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Álbum a Chabuca Granda reúne a Juan Diego Flórez, Carlos Vives y Pablo Milanés

Hoy se lanza en las plataformas digitales A Chabuca 2. En el CD participan 12 artistas internacionales. Conózcalo.

Álbum 'A Chabuca 2' ha reunido a un grupo de destacados intérpretes de Iberoamérica.

18:35 | Lima, ago. 23.

José Vadillo Vila

El álbum 'A Chabuca 2' inicia su repertorio con un toque melancólico que sabe a tondero, en la guitarra de Willy Terry. Luego la voz del compositor mexicano Armando Manzanero va apropiándose del primer verso del valse “Bello Durmiente”: “Te amo, mi Perú…”.

Se trata de un valse grabado en formato tradicional (guitarra, contrabajo, percusión y castañuelas) y la dirección del propio Manzanero. Así lo quiso, como homenaje personal al Perú, un país que siempre lo recibe con los brazos abiertos; y a Chabuca Granda, a quien conoció personalmente, explicaron las productoras del disco, Susana Roca Rey y Mabela Martínez, entrevistadas en el programa ¡Magníficamente, peruanos!


Es una interpretación melancólica la de Manzanero, en esta canción que se caracteriza por tener dos momentos diferenciados: en unos, es casi narrada, y en otros, resulta un valse picadito, de estilo muy limeño. 

La portada del álbum es un delicado trabajo del caricaturista argentino Liniers, conocido por su serie de historietas Macanudo y sus recitales al alimón con su compatriota, el cantautor Kevin Johansen. En una imaginaria línea vertical ascendente, Liniers nos resumen los distintos rostros y etapas de Chabuca Granda (1920-1983).  

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Otro personaje convocado para el álbum y que conoció directamente a la compositora, es el cubano Pablo Milanés. El representante de la trova cubana, aún veinteañero, cuenta, se entrevistó con la creadora de “La flor de la canela”.

Con los arreglos y el piano del argentino Lito Vitale, Milanés interpreta “La torre de marfil”. Es una versión llena de sutilezas, de cuerdas, violines y violas. El toque peruano lo ponen los músicos Carlos Ayala (guitarra); “Gigio” Parodi (percusión), Omar Rojas (bajo), y Alex Sarrin (batería).   

Tome nota de la hermosa versión que hace iLe de “María Landó”, un landó, valga la redundancia. Fue escrito por el poeta César Calvo y musicalizado por su amiga, la gran Chabuca. 

Es de una gran belleza esta “María Landó”. La artista puertorriqueña -exintegrante de Calle 13- ha sabido captar el mensaje de reivindicación de mujer y la musicalidad afroperuana. Siento, de alguna manera, iLe ha tomado como referencia la versión que hizo Susana Baca. Los arreglos del joven productor David Chang tejen lo rítmico con sonidos modernos -que conjugan muy bien en la corriente del world music- y el coro tribal africaniza la propuesta.

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A Chabuca 2, por un lado, es la oportunidad perfecta para volver a mundializar el repertorio creado por el genio de Chabuca Granda. Por otro, reta a los artistas convocados y a los arreglistas en la manera de cómo apropiarse, desde sus visiones y estilos musicales, de esta docena de creaciones, humanas en sus letras, refinadas en sus melodías. Y, finalmente, nos permite acercarnos al trabajo de intérpretes muy interesantes, como es el caso de la intérprete brasilera Zizi Possi. 

Tras la tempestad energética de Ile y su “María landó”, Zizi Possi retorna al oyente al espacio calmo para escuchar con atención las letras de “En la grama”. Zizi nos vuelve espectadores, bajo esa sutil instrumentación, y juntos “cómo “se estremeció la aurora en nochebuena”, como reza el verso grandaniano. Y el “que te quiero” queda como un eco dulce para brindarnos la calma frente al tráfico limeño. 

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El quinto surco de A Chabuca 2 nos trae la voz de nuestro tenor ligero más famoso, Juan Diego Flórez. Para los amantes de la música peruana, es un momento de hacer comparaciones entre su versión de “Callecita encendida” y el trabajo que legó su padre, el desaparecido cantante Rubén Flórez, considerado por la propia Chabuca Granda de sus mejores intérpretes. 

Juan Diego optó por una versión minimalista: solo le acompaña el piano magnífico de José Luis Madueño y logra encender las letras, con su voz cultivada, sin perder nunca la esencia del sabor del valse criollo peruano, que está en su ADN. 

Cabe mencionar que tanto José Luis Madueño, como Lito Vitale y el guitarrista Sergio Valdeos, participaron como arreglistas también en varias canciones de A Chabuca (2017), que dio cita a otros 12 intérpretes alrededor de otro grupo de canciones de la compositora nacida en Cotabambas (Apurímac) y fallecida en Miami (Estados Unidos). 

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A propósito de Valdeos -radicado desde hace unos años en Europa-, él se encarga de los arreglos de “Amor viajero”. Trabajo interesante porque combina dos tipos de guitarra distinta: la guitarra portuguesa y la guitarra criolla peruana. La canción es un laboratorio sonoro donde gana la melancolía de las letras que la voz del músico luso Antonio Zambujo sabe llevar hacia nuevos estadios, como solo lo saben hacer los paisanos de Fernando Pessoa, acurrucados entre fados. 

La riqueza de este disco tributario de Chabuca Granda, reiteramos, es la apropiación que hacen, desde sus conocimientos y herencias musicales, los artistas de ambos lados del charco. Si gusta de los maridajes rítmicos preste oídos a “Gracia”, donde la española Rosario y sus arreglistas Fernando Illán y Josete Ordoñez inyectan de flamenco este landó de letras de cuento de hadas. 

Dicen que el cantante de voz profunda y de vallenatos, el colombiano Chabuco, heredó de su padre la admiración por las canciones de Chabuca Granda. Entonces era imprescindible su presencia con una canción con letras de terciopelo, que hable de mar, estrella y memoria, como “Un barco ciego”. José Luis Madueño se encarga de ensalzar esos aires de bossa nova de la melodía de Chabuca.   

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Yo amaba a La Sole de Argentina, y tengo que confesar que su versión de la zamacueca “Una larga noche” solo refuerza esta admiración de oído y verso. 

Lito Vitale nos hace alucinar con sus elegantes arreglos con cuerdas, flautas, saxos, cuidadoso en sus paradas. Y Soledad Pastorutti simplemente revolotea sobre esa cama musical. En el pañuelo enérgico de su garganta, abriga la “larga autora perfumada”, que son los versos de Chabuca. Belleza elevada a la ene. 

Chabuca, muy admirada en la Argentina, por ello la gran delegación de artistas de esta geografía. La impecable guitarra eléctrica de Luis Salinas anuncia los primeros compases y el clima introspectivo donde nos llevará la voz de Sandra Mihanovich en, paradojas, “Pobre voz”. Lito Vitale se encarga de ese piano. Ellos miran desde otro ángulo el valse, le dan otro ropaje sonoro, avizora sus aires bluseros y vuelven al vals, mientras las letras hablan de ese paisaje tan familiar y limeño con todo y río hablador y sus puentes. Magia. 

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Las productoras del álbum Mabela Martínez y Susana Roca Rey han buscado que el viaje sonoro al que nos invitan en estas 12 canciones, transiten por diversas atmósferas. 

Ya lo habían logrado en el primer volumen, A Chabuca, que logró ser nominado a la categoría Grabación del Año de los Premios Grammy Latino 2017, por las versiones de Rubén Blades y Jorge Drexler de “La flor de la canela” y “El surco”, respectivamente. Auguramos que, A Chabuca 2 logre candidaturas al prestigioso premio musical y revitalice la música de nuestra compositora más universal.

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La guitarra de Willy Terry reta de criollismo a Nancy Vieira, preciosa como su voz. Cantante de Cabo Verde que enamora y parece susurrarnos con su francés “La vals creole”, pieza sutil, hermoseada con el timbre de Vieira. 

Aplaudimos el trabajo de Terry, quien, junto con el acordeonista Alessandro Kramaer, nos hacen transitar –sonoramente– de Cinco Esquinas de Barrios Altos a las callecitas parisinas y viceversa. 

El final tenía que ser de fiesta y para ello quién mejor que el colombiano Carlos Vives. Que disculpe Gastón Acurio, pero el maridaje perfecto lo hacen los músicos sabrosos de Novalima –peruanos como la papa y el ceviche- y el hijo pródigo de Santa Marta, Carlos Vives, con doctorado en sabor. 

Los Novalima despliegan su arsenal musical de música afroperuana del XXI. Un refuerzo en las marimbas y tambora paila es el folclorista colombiano Esteban Copete, que se suma como anillo al dedo a la fuerza percutiva de los Novalima, con Marquitos Mosquera y Manuel Vásquez. El que más goza no es solo Carlos Vives, sino Chabuca en la eternidad y nosotros en el más acá. Busque y goce A Chabuca 2, ya le di 12 buenas razones. (FIN)  

Publicado: 23/8/2019