De pulpa cremosa y refrescante con un cautivante sabor dulce, ligeramente ácido, y con un aroma seductor que se percibe a la distancia, la chirimoya es otra de las frutas oriundas del Perú que se erige como un superalimento disponible en este otoño gracias a sus propiedades nutritivas y medicinales que optimizan el funcionamiento del organismo y, sobre todo, del sistema inmune frente a las enfermedades.
Cultivada por los antiguos peruanos, según lo evidencian piezas de cerámica de la cultura Mochica (siglos II al V d.C.), la chirimoya formó parte de una dieta balanceada a la que aporta no solo su suculento sabor, sino un alto valor energético gracias a su elevado contenido de vitaminas, minerales, carbohidratos, fibra y agua contenidos en su pulpa color blanco.
Aporte nutricional
La chirimoya se destaca por su alto contenido de
vitamina C, aportando el 32% de lo que requiere el organismo al día (basado en el consumo de 100 gramos de fruta). La vitamina C es un poderoso antioxidante que es fundamental para la síntesis del colágeno y la buena salud de la piel, la formación y fortalecimiento de huesos y dientes, combatiendo la osteoporosis, así como para contrarrestar la acción de los radicales libres que afectan a las células y debilitan el sistema inmune frente a las infecciones.
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Esta súper fruta, que por el color de su pulpa fue llamado “manjar blanco” por los conquistadores españoles, posee también vitaminas del complejo B, como la tiamina (B1), riboflavina (B2) y piridoxina (B6), que contribuyen al incremento de la energía celular, al buen funcionamiento del sistema neurológico y el fortalecimiento de la memoria. Asimismo, previenen la anemia perniciosa, debido a que ayudan a la formación de glóbulos rojos en el organismo.
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También es un superalimento rico en minerales como calcio, cobre, fósforo, hierro, manganeso, potasio y zinc, a lo que se suman su aporte en fructosa, fibra y agua, que lo convierten en una fruta siempre agradable al paladar.
Regiones productoras
La chirimoya se cultiva en los valles interandinos, entre los 1,500 y 2,000 metros de altitud. Las regiones de mayor producción son Amazonas, Áncash, Apurímac, Cajamarca, Cusco, Huánuco, Huancavelica, Junín, Moquegua, Pasco, Piura, Tacna y Lima, que concentra alrededor del 40% de la producción nacional de esta súper fruta.
En el departamento de Lima destacan como grandes zonas productoras San Mateo de Otao y Callahuanca, dos de los 32 distritos que conforman la provincia de Huarochirí. En San Mateo se encuentra el centro poblado de Cumbe, considerado la “capital de la chirimoya”, debido a su abundante producción, pero sobre todo por el enorme tamaño y peso de los ejemplares cosechados.
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Fruta de otoño y muy versátil
La disponibilidad anual de la chirimoya se da en las estaciones de otoño e invierno, dado que se cultiva entre los meses de abril y agosto. De esta manera se convierte en un excelente aliado para una alimentación saludable en esta época del año en la que se requiere fortalecer las defensas frente a las enfermedades.
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La versatilidad de esta sabrosa y nutritiva fruta es muy amplia, pudiendo ser consumida cruda, en ensaladas, jugos, mermelada y mazamorra. Y es preferida por la repostería para preparar tortas y pasteles, así como por la industria alimentaria para la elaboración de helado, yogur, esencia y concentrado para galletas, chocolate relleno y otros dulces. Incluso es requerido como insumo de coctelería para preparar diversos tragos innovadores a base de chirimoya.
(FIN) LZD/MAO