El relanzamiento de una librería en el óvalo Gutiérrez fue la excusa para reunir a escritores de diferentes generaciones.
Alfredo Bryce Echenique, Fernando Ampuero, María José Caro y Karina Pacheco, moderados por Renato Cisneros, hablaron sobre su relación con los libros, sus admiraciones y proyectos.
Ante un nutrido auditorio, el autor de La vida exagerada de Martín Romaña volvió a repetir que dejaba las letras. “Yo ya me retiré”, recalcó más de una vez.
Lo que no le impidió contar sabrosas anécdotas sobre cuando intentó fallidamente robar sus propios libros de una librería parisina.
Acabó la historia recordando que a la semana siguiente volvió con Mario Vargas Llosa, y que por cosas del destino a éste se le olvidó pagar lo que se llevaba y a los vendedores cobrarle.
Ampuero por su parte, confesó que cada vez que publica sufre una suerte de “depresión postparto”. Asimismo, reveló que aunque reconoce el valor de varios autores indigenistas, solo hay uno que lo llega a conmover:el puneño Gamaliel Churata.
Entre libros
A su turno, María José Caro reveló que de niña no fue una gran lectora. Pero eso cambió cuando su padrastro la introdujo en el mundo de las letras.
Recordó que lo ayudaba a introducir libros a escondidas a su casa, pues su madre se quejaba de que su colección ocupara tanto espacio. “Gracias a él tuve la primera edición de La vida exagerada de Martín Romaña”, añadió.
Por su parte, Karina Pacheco se puso nostálgica al evocar cómo peregrinaba a la plaza de Armas de Cusco en busca de libros. “Eso era antes que se volviera todo boutique”, dijo con ironía.
Ella también se refirió a La vida exagerada de Martín Romaña. “Me salvó en un momento difícil”, dijo. También mencionó que un poemario que la marcó es el clásico Noches de adrenalina de Carmen Ollé.
(FIN) ECG
Publicado: 18/7/2019