Carlos Álvarez nos recibe en una sala repleta de elefantes que, según la creencia hindú, al dar la espalda aseguran la prosperidad y la esperanza. Y eso es lo que al querido imitador, al que podemos ver de nuevo en ATV, lo mueve en esta etapa de su vida, en la que lleva adelante una campaña sobre valores para potenciar la importancia de la familia peruana.
–En algún momento entraste en política, ¿por qué declinaste?
–Decidí dar un paso al costado a tiempo. Creo que se pueden hacer grandes cosas como ciudadano y no necesariamente ostentando un cargo. Saco adelante mis campañas para promover valores. De hecho no es algo que sea de ahora, sino que es una iniciativa que asumo desde hace muchos años con todo mi equipo.
–¿Ya no está en tus planes?
–En mi caso, no. Creo que lo mío es el arte, pero, reitero, mi vocación de servicio está intacta. Sigo trabajando silenciosamente. No quiero mezclarlo con la política porque muchas veces degenera lo que estás haciendo de corazón.
–Acabamos de ver el caso del cómico Volodímir Zelenski, quien fue elegido presidente de Ucrania.
–Y me parece bien. Considero que todos tenemos derecho a postular porque vivimos en una democracia. Pero, reitero, no es lo mío.
–Hay miedo de tu parte.
–No es eso, es respeto a mi carrera. Temo perder el cariño de mis seguidores y lo logrado en estos 36 años. Uno puede querer hacer bien todo, pero muchas veces no sabes realmente quién te rodea.
–Qué esperas de los peruanos respecto del país.
–Que el ciudadano peruano reflexione a la hora de elegir. Y que quien venga tenga visión de país, que sea humanista; con emoción social. Que haya justicia para todos. No me gusta emplear la palabra justicia social porque para mí la justicia es una sola.
–Has pensado incorporar en tu programa de televisión una secuencia que aporte valores.
–Me encantaría, pero cuando lanzas una idea así te dicen: bueno, para eso está el Canal 7, y no es así. Creo que en una programación de 24 horas podrías dedicarle quizá una hora al tema en la señal abierta. No solo es una obligación del Estado, sino también una obligación moral de todos, de la televisión abierta, de las redes, que ahora tienen tanta llegada.
–Es un gran vehículo la pantalla.
–Definitivamente. En la medida en que nosotros construyamos mejores seres humanos, vamos a tener menos delincuencia en las calles, menos hogares disfuncionales. La gente no es mala porque sí.
Presenta temporada
Carlos nos comenta que estas semanas ve con asombro cómo sus personajes están en el ojo público a cada segundo. Por eso se planteó moldear, a modo de reflexión, su puesta de humor ¡Que se vayan todos!, en el emblemático teatro Canout, su escenario favorito. “Esta propuesta se la ofrezco al público que me sigue como una suerte de exorcizarlo en el escenario y confrontarlo con nuestra realidad”.
–Entonces, ¿tienes esperanza ahora que caminamos hacia el bicentenario?
–Creo que es una oportunidad para comenzar otra vez, con una nueva generación, sobre todo de jóvenes, que tomen la riendas del país. Aquí hay que aplicar lo que decía González Prada: ¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra! Ojalá elijamos mejor gente como autoridades.
–Esta edición en el Canout es especial...
–Totalmente. Este 23, 24 y 25 de mayo va a ser motivo para presentar el trabajo del intérprete salsero Carlos Supo, la orquesta El Clan, las chicas de D’3: Grecia Cadillo, Joselin Barrantes y Esmeralda Díaz. Pónganle mucha atención a estos artistas, son realmente extraordinarios y me honra mostrarlos en esta plataforma.
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(FIN) CFS/CFS
Publicado: 20/5/2019