El profesor Melecio Tito, con 25 años de trayectoria en la docencia primaria en Ayacucho, será distinguido este año con las Palmas Magisteriales en la categoría Amauta, máximo reconocimiento que otorga el Estado a los maestros que han transformado la educación con su vocación y compromiso.
Él no tuvo desde un inicio la docencia como un plan trazado. Su elección fue más bien el resultado de las circunstancias.
En aquellos años, como él mismo recuerda, las limitaciones económicas y sociales hacían difícil pensar en una carrera profesional en su natal Caylloma, Arequipa. Sin embargo, en su localidad existía un instituto pedagógico y, casi por intuición, decidió inscribirse y postular. Ese primer paso marcaría el rumbo de toda su vida.
Con el tiempo, y gracias a la práctica diaria en las aulas, descubrió que enseñar no solo era posible, sino profundamente gratificante. Trabajar con niños de entre seis y doce años le permitió conectar con lo esencial de la educación: acompañar el desarrollo humano desde sus cimientos.
“Descubrimos realmente ahí, en el proceso, a través de la práctica pedagógica, nuestra vocación de servicio”, dijo en las declaraciones a la Agencia Andina el docente, quien se formó en el Instituto Superior Público de Caylloma, y desde entonces no ha dejado de reafirmar su compromiso con la enseñanza.
Tito se trasladó a Ayacucho donde asumió el reto de enseñar en una escuela multigrado en la provincia de Parinacochas, en Ayacucho. Desde entonces, su vida se ha dedicado por completo a la formación de niños y niñas en una de las zonas más alejadas del país.

Consultado sobre lo que significa este tiempo de servicio, el maestro no duda en subrayar que su labor trasciende la enseñanza. Para él, el aula es también un espacio de aprendizaje constante.
“Para mí ser maestro es una bonita carrera. El hecho de estar trabajando con seres humanos, con los niños, estar al frente de ellos, siempre es una enorme satisfacción porque cada día vas trabajando y, sobre todo, también vas aprendiendo. No solamente es el niño quien aprende, sino también el maestro. Estamos en un proceso permanente de aprendizaje, así que realmente es una carrera muy maravillosa, podemos decir”.
Tito, de 55 años, reconoce que cada jornada en el aula es una oportunidad única, no solo para enseñar, sino para crecer junto a sus estudiantes. Esa convicción lo llevó a ser reconocido internacionalmente en 2024 como uno de los 50 mejores docentes del mundo, y ahora a recibir las Palmas Magisteriales en la categoría Amauta.
Para el profesor Tito, ser docente significa mucho más que impartir conocimientos. Su tarea cotidiana es encontrar las estrategias adecuadas para que cada niño aprenda a su manera, adaptando metodologías y creando ambientes en los que los estudiantes se sientan felices y motivados.
Está convencido de que la educación no solo transforma vidas individuales, sino que también prepara a cada estudiante para ser útil y aportar a su sociedad en el futuro.
Cuando se le pide recordar una anécdota en particular de sus 25 años de servicio, Tito responde con humildad: lo más valioso no está en un solo momento, sino en el día a día. Cada jornada en el aula es significativa porque ve cómo sus alumnos avanzan a su propio ritmo y desarrollan diferentes estilos de aprendizaje.
“Para mí todos los días son importantes por el hecho de trabajar con ellos”, afirma, convencido de que en esas pequeñas conquistas cotidianas se encuentra la verdadera riqueza de la docencia.
El maestro comparte este logro con todos los docentes del Perú profundo, aquellos que enseñan en condiciones adversas, en los lugares más recónditos del país, y lo dedica también a su familia, motor constante de su vocación.
“Los maestros realmente tenemos que hacer fácil lo que parece difícil. Para mí ahí radica el éxito en la educación”, afirma con la sencillez que lo caracteriza.
Perfil y trayectoria
Licenciado en Educación Primaria por la Universidad Nacional Federico Villarreal, es Magíster en Docencia y Gestión Educativa y Doctor en Educación. Su formación se complementa con especializaciones en Educación Intercultural Bilingüe, Gestión Escolar con Liderazgo y Educación Rural Intercultural Bilingüe.
Desde el año 2015 dirige la Institución Educativa “Humberto Salazar Barriento”, donde ejerce un liderazgo transformador enfocado en el desarrollo integral del estudiante. También ha desarrollado experiencia en docencia superior y acompañamiento pedagógico a nivel regional. Sus proyectos innovadores, como Pococoray y Minutos de Oro, han sido reconocidos por su impacto en el aprendizaje y la identidad cultural.
Entre sus principales distinciones se encuentran: ganador del Concurso de Buenas Prácticas en Gestión Alimentaria (2015), del Concurso Nacional de Buenas Prácticas Docentes (2018), y del CNPIE – FONDEP (2023); condecorado con las Palmas Magisteriales – Categoría Educador (2019); finalista del concurso “Maestro que deja Huella” de Interbank (2024); y seleccionado en el Top 50 del Global Teacher Prize de la Fundación Varkey. Es considerado un referente nacional en vocación, liderazgo y compromiso con una educación de calidad, equitativa y con identidad cultural.