Por José VadilloLa nueva cruzada del doctor en ciencias ambientales, Marino Morikawa, es salvaguardar las lomas costeras de Lima. En Lomas de Paraíso, en Villa María del Triunfo, busca crear cinturones verdes de reforestación, que personas y empresas se sumen al cuidado de las lomas, y hacer frente a los traficantes de terrenos.
Para Marino Morikawa, el científico que descontaminó dos kilómetros del lago Titicaca aplicando la nanotecnología y sustratos orgánicos, las amenazas “son el ajicito de la vida”. Me lo dice mientras subimos a Lomas de Paraíso, en Villa María del Triunfo, al sur de Lima, la gris. En estas alturas con velo de neblina, hasta cinco veces han buscado amedrentarlo a punta de pitbulls y revólveres. Para el manejo de estas áreas hay legislaciones de cuatro ministerios, más Indeci y las municipalidades.
Su nueva cruzada es rescatar lo que queda de las lomas costeras u ‘oasis de niebla’.
El doctor en ciencias ambientales no se considera un héroe. Tampoco “un filósofo activista, que grita y no brinda soluciones”. Ve la importancia científica de estas áreas amenazadas por el tráfico de terrenos, actividad que por carecer de penalidad envalentona a los cacos que invaden áreas de conservación regional (ACR), áreas de conservación privada (ACP) o ecosistemas frágiles.
El pulmón de Lima
Existe una veintena de lomas en Lima. “Hemos perdido el 65%. Al menos, debemos de proteger ese 35% restante”. Pero, ¿por qué conservarlas? “Son el pulmón de Lima: las lomas purifican toda la contaminación atmosférica de la ciudad, ahora categorizada como la más contaminada de América Latina. Regresan un aire limpio a la urbe”, explica.
En el 2019, el Ministerio del Ambiente, mediante un decreto supremo, aprobó la propuesta de ACR Sistema de Lomas de Lima, de la Municipalidad de Lima, con la cual se protegen cinco de estas áreas de gran biodiversidad de flora y fauna. Se ubican en Ancón, Carabayllo, Independencia, Rímac, La Molina, San Juan de Lurigancho y Villa María del Triunfo.
El gerente de proyectos de TTT Grupo Morikawa, Martín Paz, advierte que frente al gran número de denuncias de invasiones a las lomas, la comuna limeña y otras entidades no se abastecen.
Durante la pandemia del covid-19, la cima de las Lomas de Paraíso ha sido tomada por traficantes de terrenos. Hace unas semanas, por las redes se alertó del movimiento de caterpillars aplanando las Lomas de Mangomarca. Lo mismo sucedió en Carabayllo.
Aquí corre mucho dinero. “Me han advertido que hay grandes empresarios y políticos metidos en este tema, pero si no cambiamos, todas las zonas verdes desaparecerán”, dice Morikawa.
Existe un “desorden” de leyes. Como la Ley N° 31056, que en su breve mandato firmó Manuel Merino el año pasado. Los traficantes saben que si ponen concreto o ladrillo, no los podrán sacar. “Es perjudicial no solo para las lomas costeras, sino también para las playas, las zonas arqueológicas”, advierte. Ha expuesto el tema a congresistas para modificar o derogar la norma.
Es la punta del iceberg. Tenemos, explica, legislaciones diferentes sobre el tema en los ministerios de Vivienda, de Transportes y Comunicaciones, del Ambiente y de Agricultura. Además, el Indeci y las municipalidades con terrenos adyacentes a las lomas brindaban constancias de posesión.
El 90% de las campañas de salud en los asentamientos humanos de estas alturas de VMT son para nebulizaciones porque la humedad sobrepasa el 120%. Son áreas sísmicas, sin estudios de impacto ambiental.
Peligro
Desde hace 20 años, L. recorre las lomas de Lima. Teme por su vida porque sabe cómo actúan los traficantes de terrenos. Algunos financian el sicariato. “Hay dirigentes muertos por oponerse a las estafas o protestar”, recuerda. En medio de la pandemia, los terrenos invadidos en los cerros de Lima pueden costar hasta 50,000 soles. Gran negocio.
Los arqueólogos descubrieron en este ecosistema lechos de ríos y lagunas secas. En 1932 un ingeniero denunciaba la tala de tara, guarango, lúcumo, en las partes altas y bajas de los cerros, de lo que hoy es Villa El Salvador, Villa María del Triunfo, San Juan de Miraflores.
Aquí también hay pinturas rupestres, de 8,000 a. C. Representan al hombre cazando a los animales de la zona, caracoles, venados, vizcachas. Subsisten estas últimas, pero se han espantado por la presencia de los visitantes que desde el 2019 comenzaron a llegar hacia el vecino Apu Sicay en busca del ‘colchón de nubes’ para el selfie. “El turismo mal manejado genera la destrucción no solo del cimiento del lugar o los bulbos de la flor de Amancaes”, recuerda Morikawa. Con la pandemia, la fauna ha regresado. Pero zorritos y venados ya no se ven.
Protectoras de las lomas
La señora Dolores Condori tiene 39 años y hace 11 vive en el asentamiento humano Quebrada Alta de Paraíso junto a otras 50 familias. Colindan con las lomas y se preocupan por mantener los senderos, limpiar las áreas, tratar bien a los visitantes (que llegaban antes de la pandemia). Muchas veces, a medianoche, activan las alarmas ahuyentando a los invasores que pican los terrenos de madrugada para lotizarlos y venderlos, engañando a las personas. A veces, la policía llega hasta aquí. Otras, no. Los vecinos del AA. HH. también se han encargado de enviar muchos oficios a las autoridades.
Con la pandemia muchos se quedaron sin trabajo y las familias abrieron una olla común. Muchos cayeron enfermos con el covid-19, pero no de gravedad. En cambio, en zonas de más abajo, hubo hasta fallecidos. “Creo que se debe a que mantenemos estas áreas verdes. Nosotros no hemos llegado al hospital. Este es el pulmón de todo Lima y lo cuidamos”.
Hace 15 días sembraron 500 plantones, pero los invasores los sacaron. Morikawa dice que continuarán sembrando, sumando a más personas, empresas, instituciones en esta movilización por crear ‘cinturones verdes’ alrededor de la desértica ciudad, con especies resistentes y oriundas para no alterar el equilibrio ecosistémico.
El doctor en ciencias ambientales apoya a las mamás de la olla común de Quebrada Alta de Paraíso, que son “las guardianes del lugar”. A ellas se las capacita en el manejo de los plantones. La idea es que puedan administrar un futuro vivero donde germinarán 100,000 plántulas que repoblarán las propias lomas.
Esa iniciativa se sumará a los convenios con las municipalidades de VMT, La Victoria y San Miguel y algunas universidades para aumentar los viveros con plántulas para el ‘cinturón verde’.
“Como científicos, tenemos varias alternativas de solución. Por ejemplo, productos a base de algas que podemos rociar en las zonas áridas y en un año comenzarían a florecer”, explica Morikawa.
Otra herramienta útil sería convertir Paraíso y otras lomas de Lima en ACP para que brinden una mayor protección gracias a la intervención de una empresa privada que adopte la zona. Hay ejemplos de ACP en Pachacamac con Unacem, por ejemplo.
Así como aprovecharon la pandemia y en la cima de la loma Paraíso construyeron la asociación de vivienda Vista Alegre, los traficantes de terrenos querrán aprovechar los meses que vienen, cuando las lomas se secan y parece solo un cerro calato y nadie se interese para aprovechar en hacer destajos o lotizaciones que no se ven. A estar alertas.
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(FIN) JVV/RES
Video: Marino Morikawa alerta: traficantes de tierras atentan contra el pulmón de Lima
Publicado: 8/10/2021