El aprovechamiento de las tecnologías de energía limpia para mejorar las condiciones de vida de las zonas rurales y más pobres del Perú en consonancia con la conservación ambiental ha dejado de estar exclusivamente en el ámbito masculino para ser abordado también por mujeres decididas a sumar sus esfuerzos y capacidad para cambiar el destino de sus comunidades.
Ello se manifiesta en E-Mujer, la Escuela de Energía para Mujeres de Perú. Esta iniciativa forma parte del proyecto “Acciones de mitigación apropiadas a nivel nacional”, implementado por el Ministerio de Energía y Minas y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM).
A través de
E-Mujer se capacita a las mujeres a
utilizar, instalar, mantener y comercializar paneles solares y cocinas mediante el uso de tecnologías de energía limpia. El objetivo es reducir la brecha en el acceso universal a energías limpias y mitigar la emisión de
gases de efecto invernadero, marcando una diferencia en la vida de cientos de mujeres y sus comunidades.
Cierre de brechas
Al hacerlo, E-Mujer ayuda a
cerrar las brechas en el acceso a energía limpia, contribuye a promover la
acción climática y reduce las desigualdades de género, un tema crítico en todo el país.
Según la Encuesta Nacional de Hogares sobre Condiciones de Vida y Pobreza (ENAHO, 2017), en las zonas rurales de Perú el 42% de las mujeres no obtienen ingresos, lo que les impide acceder a bienes y servicios propios, crédito financiero e independencia económica para mejorar sus condiciones de vida y la de su familia.
Asimismo, la ENAHO 2017 da cuenta que el 12% de los peruanos utiliza combustibles sólidos como leña o carbón vegetal para cocinar y otros usos domésticos. Asimismo, alrededor del 8% de la población, que representa casi tres millones de personas, no tiene electricidad. La mayoría vive en comunidades remotas a las que la red eléctrica nacional no llega.
Vulnerabilidad
Las mujeres rurales son las principales usuarias de energía en el hogar y, como tal, son más vulnerables. La contaminación del aire por las estufas y chimeneas al interior de sus viviendas afecta a su salud y la de su familia.
También es una carga enorme para su tiempo. Las mujeres dedican tres veces más tiempo que los hombres a recolectar agua y combustible. Estas prácticas contribuyen a la deforestación. Por ello, las energías limpias son una solución rentable y contribuye al Objetivo 7 de Desarrollo Sostenible sobre energía asequible y no contaminante, y ayuda a nuestro país a alcanzar sus objetivos climáticos.
Aprendizaje práctico y flexible
Una de las claves del éxito de E-Mujer es su enfoque flexible de aprendizaje práctico. Esta escuela itinerante llega a las mujeres en sus propias comunidades y las capacita de una manera que se adapta a sus apretadas agendas.
La formación que brinda E-Mujer se compone de tres cursos: 1) Uso y mantenimiento de tecnologías de energía limpia; 2) Cómo instalar y arreglar tecnologías de energía limpia; y 3) Cómo iniciar y administrar un negocio de energía limpia.
“Mi vida ha cambiado. Antes de esta capacitación, tenía miedo de que solo los hombres pudieran hacer ese tipo de trabajo y que las mujeres no pudieran hacerlo. Tenía miedo de trabajar con este tipo de equipos, de trabajar con máquinas. Ese miedo se ha ido. Ahora creo que podemos hacer muchas cosas”, expresa Nelly Arias, una de las 290 mujeres que se participaron en E-Mujer.
E-Mujer se implementó desde el año 2018 como piloto y abarcó las regiones de Cajamarca, Cusco, Loreto y Puno, donde la capacitación se centró en cocinas más eficientes y en energía solar, respectivamente.
Beneficios transformadores
Los equipos de la iniciativa han sido testigos de sus beneficios transformadores a lo largo de dos años. E-Mujer ayudó a las beneficiarias a tener una mayor confianza en sus capacidades, ganar un mayor sentido de su valor personal y autoridad para realizar actividades tradicionalmente asociadas con los hombres.
Asimismo, les permitió sentirse más seguras para participar en los espacios sociales de sus comunidades y valorar sus nuevas habilidades, que van desde sus aptitudes prácticas a su mayor facilidad para expresarse públicamente.
“Las mujeres pueden capacitar a otras personas y trabajar en condiciones de igualdad junto a los hombres”, aseveró la estudiante de E-Mujer, Ana María Pumaccallahui, residente en Cusco.
“Quiero abrir mi propio negocio para vender cocinas más eficientes. Quiero que las personas estén sanas. Muchas familias todavía usan cocinas tradicionales, así que me gustaría que las cuatro comunidades de mi distrito usaran tecnologías de energía limpia en sus cocinas. Establecer mi negocio de cocinas no contaminantes me permitirá obtener ingresos mientras ayudo a las personas”, enfatizó.
Dimensión empresarial
Ahora que su fase piloto está terminando, E-Mujer mira hacia el futuro. El PNUD, el Ministerio de Energía y Minas de Perú y sus socios pretenden replicar el proyecto en todo el país y están buscando oportunidades para expandir los componentes de la capacitación sobre el espíritu empresarial y los modelos comerciales. Esto incluiría nuevos cursos, como un centro de innovaciones para que las mujeres diseñen otras tecnologías de energía limpia que se adapten a sus realidades y necesidades.
Dichas inversiones permitirían liberar verdaderamente el potencial de las mujeres para promover el acceso a energías limpias y la acción climática en Perú, en beneficio de todos.
(FIN) NDP/LZD/MAO
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