El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó este lunes que las protestas contra su Gobierno registradas ayer en varias de las principales ciudades del país son el gran problema del momento y que sus detractores están comenzando a mostrar su verdadera cara.
Las protestas contra Bolsonaro comenzaron hace dos semanas en Sao Paulo en plena pandemia y se intensificaron este domingo con diversas manifestaciones antifascistas y antirracistas en las calles del país, que hasta ahora habían sido monopolizadas por los seguidores de Bolsonaro en su particular cruzada contra la Corte Suprema, el Congreso y las medidas de aislamiento adoptadas por los estados y municipios.
Asimismo, en la mañana de este lunes un manifestante lanzó tinta roja en dirección al Palacio de Planalto, sede del Gobierno brasileño, en Brasilia, y manchó la rampa de acceso al edificio, que inmediatamente fue limpiada por los funcionarios del local.
"El gran problema del momento es eso que ustedes están viendo ahí un poco en la calles, ayer, (ellos) están comenzando a mostrar su verdadera cara", dijo el gobernante en declaraciones a un grupo de sus partidarios, transmitidas por el portal 'Foco do Brasil'.
El mandatario, que ha tildado a sus detractores de "terroristas marginales", aseguró a sus partidarios que "vencerán esa guerra" y que "Brasil no va para la izquierda", ni se transformará en "una Venezuela como algunos querían ahí". También les instó a "olvidar" a los grandes diarios brasileños, como Folha de Sao Paulo y O Globo, a los que considera "enemigos" de su Gobierno.
"Ayer para los grandes medios (los manifestantes) son demócratas. Treinta años de adoctrinamiento encima de Brasil, masificación, cada vez más formando militantes", subrayó el líder ultraderechista. Bolsonaro afirmó que, poco a poco, "arreglará las cosas" en Brasil y puso como ejemplo que a final de este año nombrará a un juez de la Corte Suprema, tras la jubilación del decano de ese tribunal, Celso de Mello.
Celso de Mello coordina además una investigación en contra del jefe de Estado por presuntas injerencias políticas e ilegales en el seno de la Policía Federal y, en un mensaje privado filtrado por los medios, comparó el momento actual de Brasil con la ascensión del nazismo en Alemania.
Bolsonaro, uno de los pocos líderes mundiales negacionistas sobre el peligro de la covid-19, que para él es una "gripecita", afronta una grave crisis política por su gestión de la pandemia, que sigue avanzando en el país con casi 700.000 contagios y más de 35.000 fallecidos.
Además, el Gobierno ha decidido ocultar parte de las estadísticas del coronarivus al no informar el número total de casos confirmados y muertes y solo divulgar los datos de las últimas 24 horas, que además están siendo contradictorios y no cuadran con las cifras de las secretarias regionales de los 27 estados brasileños.