidadoras, con quienes forma un gran equipo de mujeres que velan por el desarrollo y correcto crecimiento de los pequeños.
“Me siento contenta de trabajar en el programa, sobre todo trabajar con niños, es una alegría para mí”, menciona Edelmira.
Sus deseos de superación la llevaron a inscribirse en los cursos virtuales de emprendimiento que, gracias a un convenio entre el Midis y la Fundación Romero, le permitieron ahorrar el incentivo económico que recibe mes a mes por su apoyo en el CIAI. Gracias a ello, Edelmira también costeó los estudios de sus dos hijas.
Con mirada positiva y con las herramientas necesarias, Edelmira se aventuró a instalar una pequeña bodega, la cual surte de a pocos, pues a más venta, más ganancias y más objetivos por concretar como el de concluir sus estudios de profesora de educación inicial; convirtiéndola en un verdadero ejemplo de lucha y tenacidad.
“He implementado una tiendita, gracias al programa. Es una pequeña bodeguita, lo he hecho con mi esfuerzo. Soy feliz porque lo he logrado y me gusta aprender más”, dice Edelmira, orgullosa de sus logros.
Edelmira está agradecida por la oportunidad de hacer lo que más le gusta: cuidar y dar amor a las niñas y niños. Se llena de dicha cuando los pequeños que cuidó, hoy como adolescentes, la buscan en gratitud a sus cuidados.
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