El entorno internacional presenta condiciones particularmente favorables para el desempeño económico del Perú en el 2026. La combinación de tasas de interés externas más flexibles, precios altos de materias primas y un flujo sostenido de capitales hacia mercados emergentes crean un escenario propicio para el crecimiento.
De acuerdo con el gerente general del Banco Central de Reserva (BCR), Paul Castillo, el país recibe flujos significativos hacia el mercado de bonos soberanos y ha registrado una apreciación cercana al 10% en el tipo de cambio, en relación con otras monedas de la región.
El repunte de los precios del cobre y del oro, impulsado por la demanda derivada de los centros de datos, la electrificación del transporte y la transición energética global, sostiene los términos de intercambio más altos en siete décadas. “Estas condiciones internacionales son favorables para ingresar en un ciclo de crecimiento más alto”, afirmó.
Para el BCR, la estabilidad monetaria global tras las recientes decisiones de la Reserva Federal de Estados Unidos reduce la probabilidad de ajustes financieros abruptos y contribuye a un entorno externo menos volátil.
Al respecto, el vicepresidente de Inversiones de AFP Integra, Jean Pierre Fournier, recalcó que “una noticia superbuena es que la inflación se ha controlado a nivel global”.
Este proceso se observó primero en algunos países emergentes. “En el caso peruano se han podido bajar tasas a un ritmo distinto, incluso un poco más acelerado de lo que había hecho la FED u otros países desarrollados”.
Señala que los bancos centrales incrementaron sus compras de oro en los últimos años, lo que sostiene precios elevados. “Ambos factores son positivos para el Perú, pues somos exportadores de oro y cobre”, indicó.
Por su parte, el CEO en Grupo Coril SAB, André Quevedo, resaltó que el mercado de capitales peruano tiene una variación bastante interesante. “Ha tenido un comportamiento alcista en los últimos años, se ha recuperado bastante bien; además, hay una diversificación particular referente a los inversionistas participantes en el mercado de capitales.
Balanza comercial
En este contexto, la balanza comercial peruana alcanzaría un superávit estimado en 30,000 millones de dólares en el 2025, reflejando altos precios de exportación y una fuerte acumulación de ahorro privado.
El impulso no proviene solo de productos tradicionales: las exportaciones no tradicionales crecen con vigor y muestran una de las tasas más altas de la región, con un desempeño sobresaliente en uvas, arándanos, espárragos y quinua. Este sector supera el medio millón de empleos formales, generando ingresos y masa salarial que fortalecen el consumo interno.
Demanda interna
Por el lado local, la demanda interna mantiene un crecimiento robusto. La masa salarial crece casi 8% y los indicadores de pagos, tanto electrónicos como en efectivo, avanzan por encima del PBI.
La inversión privada, que en el 2024 inició una recuperación moderada, se aceleró a ritmos de dos dígitos en el 2025 gracias a la mejora de expectativas empresariales y a un entorno financiero más favorable. “Los indicadores de confianza alcanzan niveles que no veíamos hace cinco o seis años”, dijo Castillo.
El crédito también muestra señales claras de dinamismo. Tras la reducción de la tasa de referencia a 4.25%, las tasas activas y pasivas han comenzado a descender, facilitando la expansión del financiamiento corporativo, hipotecario y de consumo.
Con una inflación estabilizada alrededor del 2% y reservas internacionales cercanas a los 90,000 millones de dólares, el país conserva espacio para absorber choques externos sin comprometer la estabilidad financiera.
El BCR proyecta un crecimiento de 3.2% para el 2026; no obstante, la evolución reciente sugiere un ritmo ligeramente mayor, respaldado por la solidez del sector exportador, un mercado laboral en expansión y una inversión privada en recuperación.
Si estos factores se sostienen, afirma Castillo, el Perú podría encaminarse nuevamente hacia tasas cercanas al 5%, similares a las observadas en la primera década del siglo.
El desafío es transformar este escenario favorable en un aumento sostenible del crecimiento potencial. Por ello, dijo que será clave mantener la estabilidad macroeconómica, fortalecer la competitividad y asegurar que el dinamismo externo se traduzca en mayor inversión productiva.
El 2026 se perfila como un año de consolidación, en el que las condiciones globales y las mejoras internas podrían converger para devolver nuestra economía a una trayectoria de expansión más acelerada.
Previsiones
El 2026 se perfila como un año clave para la economía peruana, respaldado por un entorno internacional excepcionalmente favorable. Los precios históricamente altos del cobre y el oro, la recuperación de los flujos de capitales y una política monetaria externa más flexible crean condiciones propicias para un mayor dinamismo. Según el gerente general del BCR, estos factores se suman a la aceleración de la inversión privada, el crecimiento del empleo y una demanda interna más sólida. “El reto será convertir este impulso coyuntural en un crecimiento sostenido, dijo.
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