La expresidenta derechista Jeanine Áñez, que este viernes fue sentenciada a 10 años de prisión, asumió en 2019 como presidenta de Bolivia siendo casi una desconocida, tras la renuncia del mandatario izquierdista aymara Evo Morales, en 2019.
Era segunda vicepresidenta del Senado hasta convertirse en presidenta de Bolivia, dos días después de que Morales dimitiera, luego de tres semanas de protestas contra su cuestionada reelección en los irregulares comicios del 20 de octubre de 2019, y se marchara refugiado a México.
La abogada de 54 años, que llegó a Palacio Quemado de La Paz el 12 de noviembre de 2019 con una Biblia en la mano, aseguró este viernes, horas antes de que se anunciara su sentencia, que "todos saben que soy inocente".
Áñez era senadora por la región amazónica de Beni, en el noreste de Bolivia y fronteriza con Brasil, y al asumir el mando se puso una bandera tricolor boliviana como capa, mientras era abrazada por otros legisladores, con varios de los cuales se tomó fotos.
"Queremos convocar a elecciones lo más pronto", dijo en su primer discurso. Acusada de dar un golpe de Estado contra Morales, aseguró en el juicio que asumió el mando debido al vacío de poder causado por la renuncia del mandatario.
Detrás de Morales dimitieron, como fichas de dominó, todos los que le seguían en el orden de sucesión constitucional: el vicepresidente de Bolivia, el presidente y el vicepresidente del Senado, y el jefe de la Cámara de Diputados.
"Hice lo que tenía hacer, asumí la presidencia por compromiso... Lo volvería a hacer si tuviera la oportunidad", expresó Áñez este viernes.
Tres juicios
El Tribunal de Sentencia de La Paz dictó su sentencia por sus actos como senadora, hasta su posesión como mandataria, al imputarle los delitos por resoluciones contrarias a la Constitución y las leyes, e incumplimiento de deberes.
Ella debe enfrentar otro juicio penal por supuesta sedición, terrorismo y alzamiento armado, y también tiene otro proceso en curso por genocidio por la muerte de 22 personas en manifestaciones en sus primeros días en el poder, en Sacaba (en Cochabamba, centro) y Senkata (en la ciudad de El Alto, vecina a La Paz).
La defensa de Áñez alega que es ilegal que se separaran los procesos y que si ella cometió delitos, como expresidenta debería ser sometida a un juicio de responsabilidades o de privilegio, que sigue otro trámite.
"Nunca lo busqué"
Áñez en nació en 1967 en el pequeño poblado amazónico de San Joaquín. Estudió derecho y durante un tiempo fue presentadora de televisión.
En Trinidad, ciudad cabecera de Beni, comenzó su carrera política como integrante de la asamblea constituyente que redactó una nueva Carta Magna en 2006 y luego como diputada nacional. Fue elegida senadora en 2009 y reelegida en 2015.
"Yo nunca busqué la presidencia", ha dicho, alegando que tampoco huyó del país "como el cobarde de Evo Morales" que se marchó a México como refugiado.
El Tribunal Constitucional Plurinacional reconoció la legalidad del mandato de Áñez e incluso el Congreso, controlado por el partido de Morales, aprobó extender su mandato "constitucional", cuando la pandemia del covid-19 obligó a la postergación de elecciones en 2020.
Detención
Apenas instalada en el poder sofocó protestas de manifestantes leales a Morales, entre ellas en Sacaba y Senkata.
En enero de 2020, cuando llevaba dos meses en el poder, anunció su intención de postularse a la presidencia, decisión que no fue bien recibida por buena parte de los bolivianos, incluso por algunos que inicialmente la habían apoyado.
En septiembre de ese año abandonó la carrera presidencial, cuando las encuestas mostraban que tenía pocas posibilidades. Las elecciones de octubre de 2020 las ganó el 'delfín' de Morales, el actual presidente Luis Arce. A inicios de 2021, Áñez se postuló a la gobernación de Beni, pero obtuvo un pobre tercer lugar.
El 12 de marzo de 2021 fue detenida en su casa de Trinidad y trasladada a un penal de La Paz, donde permaneció encarcelada hasta su sentencia que fue conocida este viernes.