Señaló que las familias que pierden a un ser querido a causa del suicidio, además del dolor y sufrimiento propios del duelo quedan con profundos sentimientos de vergüenza.
El galeno lamentó que algunos médicos no pregunten a sus pacientes si es que han tenido alguna ideación suicida debido a que consideran que hacerlo podría inducirlo a terminar con su vida.
"Todo ello constituye un tabú y estigma que deben erradicarse", sostuvo.
El suicidio implica un proceso que puede durar mucho tiempo. Se inicia con la ideación suicida para luego dar inicio a la planificación y ejecución del este penoso acto.
Conversar
El experto resaltó la importancia de conversar sobre el tema en familia, como una forma de de romper el tabú y salvar vidas.
"Una palabra afectuosa genera esperanza y puede ser la diferencia entre la vida y la muerte", dijo.
Destacó que si estamos vigilantes a las señales que dan nuestros seres queridos podremos actuar a tiempo. Para eso hay que estar atentos a los cambios de conductas y emociones de nuestros hijos, amigos o personas cercanas.
"Es importante escuchar y dar mensajes tranquilizadores sin juzgar ni criticar. Además, ayudar a la persona a desahogarse y a expresar sus sufrimientos, así como sugerirles que busquen ayuda profesional. Con solo sentir que alguien tiene otra persona a su lado interesada en ayudar, la idea de quitarse la vida se debilita", sugirió.
Vulnerabilidad
Matos Retamozo señaló que entre los factores que aumentan el riesgo de acabar con la propia vida está la enfermedad depresiva, principal causa caracterizada por la tristeza profunda, insomnio, sentimientos de culpa, poco apetito, incapacidad o dificultad grande para trabajar y estudiar, descuido personal y aislamiento social.
Asimismo, antecedentes de intentos suicidas previos, historial familiar de suicidio, historia personal de trauma, circunstancias difíciles como abuso (sobre todo abuso sexual) y conflictos familiares crónicos fragilizan a la persona.
Está además la adicción, principalmente al alcohol, así como trastornos mentales como esquizofrenia y el trastorno bipolar.
"Cuando alguien está agobiado por muchos problemas, por ejemplo, su estado depresivo se va agravando, comienza a tener pensamiento de muerte. Si este proceso se acompaña de desesperanza; la situación es grave", indicó.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud cada año, más de 703,000 personas se quitan la vida tras numerosos intentos; lo que significa una muerte cada 40 segundos.
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(FIN) NDP/JAM/KGR