Los 46 escolares de la institución educativa N° 72261 del centro poblado Jasana Pocsellin del distrito de Taraco, en la provincia de Huancané, en Puno, rebosaban de entusiasmo cuando el sábado 23 de octubre recibieron sus tabletas electrónicas para continuar con sus estudios a distancia.
Lizeth Milagros Chambi Quispe (12) estudia en el 6° grado y fue la primera alumna de la región altiplánica que recibe una tableta electrónica del primer lote del proyecto concebido para cerrar la brecha digital y que favorecerá a más de un millón de estudiantes y docentes de zonas rurales y urbanas focalizadas del país.
El ministro de Educación, Martín Benavides, en compañía del presidente del Consejo de Ministros, Walter Martos, visitó esta zona del país para entregar
dispositivos electrónicos a los alumnos de 4°, 5° y 6° grado de primaria que viven sobre los 3,900 metros sobre el nivel del mar y que tenían problemas para acceder a la estrategia educativa multicanal diseñada para continuar con el servicio educativo durante la emergencia sanitaria.
De esta manera, ellos podrán seguir estudiando de manera remota con las tabletas, un recurso educativo que cuenta con 37 aplicativos, más de 3,000 contenidos pedagógicos, aplicaciones informáticas (APP) y sistemas de aprendizaje diseñados por el Minedu para los alumnos de Educación Básica Regular, Educación Intercultural Bilingüe y Educación Especial.
Querer es poder
Lizeth Milagros, la niña referente de la escuela N” 72261, es un claro ejemplo del dicho “querer es poder”, pues a pesar de no contar con aparatos tecnológicos sofisticados ni acceso a internet, hizo denodados esfuerzos para seguir las clases a distancia en condiciones precarias.
“Este año solo fui tres días a la escuela, luego nos prohibieron salir de nuestras casas, no sabíamos qué hacer, después de un mes mi profesor llamó para comunicarme que íbamos a estudiar a distancia. No entendía cómo era; tuve que escuchar la radio y ahí empecé con las tareas, fue difícil al principio”, cuenta la menor.
Lizeth Milagros refiere que sus padres, cada cierto tiempo, recargaban con 5 soles el viejo celular de la familia para dedicarlo exclusivamente a recibir las tareas escolares. Por suerte, ahora tiene en sus manos una moderna tableta de 8” pulgadas con procesador de 4 núcleos, capacidad de 2GB de memoria RAM y almacenamiento interno de 32 GB, que le permitirá navegar en internet y adquirir nuevos conocimientos.
Ella y sus compañeros de la escuela también disponen de aplicaciones instaladas en las tabletas, que funcionan con y sin internet. En las zonas que tienen conectividad, los dispositivos incluyen un chip de datos, y en las áreas rurales sin electricidad, contarán con un cargador solar.
A pesar del gélido clima que reina en la zona, Lizeth Milagros aprovecha las horas libres para ayudar a su madre en la alimentación de los animales que cría y cortar el pasto. Durante el confinamiento social incluso aprendió a ordeñar a Teresa, la vaca que pasta en los campos aledaños a su humilde casita, ubicada a 4 kilómetros de la escuela.
“En un momento me puse triste porque extrañaba ir a clases, participar en el aula, jugar con mis amigas durante el recreo. Todo ha cambiado y nada es lo mismo, pero confío en que esto pasará para volver a la escuela como antes”, dice mientras comienza a descubrir los secretos de la tableta que acaba de recibir.