Corría el año de 1993 cuando la arqueóloga Ruth Shady, acompañada de cuatro exalumnos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, exploraría el valle de Supe con un objetivo: encontrar el origen de la civilización andina.
El apoyo del entonces Instituto Nacional de Cultura (INC) fue vital para esta empresa. Un primer acercamiento a la zona permitió identificar 18 asentamientos arqueológicos de características similares, pero de antigüedad desconocida.
En 1997, Shady asumió la dirección del Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y el proyecto quedó bajo la tutela de esta casa de estudios.
Fue el destino y la oportunidad los que permitieron que 12 muestras sean finalmente analizadas, confirmándose la antigüedad de 5,000 años. Y fue precisamente la revista Science, la que publicó un artículo científico sobre este hecho, que dio la vuelta al mundo.
Ahora se tiene la certeza de que Caral fue la cuna de la primera civilización andina, ocurrida en el año 3,000 a. C. en el norcentro del país y que en ella convivieron y desarrollaron diversas actividades, poblaciones de la Costa, Sierra y Selva.
Los sembríos de caña de azúcar, maracuyá, páprika y zapallo es lo que ven los turistas que llegan a la Ciudad Sagrada de Caral más allá de sus estructuras piramidales.
Es muy temprano cuando arribamos. Sin embargo, múltiples vehículos de familias nacionales o grupos de extranjeros, ya forman la fila de ingreso, ávidos por conocer su historia. En el lugar abunda información relacionada con las investigaciones y las actividades culturales realizadas.
En uno de los afiches se muestra la imagen de una estatuilla femenina, al parecer de alto rango, acompañando a otra estatuilla que representa a un hombre con deficiencias físicas. “Los discapacitados fueron reverenciados en las sociedades andinas. Vivían en palacios y templos, pues se consideraba que eran elegidos por los dioses”, explica Luis Miranda, arqueólogo principal de Caral.
La primera construcción que aprecia el visitante es la plaza circular, donde se realizaban ceremonias y se entregaban ofrendas que luego eran incineradas en el Salón Ceremonial. Así se encontraron restos de textiles, cuarzos, frutas y productos marinos. El poder de los sacerdotes provenía de la observación de los astros que permitía conocer el tiempo adecuado para las cosechas.
Gracias a los sacerdotes, los pobladores sabían cuándo limpiar los canales y preparar los sembríos. Fue una élite sostenida por la población. La función religiosa y política estuvo unida en la civilización Caral, siendo el sacerdote el personaje más importante.
Se conoce que en Caral no hubo ejército para congregar a la población. Todo se basó en la religión.
(FIN) MAE/JCR
Video: Caral: confirman que poderosa anchoveta era su principal alimento
Publicado: 19/8/2015