Andina

Conoce proyectos de turismo comunitario en Puno que rescatan su cultura y tradiciones

Gracias al apoyo del proyecto Qhapaq Ñan, del PNUD y de la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo

La población de Jayujayuni, comunidad altoandina próxima al lago Titicaca, en la región Puno, ha construido una propuesta de turismo comunitario, sostenible, basada en compartir y aprender de la cultura, y una fuerte conexión con la naturaleza.

La población de Jayujayuni, comunidad altoandina próxima al lago Titicaca, en la región Puno, ha construido una propuesta de turismo comunitario, sostenible, basada en compartir y aprender de la cultura, y una fuerte conexión con la naturaleza.

10:00 | Puno, oct. 2.

A medida que la vacunación avanza, la apuesta por la reactivación del sector turismo viene impulsándose con fuerza. Destinos como Cusco, Arequipa, Tumbes, Puno y muchas otras regiones ya cuentan con el sello internacional Safe Travels que los certifica como bioseguros para el turismo.

En Puno, con el apoyo técnico del proyecto Qhapaq Ñan, un esfuerzo trinacional implementado en Perú, Bolivia y Ecuador por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con financiamiento de la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS), se han creado emprendimientos junto con las comunidades, identificando el potencial del territorio, preservando los valores tradicionales y construyendo desarrollo para todos y todas.


Jayujayuni y el Camino Inca

Juan Pedro Aquino recuerda las leyendas que le contaban de niño, sobre Jayujayuni, en el Centro Poblado de Ichu, Puno. Atrás de él, el bosque de piedras contrasta con el cielo despejado, y las formaciones rocosas cuentan historias de muchos otros personajes que vigilan a las familias de la comunidad y las parcelas de cultivo.

Jayujayuni está ubicado a 12 kilómetros de la ciudad altiplánica de Puno, cerca al Lago Titicaca. Es una comunidad pequeña, de pocas familias, que se dedican principalmente a la agricultura de cebollas y plantas medicinales; una tradición que practican desde sus ancestros. 


Estas prácticas se mantienen vigentes porque quienes viven en Jayujayuni recuerdan las historias que contaban los abuelos: de las rocas, de las propiedades las plantas, la música, y también las historias del Camino Inca o Qhapaq Ñan, que tiene un tramo en Jayujayuni y es un motivo de orgullo para sus habitantes. 

A pesar de la historia y tradición del Camino Inca y la cultura de la comunidad, Jayujayuni aún no es un destino turístico que reciba muchas visitas. La Asociación de Emprendedores en Turismo Comunitario Qhapaq Ñan-Jayujayuni está trabajando con esfuerzo para cambiar esta situación.

La población de Jayujayuni han encontrado en sus tradiciones un atractivo fuerte. “Nuestras costumbres estaban olvidadas. Hemos rescatado todo lo que ha sido posible, a través del emprendimiento”, cuenta Pedro. 


Así, han construido una propuesta de turismo comunitario, sostenible, basada en compartir y aprender de la cultura, y una fuerte conexión con la naturaleza. Este es un punto fuerte para la asociación, ya que el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) indica que las intenciones de practicar turismo comunitario han aumentado en 3 % con respecto del 2019, y las de practicar turismo cultural, un 36 %.

En julio de este año, el circuito Puno-Lago Titicaca recibió la certificación internacional Safe Travels, en una apuesta por reactivar la actividad turística en la región y el país. Esto se presenta como una oportunidad importante para la asociación de Jayujayuni, dado que su emprendimiento, al aire libre y en contacto con la cultura y naturaleza, es una opción de bajo riesgo frente a la pandemia.


Isla Balsero Chimu

A más de 3,800 metros sobre el nivel del mar, y con una extensión de 8,562 kilómetros cuadrados, el lago Titicaca es el lago navegable más alto del mundo. Compartido por Perú y Bolivia, es un ecosistema rico en flora y fauna, que beneficia a las personas que viven en la cuenca y dependen del sistema para hacer sus vidas. Especies como la totora han brindado a las poblaciones los materiales necesarios para poder construir un hogar y herramientas, además de otros usos como medicina y alimento.

Así, nació la isla Balsero Chimu, en el Centro Poblado de Ichu, Puno. Una isla de totora que se construyó con las manos de dos familias y a la que ahora Enrique Cuno Canqui llama hogar.


“Antes vivíamos en tierra firme, pero en medio de la naturaleza hemos encontrado un lugar más tranquilo. Queremos ofrecer lo que nosotros tenemos al visitante”, cuenta Enrique, presidente de la Asociación de Emprendedores de Turismo Comunitario Islas Chimu.

La propuesta de Balsero Chimu se basa en la conexión con la naturaleza. Con viajes en balsas de totora construidas a mano, navegando hacia el lago abierto, la asociación de las Islas Chimu busca que quienes visiten puedan experimentar el contacto directo con la naturaleza como lo experimentan ellos y ellas: conocer la flora y fauna que habitan en el lago, las características y bondades del manejo ancestral de la totora y las aguas cristalinas del Titicaca.


Por otro lado, los artesanos y artesanas de la totora han encontrado nuevos usos para ella. Atrás quedaron los días en los que el material se usaba únicamente de forma utilitaria. Ahora, a través de capacitaciones y creatividad propia, desarrollan artesanías decorativas, con diseños complejos que representan algunas de las características de la vida en el lago. Así, el Centro de Interpretación Eco Artesanía de Totora complementa la experiencia.

Los emprendimientos del lago Titicaca no escaparon a las consecuencias de la pandemia. Enrique admite que la crisis trajo consigo “momentos desesperantes”, pero también de reflexión. Ha servido para evaluar los servicios y prepararse con todos los protocolos de bioseguridad necesarios para volver a recibir visitas de manera responsable. “De hoy para adelante, la actividad turística ha cambiado. Nosotros debemos estar a la par de estos cambios a nivel mundial”, reflexiona.


Descontaminar el lago Titicaca 

Además de las consecuencias de la pandemia, existe un riesgo permanente. La actividad humana no regulada, el impacto de las ciudades, actividades extractivas como la minería y la crianza de especies no nativas, traen consigo un problema de contaminación que va avanzando rápidamente.


Un problema que se está enfrentando desde el proyecto binacional Gestión Integrada de Recursos Hídricos en el sistema Titicaca-Desaguadero-Poopó-Salar de Coipasa, implementado en Perú por PNUD y el Ministerio del Ambiente. 

La contaminación trae el crecimiento desmedido de la lenteja de agua, un tipo de alga que crece en el lago. Si no se regula, puede llegar a cubrir toda la superficie del agua, impidiendo la entrada de la luz del sol y, al descomponerse, consumir el oxígeno que necesitan las aves, peces y anfibios únicos del lago Titicaca, para sobrevivir. 

A través de diversas iniciativas para el monitoreo de la calidad de agua, mitigación de los impactos de la contaminación, y conservación con saberes ancestrales de las comunidades altoandinas, el PNUD busca ponerle un fin a la amenaza de la contaminación en el Titicaca.


La pérdida de biodiversidad implicaría también un riesgo para emprendimientos gastronómicos como el de Playita Chimu, que busca revalorizar los productos agrícolas de la zona, mezclándolos con la cocina internacional, para ofrecer a los turistas una experiencia única.

Esther Balcona Fernandez, jefe de cocina de la Playita, busca dar a conocer los productos agrícolas, que nacen de la tierra fértil de Chimu y compartir con los turistas otro aspecto de su cultura y tradición: la gastronomía

“La vegetación, el suelo, el agua, nuestra cultura, es mi comunidad. Este es mi espacio, esto lo aprendí de mis abuelos y mis padres, y a donde quiera que yo vaya los llevaré siempre conmigo para compartir mi cultura y las costumbres de mi comunidad” dice.

Pero nada de esto será posible si se continúa degradando el ecosistema del lago y sus cuencas. “Para mí el turismo es desarrollo sostenible”, dice Pedro. 


La industria del turismo en Puno tiene la capacidad y oportunidad de recuperarse tras la crisis, para continuar brindando oportunidades a las comunidades y sus familias. Las tradiciones ancestrales que heredaron de sus abuelos, las leyendas sobre los personajes en las rocas y los pescadores del lago, la cultura de sus raíces aimaras, son algunas de las riquezas que los emprendimientos de Ichu están esperando compartir con el mundo.

“Yo me imagino a los turistas diciendo gracias, estuvo muy rico. Me los imagino diciendo volveré”, manifiesta finalmente Esther.

(FIN) NDP/LZD/MAO

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Publicado: 2/10/2021