El distrito de Pozuzo, donde habita la primera colonia austro alemana del mundo, celebra su 165 aniversario y el “Día del Colono”, recordando a aquellos pioneros que dejaron sus lugares de origen en Europa para comenzar una nueva vida en el Perú. ¿Cómo fue esa odisea?, ¿Cuántos colonos partieron y cuántos llegaron finalmente a su nuevo hogar en el corazón de la selva central peruana?
Antecedentes de la colonización
Cuenta la historia que desde 1854 el gobierno del entonces presidente, general Ramón Castilla, alentó la inmigración europea para colonizar y desarrollar la agricultura, la ganadería y el comercio en la selva peruana, considerando que dicha población había logrado importantes progresos en esos ámbitos.
Con ese propósito firmó, el 6 de diciembre de 1855, un contrato con el noble alemán, barón Cosme Damián Schutz von Holzhausen, quien estaba interesado en promover la llegada de ciudadanos de Alemania y Austria a nuestro país.
Según el contrato, el Gobierno del Perú ofrecía pagar los gastos de transporte de Europa hasta la selva central y la construcción de un nuevo camino desde Cerro de Pasco. También prometía abonar a cada colono mayor de 15 años una gratificación de 15 pesos, la repartición de 140 leguas cuadradas de tierras vacantes entre los colonos para luego convertirse en legítimos propietarios, exentos de todo impuesto, y la manutención durante los seis primeros meses. El Gobierno de Castilla se comprometió, asimismo, a brindar servicios públicos básicos como sanidad, construcción de escuelas, iglesias y otros.
Preparativos para el viaje
En 1856, el barón Cosme Damián Schutz von Holzhausen publicó en un diario alemán su proyecto de colonizar la selva central peruana. El sacerdote franciscano benedictino, Agustín Scherer, se enteró del proyecto y consideró que tal empresa ayudaría a sus hermanos campesinos y artesanos que afrontaba entonces una gran pobreza. Por ello, recomendó a su colega Joseph Egg, párroco de la localidad de Wald, ubicada en la región austriaca de Tirol. Después de un diálogo con el barón Schutz von Holzhausen se oficializó el apoyo de ambos religiosos, quedando autorizados para buscar en el Tirol a las personas indicadas para emprender el viaje de colonización.
El Gobierno peruano exigía que los colonos sean católicos, trabajadores y con una conducta intachable.
La noticia de que irían acompañados por el padre Joseph Egg inspiró mayor confianza, esperanza y fe entre los aldeanos tiroleses, muchos de los cuales manifestaron su deseo de formar parte del grupo y obtuvieron la recomendación de buena conducta otorgado por el mencionado párroco.
El 16 de marzo de 1857 se reunieron en la plaza de la iglesia de la localidad de Silz un grupo de 200 tiroleses inscritos para emprender el viaje al Perú. Aunque los embargaba la tristeza de abandonar su lugar de nacimiento, se armaron de valor, fe y esperanza para atravesar el océano Atlántico y llegar a Perú para construir un nuevo porvenir.
Liderados por los sacerdotes Joseph Egg y Joseph Uberlinger, los colonos tiroleses hicieron un primer trayecto por vía férrea, atravesando ciudades alemanas como Augsburgo, Stuttgart y Mannheim. Tras llegar a esta última ciudad prosiguen el viaje por vía fluvial hasta llegar a la urbe de Colonia donde se unieron a otro grupo de colonos conformado por 120 alemanes (llamados entonces prusianos) de las regiones de Bavaria y Renania. El 25 de marzo de ese año llegaron al puerto de Amberes, en Bélgica.
Odisea heroica y fe inquebrantable
El 29 de marzo de 1857, los 200 ciudadanos austriacos de la región de Tirol y los 120 alemanes de las regiones de Baviera y Renania, abordaron el navío británico guanero “Norton” junto con su guía espiritual Joseph Egg y zarparon rumbo a Perú. Al poco tiempo de iniciar la navegación, el padre Egg celebró el sacramento del matrimonio de 23 parejas jóvenes que deseaban formar familia y tener hijos para comenzar su nueva vida en el lejano territorio americano.
Llegada al Perú
Después de varios meses de un sacrificado viaje marítimo por el océano Atlántico y luego por el Pacífico, que desgraciadamente cobró la vida de cinco niños y dos adultos, los colonos austro alemanes arribaron, el 25 de julio de 1857, al puerto del Callao, donde el barón Schutz von Holzhausen los esperaba.
Después de la respectiva cuarentena sanitaria establecida por las autoridades peruanas para los viajeros en barco, el 30 de julio los colonos se embarcaron nuevamente a bordo de la nave “El Inca” y después de dos días de viaje llegaron al puerto de Huacho.
Tras arribar a Huacho, los colonos austro alemanes emprendieron por tierra su heroica y penosa odisea hacia la tierra prometida en la selva peruana. Primero cruzaron el desierto costero y luego debieron atravesar los valles y montañas nevadas de la imponente Cordillera de los Andes. Cuando llegaron a la localidad de Cerro de Pasco, a más de 4,000 metros sobre el nivel del mar, el intenso frío y la altura provocaron que muchos de los colonos enfermasen de “soroche” o mal de altura.
Después de superar muchas dificultades, los colonos llegaron a Acobamba, Pampa Hermosa y Santa Cruz, donde se terminaba el camino construido, y a partir de allí ellos tuvieron que establecer su propia senda para internarse en la selva central.
En Santa Cruz, donde empieza la ceja de selva, los colonos se establecieron primero construyendo viviendas rústicas, haciendo plantaciones y criando algunas aves de corral para aprovisionarse de alimentos. Lamentablemente, el 28 de febrero de 1858 se produjo una avalancha de lodo y piedras que arrasó con la mayoría de las viviendas de Santa Cruz. Este deslizamiento provocó el deceso de tres adultos e igual número de niños colonos. Por esta razón, en Santa Cruz existe un cementerio en el que fueron sepultados los primeros colonos austro alemanes que llegaron al Perú. Estos incidentes propiciaron que un grupo de 50 colonos, entre ellos el cronista Clemente Yäger y el sacerdote Luis Uberlinger abandonasen el grupo de colonos.
Llegada a Pozuzo
Tras padecer toda clase de peripecias, al fin el 25 de julio de 1859, día de San Jacobo, patrón de los peregrinos y de la colonización, llegaron a la localidad de Pozuzo, que lleva el nombre del río que atraviesa la zona, un primer grupo de 170 personas, incluyendo niños que habían nacido durante el viaje.
Al día siguiente del arribo a Pozuzo, el sacerdote Joseph Egg celebró una misa. Después, en presencia de todos los primeros colonos, propuso que los tiroleses y alemanes deberían quedar unidos como tal y para ello era necesario elegir a sus propias autoridades. A petición de los colonos el párroco hizo las propuestas, saliendo elegidos José Gstir, en representación de los tiroleses, y Cristóbal Johann en representación de los alemanes, existiendo completa conformidad por parte de los colonos.
El primer trabajo de los electos alcaldes y del sacerdote Joseph Egg fue la demarcación de los límites y la repartición de los terrenos. Acordaron que los alemanes ocuparían la parte sur e izquierda del río Huancabamba, que hoy lleva el nombre de Prusia, y los tiroleses ocuparían la parte norte hasta la confluencia del río Pozuzo con el río Huancabamba. Se fijó como límite la quebrada de piedras oscuras que hoy lleva el nombre de río Límite. También se acordó la construcción de la iglesia San José y la casa parroquial en el centro Pozuzo-La Colonia, llamado Tirol.
Otros de los asuntos complicados que tuvieron que resolver fue la repartición de los terrenos. El padre Joseph Egg propuso a los alcaldes el siguiente mecanismo de repartición: 100 pasos por cada familia y 60 pasos para los solteros a lo largo del río Huancabamba, a fin de que cada colono recibiera la misma proporción de tierra.
En su nuevo hogar, los colonos austro alemanes empezaron una nueva vida con signos de extrema pobreza, aislados y abandonados a su suerte, aunque el Gobierno peruano de ese entonces manifestaba lo contrario.
Llegada del segundo grupo de colonos
Un segundo grupo de 321 colonos austro alemanes se embarcó en el puerto de Amberes en el navío italiano Valparaíso y, después de 97 días de viaje marítimo, llegaron al puerto del Callao en la tarde del 22 de julio de 1868. Al igual que el primer contingente de colonos, ellos viajaron por mar a Huacho y siguieron la misma ruta de sus antecesores once años antes.
Tras enfrentar similares dificultades que sus antecesores, llegaron a Pozuzo 315 inmigrantes, porque en el viaje fallecieron 14 y nacieron 8. Este segundo grupo tenía como objetivo llegar a la zona del Mayro, pero como el camino estaba en malas condiciones prefirieron quedarse en Pozuzo.
Según la Municipalidad Distrital de Pozuzo, en los archivos parroquiales existe un acta firmada por el padre José Egg e inmigrantes del segundo grupo de colonos austro alemanes que desembarcaron en Huacho, el 25 de julio de 1868, en la que acordaron que esa fecha sea considerada como el Día del Colono, una efeméride de mucha importancia para la historia de Pozuzo y que, en la actualidad, es la fecha central de la celebración del arribo de los colonos austro alemanes al Perú, su nueva patria.
Fundación de Pozuzo
El distrito de Pozuzo fue fundado el 29 de noviembre de 1918. Cuenta con una superficie total de 1,394.40 kilómetros cuadrados y a una altitud promedio de 823 metros sobre el nivel del mar. Se encuentra a 78.6 kilómetros al noroeste de la ciudad de Oxapampa y a 520 kilómetros al noreste de la ciudad de Lima.
Su población total es de 8,307 habitantes. Pertenece a la ecorregión de Selva Alta o Rupa Rupa y posee un clima templado, cálido y tropical, con una temperatura promedio de 23°C.
(FIN) LZD/MAO
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