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Arequipa: conoce a las artesanas de Sibayo, campeonas en tejidos de fibra de alpaca

Las socias de Sumac Pallay han incursionado con éxito en el mundo digital para llegar a más clientes

Conoce a las artesanas del distrito de Sibayo, en Arequipa, que han unido esfuerzos y formado la asociación Sumac Pallay para mostrar sus mejores creaciones en tejidos de fibra de alpaca. ANDINA/Difusión

Conoce a las artesanas del distrito de Sibayo, en Arequipa, que han unido esfuerzos y formado la asociación Sumac Pallay para mostrar sus mejores creaciones en tejidos de fibra de alpaca. ANDINA/Difusión

00:45 | Arequipa, ago. 27.

Un grupo de 30 mujeres del distrito de Sibayo, ubicado en la provincia de Caylloma, región Arequipa, se ha unido para emprender un negocio y mostrar lo mejor de su arte textil elaborado a partir de la fibra de alpaca, una de las más finas del mundo. Conozcamos la historia de éxito de la asociación Sumac Pallay.

A más de 3,800 metros sobre el nivel del mar, el distrito se ubica a casi cuatro horas de la ciudad de Arequipa, en la parte alta de la provincia de Caylloma, cerca de Chivay. En Sibayo hay una asociación para cada rubro: una para el turismo vivencial; otra de alpaqueros; y una tercera de artesanos.


“Trabajamos en cadena y eso nos favorece para crecer, mejorar, para el turismo”, cuenta Adelayda Picha Puma. Ella integra la Asociación de Artesanas Sumac Pallay de Sibayo (Aasupasi), formada en el 2004 de las cenizas de una cooperativa que había quebrado por malos manejos. Entonces, jóvenes y adultos mujeres se unieron para darle vida a esta asociación.


Son alrededor de 30 las socias de Sumac Pallay. En quechua significa “las que diseñan hermosos tejidos”. La mayoría son casadas, aunque también se busca integrar a las jóvenes. Ellas producen diferentes prendas “cien por ciento de alpaca”. Igual que sus otras asociadas, Adelayda aprendió de su madre a confeccionar chullos, guantes, chalinas. Tejían en sus ruecas o puschas, recuerda, venía algún turista y le vendían sus productos a precio regalado.


Trabajo con aliados


“Ellas no sabían sacar el ‘corte de producción’ y lo vendían bajísimo; nosotros, con la asociación, hemos buscado aliados como la municipalidad, oenegés o instituciones para mejorar la calidad en la artesanía, siempre atendiendo con instituciones aliadas”.




Las Sumac Pallay ganaron una de las ayudas del Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (PPD), del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD), con un proyecto para sacar un hilo de mayor calidad y tener productos mejores.

Modernización


El Pequeñas Donaciones, como se le llama, ofrece asesoría técnica a pequeños productores “en el manejo sostenible de camélidos para desarrollar productos innovadores con valor agregado” de la fibra de alpaca y mejorar sus condiciones de vida.


Con el proyecto, que iniciaron en el 2019 y que continuaron en medio de la pandemia, las del Aasupasi han podido dar el giro de las ruecas convencionales a hiladoras solares, las cuales les permiten mejorar su costo de producción del hilo, aprovechando la energía renovable y ahorrando el tiempo. Si elaborar un kilo de hilo demora por el método tradicional cuatros horas, con los paneles solares el tiempo se reduce a la mitad.


Hay una mirada particular como mujer. “Las mujeres hemos perdido el miedo –cuenta Adelayda Picha– porque ya hablamos en público. Antes ni podíamos hablar; hemos avanzado bastante en el liderazgo. También ha sido muy importante para poder sobresalir o llevar mayores ingresos a nuestras familias. Ya podemos hacer mayor cantidad de prendas y de mejor calidad. En diferentes cosas hemos sido capacitadas”.

Adelayda tiene 36 años y un niño. Es casada. Su mamá, doña Celsa Puma, era artesana e hizo estudiar a sus hijos con su artesanía, pero Adelayda terminó el colegio en su pueblo y no pudo estudiar más. Se dijo, ya pues, ni modo. Heredó de su madre el arte de tejer a palitos y aprendió un poco del bordado del Colca que hacen las mujeres a máquina.

Las mujeres como ella saben lo que es el miedo a hablar en público, pero al crear la asociación aprendieron a hacer trámites y a hablar en las asambleas. “Ahora las jóvenes están siguiendo carreras, los papás las están enviando a la ciudad a que hagan estudios superiores”. Va quedando atrás aquello que decían las personas mayores que solo los hombres debían estudiar. Vamos, poco a poco, mejorando”.


Y para ello ha sido importante la economía, la presencia de los turistas, el saber mejor poner precios a sus productos y generar ingresos para sus hogares “para poder hacer estudiar a nuestros hijos”, cuenta.

Soluciones


En medio de la pandemia, PNUD en el Perú trabaja con 10 organizaciones. Su representante adjunta, Carla Zacapa, recuerda que, de acuerdo con un estudio de la ONU, los microemprendimientos y asociaciones productoras incipientes, sobre todo de las zonas rurales, sufrieron los impactos socioeconómicos más agudos por el covid-19, ya que redujeron de forma significativa sus medios de vida.

“No obstante, no todos los sectores fueron igualmente afectados y por ello requieren soluciones diferenciadas”, dice Zacapa. El rubro de la artesanía textil rural –altamente dependiente del turismo vivencial y comunitario– fue uno de los más afectados por las restricciones de movilidad en los ámbitos nacional e internacional.

Ante este reto, el PNUD apoyó en el Perú a las asociaciones de artesanas para que den un salto hacia la digitalización mediante el programa “Creciendo con su negocio”.

Nuevas herramientas


Tal como ha sucedido con la asociación arequipeña Aasupasi, donde fortaleció sus capacidades en gestión de redes sociales, branding, nuevos diseños y tendencias internacionales de moda, construcción de un modelo de negocio resiliente con enfoque empresarial, gestión de costos y gobernanza organizacional.

Asimismo, el PNUD ayudó a las socias a conectarse con el mercado digital a través de BeeCO, una plataforma e-commerce de moda sostenible para que accedan a nuevos clientes en el Perú y el mundo.

Las artesanas asociadas antes usaban los teléfonos celulares solo para sus llamadas, pero ahora los usan para sus ventas virtuales. En esta dinámica, el programa involucró a sus hijos, de 17, 18 años, quienes ayudan a sus mamás en el uso del WhatsApp corporativo y la BeeCO.

De esta manera, se cumple la prioridad del PNUD en la emergencia sanitaria, que ha sido fortalecer la resiliencia y capacidad de respuesta de las artesanas ante la crisis, para que puedan hacer frente a los nuevos desafíos de manera efectiva y sostenible.

Con estas nuevas herramientas, Adelayda Picha y sus compañeras ya están listas y esperan que los turistas extranjeros vuelvan a Sibayo.

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(FIN) DOP/MAO

Publicado: 27/8/2021