De esa forma, agrega el especialista, se pudo tener una mejor planificación quirúrgica y es una referencia de mayor precisión en comparación con las imágenes radiográficas.
“Al tener la pieza física, podemos compartir con el equipo quirúrgico antes de la operación el procedimiento e incluso a los familiares del paciente también se les explica qué vamos hacer. Antes solo usábamos las imágenes tomográficas, ahora con el uso de esta tecnología, tenemos mayor confianza para abordar cirugías complejas o tumores mayores”, detalla.
¿Qué es un biomodelo en 3D?
Para entender mejor de qué trata esta tecnología, el doctor Juan Pablo Sánchez Navarro, médico radiólogo y jefe del Área de Innovación Tecnológica del INSNSB, señala que
los biomodelos son una reconstrucción tridimensional digitalizada, una
“réplica” de la anatomía de los pacientes en base a una imagen médica, usualmente una tomografía o resonancia. Puede ser una estructura ósea, tumores, órganos, entre otros.
“Estas réplicas que son de tamaño real son de mucha ayuda para los médicos porque pueden ver cómo intervenir con mayor seguridad y precisión, aumentando las posibilidades de éxito en los resultados,” comenta Sánchez.
El especialista enfatiza que el empleo de la tecnología 3D conlleva una reducción del tiempo quirúrgico, disminución del sangrado y de complicaciones intraoperatorias y post quirúrgicas, así como menor estancia del paciente en hospitalización o en UCI, si lo requiere. En resumen, el uso de biomodelos en 3D optimiza los recursos para el médico y sobre todo menor riesgo para el paciente.
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Impresión de biomodelos en 3D
Como coordinador de ingeniería biomédica, José Luis Cáceres Albán, explica el
proceso de impresión de los biomodelos en 3D. “Una vez que nosotros contamos con las imágenes en 3D, previa validación de un médico radiólogo, procedemos a la impresión en la tecnología que se necesite. En el Instituto
contamos con dos tecnologías principales: FDM y SLA cada una con sus propias características y materiales0”, detalla Cáceres.
El ingeniero biomédico agrega que el proceso de impresión depende mucho de la anatomía a imprimir y puede demorar entre 40 a 50 horas en modelos muy avanzados y muy grandes o entre 5 horas y seis horas para estructuras muy puntuales.
Parte del equipamiento del laboratorio en el Instituto Nacional de Salud del Niño de San Borja es de alta gama y cuentan con cuatro impresoras cada una compatible con cierto tipo de materiales para diversas aplicaciones. Estos equipos de impresión en 3D permiten impresiones de tejidos que son reproducciones o réplicas de piel, huesos y órganos (corazón, riñón, pulmón y otros), adaptados específicamente a la estructura biológica de los pequeños pacientes.
La tecnología FDM, también conocida como “Fused Deposition Modeling” o “Modelado por Deposición Fundida”, permite usar el plástico, derritiéndolo para hacer una figura, un volumen en 3D que puede ser de distintos colores. “Podemos interactuar entre distintos materiales al mismo tiempo, en este caso, dos por la capacidad alta de la impresora a diferencia de otras que manejan un material como máximo”, explica.
También se usa la tecnología SLA, conocida como estereolitografía, que maneja un líquido (resina fotocurable) que, al exponerse a la luz ultravioleta, se vuelve sólida y va generando el volumen capa a capa. “Podemos tener resinas flexibles, de color, transparentes, biocompatibles también con estructuras anatómicas o intraoperatorias para estar en contacto con estructuras anatómicas en sala, pero no permite mezclar materiales. Entonces uno evalúa el caso y ve cuál es la mejor tecnología para utilizar”, indica Cáceres Albán.
Ni bien llega el paciente en un lapso de 3 a 4 días se hace la evaluación de la tomografía, mientras tanto el equipo de imágenes ya va segmentando el modelo en 3D, lo cual se puede hacer en uno o dos días como máximo para luego proceder a imprimir.
“Mientras tanto, el doctor ya cuenta con el modelo 3D en digital para que lo pueda visualizar en la laptop, celular o tablet o algún dispositivo y así familiarizarse con la estructura tridimensional mientras está siendo impresa porque recordemos que es un proceso que demora tiempo, pero los resultados son sin precedentes”, enfatiza.
Uso de la tecnología 3D a nivel mundial
En el Perú, el
uso de la tecnología 3D en el sector salud tiene pocos años. El
Instituto Nacional de Salud del Niño de San Borja comenzó con la impresión de biomodelos en 3D en noviembre del 2020, en plena pandemia.
A la fecha, ya son más de 100 los pacientes beneficiados con el diseño e impresión de réplicas en 3D de órganos, tejidos, huesos, adaptados a la estructura biológica y tamaño real de los niños y adolescentes pacientes.
Lo más difícil en este camino fue la capacitación del personal, comenta el doctor Juan Pablo Sánchez Navarro, pues empezó en charlas vía Zoom con especialistas de España, Uruguay y Brasil, quienes compartieron todo lo aprendido con los profesionales peruanos.“Nosotros hemos crecido en base a experiencias de otros países. Fueron de mucha ayuda, sumado a nuestras ganas por aprender”, recuerda.
En Estados Unidos y países de Europa, la tecnología 3D es utilizada a diario en sus intervenciones complejas. En Latinoamérica, su aplicación para temas quirúrgicos es liderada por Brasil, Uruguay y Argentina.
En nuestro país, el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) también es uno de los pocos hospitales que emplea la impresión 3D en sus intervenciones quirúrgicas. Se espera que muchos más centros de salud hagan uso de esta tecnología, que no busca reemplazar a los especialistas, sino todo lo contrario: quiere convertirse en una herramienta aliada para el médico, mejorando sus procedimientos, en beneficio de la salud de los pacientes.
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