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¿Cómo impactó El Niño en Perú en los eventos de 1982-1983, 1997-1998 y 2017?

Fenómeno manifestado en lluvias torrenciales, pero también con sequías ocasionó pérdidas humanas y materiales

ANDINA/Difusión

07:22 | Lima, jun. 15.

Considerados los impactos más catastróficos de la segunda mitad del siglo XX y de las primeras décadas de esta centuria, los eventos del Fenómeno El Niño de los años 1981-1982, 1997-1998 y 2017 dejaron su impronta en el Perú cobrando la vida de miles de personas e ingentes pérdidas materiales que afectaron la economía y la producción nacional.

A continuación, repasemos cómo impactó negativamente el Fenómeno El Niño en los eventos de los años 1981-1982, 1997-1998 y 2017.

Episodio 1981-1982 


Las pérdidas económicas que implicó el evento 1982-1983 de El Niño ascendieron a 3,283 millones de dólares, equivalentes al 11.6 % del Producto Bruto Interno (PBI) anual de 1983.


Se estima que en la zona norte se registraron 831,915 damnificados y en la zona sur 435,815, haciendo un total de 1 millón 267,730 personas afectadas en todo el Perú. De ellas 587,120 quedaron sin vivienda. 

Las lluvias torrenciales que generaron desbordes e inundaciones, sobre todo en las regiones de la costa norte y central, provocaron la destrucción de la infraestructura productiva (canales de irrigación, bocatomas, compuertas, etc.), educativa, de salud y de saneamiento básico; y la destrucción de vías de comunicación (carreteras y puentes colapsados).


En el ámbito productivo, El Niño provocó baja producción de carne y leche, disminución de la producción de papa en la costa y sierra por altas temperaturas y exceso de humedad. En algunos cultivos el ciclo vegetativo se acorta y se genera ausencia de inducción floral.

En el aspecto sanitario, El Niño provocó incremento de enfermedades como cólera, malaria, dengue, infecciones estomacales, conjuntivitis, entre otras.


En términos ambientales, desencadenó la muerte o migración de especies vegetales y animales, tanto en el área continental como oceánica; el desplazamiento y profundización de cardúmenes de anchoveta, que no puede ser compensada con la presencia de nuevas especies.


Evento 1997-1998


El evento El Niño de 1997-98 causó daños estimados en 3,500 millones de dólares, equivalentes al 6,2 % del Producto Bruto Interno (PBI) anual de 1998. Ello incluyó daños directos por valor de 1,612 millones de dólares (el 46% del total), y daños o pérdidas indirectas por 1,888 millones adicionales (el 54% restante).


En este evento fueron afectados 23 departamentos y los desastres de mayor magnitud se produjeron en Piura, Tumbes, Ica, Chiclayo, Trujillo y Chimbote. Otros de similares proporciones ocurrieron en Lima (Chosica, Chaclacayo, quebrada Huaycoloro). Más de 42,000 viviendas quedaron destruidas y se intensificaron enfermedades como la malaria, el dengue y males respiratorios.


Los sectores productivos fueron los que resultaron más afectados (46 % del daño total) debido a que las inundaciones dañaron tanto la infraestructura como la producción agropecuaria (17 %); los cambios en las características del mar afectaron la pesca y se sucedieron pérdidas escalonadas de producción en los sectores de industria (19 %) y comercio (8 %).


Los daños en el transporte, especialmente en los caminos y puentes, fueron los segundos en importancia (21 %), e incluyen tanto destrucción y daño en la infraestructura como mayores costos en el transporte de personas y de carga. Los daños en los sectores sociales alcanzan cifras de significación (el 14 %), especialmente en vivienda y educación (cerca del 6% cada uno). 


También fue importante el rubro de otros daños y sectores, que incluye los gastos de prevención y atención de la emergencia (el 12 % combinado), y daños a la infraestructura gubernamental. Finalmente, los daños en los servicios de agua y electricidad representaron, combinados, un 7 % del daño total.


El Niño en 2017


Según el Senamhi, el periodo de diciembre 2016 a mayo del 2017 calificó formalmente como el “El Niño Costero” de magnitud moderada, con condiciones frías neutras en el Pacífico Central. Este evento presentó características y/o mecanismos océano-atmosféricos particulares, tanto a escala global como local (a diferencia de los eventos de 1982-1983 y 1997-1998).


Sin embargo, es comparable con el evento El Niño del año 1925-1926. Por sus impactos, asociados a las lluvias e inundaciones, el evento El Niño Costero 2017 se puede considerar como el tercer “Fenómeno El Niño” más intenso de al menos los últimos cien años para el Perú, precisó.


En enero de 2017 las aguas de la costa peruana se calentaron velozmente. Las tormentas costeras en las zonas bajas llevaron lluvias intensas a zonas de elevación mucho más bajas de lo normal. Los ríos y arroyos que suelen estar secos se inundaron rápidamente. Episodios de lluvia constante, inundaciones y deslizamientos de tierra afectaron a muchos ciudadanos, desde Ica hasta la frontera norte con Ecuador, prolongándose varios meses. 


Según las autoridades de entonces, las inundaciones causaron la muerte de 162 personas y afectaron a casi 1.5 millones de compatriotas, además de dañar cientos de miles de hogares. Por otro lado, la infraestructura crítica también fue comprometida e interrumpió el acceso para llegar a cientos de comunidades y pueblos que necesitaban ayuda urgentemente.


En términos de pérdidas económicas y de producción, según el Banco Central de Reserva del Perú, se estima que en el 2017 los perjuicios alcanzaron los 3,000 millones de dólares, lo que equivalió al 1.6 % del PBI. Esto incluyó la pérdida de infraestructura, daños a carreteras y puentes, cultivos, así como la destrucción de viviendas y edificios públicos. 


Impactos positivos


Aunque la atención sobre el fenómeno El Niño está casi siempre centrada en sus impactos negativos, hay que precisar que este evento tiene también efectos positivos.


Entre los impactos favorables de El Niño se destaca que el incremento de lluvias y temperatura del aire favorece el desarrollo del cultivo de arroz en la costa, mientras que las lluvias intensas favorecen la regeneración natural de los bosques secos en la costa norte.


La aparición de praderas temporales en la costa norte es importante para la ganadería. El exceso de lluvias favorece la recarga de acuíferos y reservorios. Asimismo, las altas temperaturas del mar durante las estaciones de otoño e invierno favorecen la disminución de la intensidad de las heladas en la sierra central y norte. Finalmente, el calentamiento del mar favorece la aparición de otras especies pelágicas como el perico y el toyo que reemplazan temporalmente a especies de aguas frías como la anchoveta.

(FIN) LZD/MAO

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Publicado: 15/6/2023