Con 17 años de edad, Eber Daniel Vílchez Echaccaya, iqueño de nacimiento, ocupó el tercer puesto en el segundo momento en la modalidad Ordinaria del concurso Beca 18, que premia el talento académico de jóvenes en situación de pobreza.
Gracias a este reconocimiento, Eber podrá estudiar Psicología sin que lo perturbe la falta de dinero, ya que, pese a que estudiará en San Marcos, una universidad pública, sabe que hay gastos diarios como alimentación, pasajes, material de estudios, entre otros.
Obtener la beca no fue fácil, tuvo que pasar por un largo proceso de preselección, un examen nacional y lograr ser admitido en una institución de educación superior. Sin embargo, confiesa que lo más difícil fue viajar a Lima y despedirse de sus seres queridos.
“Fue un golpe emocional separarme de mi familia, ya que tengo una muy buena relación con ellos, pero son sacrificios que uno tiene que hacer para poder salir adelante, no solo por mi familia, sino también por mi país”, comentó a la agencia Andina.
Trabajaba como repartidor de volantes
Para poder pagar su examen de admisión a San Marcos, Eber tuvo que trabajar entre 10 y 12 horas al día repartiendo volantes. Como su familia no tenía los recursos económicos para pagar una academia, usaba su tiempo libre para estudiar por su cuenta. “Cuando uno tiene ganas, siempre hay tiempo para todo”, señaló.
“Me preparé y trabajé al mismo tiempo. Esto fue una experiencia muy memorable para mí porque refleja mi esfuerzo por autoconocerme, saber qué puedo y qué no puedo hacer. Ahora sé que puedo lograr muchas cosas y con esta beca tengo la oportunidad de hacerlas realidad”, agregó.
Ahora que ya inició sus estudios en Psicología, tiene como objetivo ocupar los primeros lugares de su carrera y conocer sobre la dinámica de la sociedad para apoyar a las personas que no tienen oportunidades.
Talento Huanuqueño
Entre los 3,040 seleccionados como ganadores del segundo momento de la Beca 18-2023, Julio Rolando Magaño Vásquez (17) alcanzó un destacado tercer puesto en la modalidad Huallaga.
Lejos de su tierra natal en Tingo María, en la región de Huánuco, el joven talento cursa la carrera de Mecatrónica Industrial en el Servicio Nacional de Adiestramiento en Trabajo Industrial (Senati), en San Martín de Porres, con todos los costos académicos y de manutención cubiertos por el Estado peruano.
Julio estudia Mecatrónica Industrial en Senati gracias a la beca 18
A pesar de que lleva dos meses viviendo solo en la capital, aún no se acostumbra por completo a su nueva vida. “Cuando llegué a Lima fue un poco chocante porque es una cultura diferente, ver buses, edificios grandes, el cambio del clima, todo era nuevo. Pasó como un mes para poder adaptarme”.
El cachimbo Senatino recuerda vívidamente el momento en que se enteró que había ganado la beca que solventará sus gastos durante toda su carrera. Aunque estaba lejos de casa y su familia, ver su nombre como seleccionado le hizo sentir tan cerca de ellos.
“Salté de alegría, quise gritar y bailar, pero eran las 9 de la noche y no podía hacer eso porque mis vecinos se podían molestar. Entonces llamé a mi mamá y le conté que obtuve la beca, ella se alegró junto a mi familia. Quizá no habré tenido un abrazo, pero sus felicitaciones me llenaron de ánimo”, compartió a la agencia Andina.
Julio junto a su madre y abuela en Tingo María
Industrializar el café
Julio dedicó este logro a su madre, quien tuvo que criarlo solo, y a su comunidad en el caserío San Isidro, en el distrito de Hermilio Valdizán, provincia de Leoncio Prado, donde se encuentra la motivación de sus futuros proyectos.
“Mi familia se dedica a la cosecha y siembra de café en sus chacras, por eso tengo el proyecto a largo plazo, en unos años, de fundar mi propia cooperativa en mi comunidad, que es una zona cafetalera. Quiero poner en valor e industrializar el café para que pueda exportarse”, precisó.
Asegura que el café de su comunidad es de gran calidad, solo falta una adecuada gestión; por ello, también tiene planeado continuar sus estudios en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).
"Mejor vivir por amor y nunca por obligación" es la frase que el becario huanuqueño repite cada vez que piensa en los más de 470 km de distancia que lo separan de su familia, pues sabe que regresará como un profesional, gracias a esta oportunidad que le brinda Pronabec.