La forma en que educamos a nuestros hijos está profundamente influenciada por cómo fuimos criados, así como por los valores y normas que implementamos en el hogar. Conocer los
estilos de crianza o parentales puede ser clave para mejorar nuestras prácticas como padres y favorecer un desarrollo saludable en los niños.
La psicóloga Rebeca Cahui, de la Universidad Católica Sedes Sapientiae (UCSS), explica que los estilos de crianza moldean el desarrollo social, emocional y físico de los hijos, influyendo en su autoestima, autorregulación, habilidades sociales y rendimiento académico.
Según Cahui, existen cuatro estilos principales de crianza:
AUTORITARIO: se basa en reglas estrictas y baja comunicación. Los padres exigen obediencia y recurren al castigo físico con frecuencia, lo que puede derivar en baja autoestima, ansiedad y problemas sociales en los niños.
PERMISIVO: destaca por el exceso de afecto y la pasividad para corregir. La falta de normas claras puede generar problemas de conducta, baja autodisciplina y dificultad para manejar la frustración.
NEGLIGENTE: se caracteriza por la poca responsabilidad y compromiso. Aunque se satisfacen necesidades básicas, la comunicación es limitada, lo que puede afectar el rendimiento escolar, la socialización y la salud mental.
DEMOCRÁTICO: el más recomendado, combina normas claras, correcciones como apoyo y comunicación abierta. Los padres establecen una relación basada en la confianza y el respeto, apoyando el desarrollo integral de sus hijos.
La experta advierte que un estilo de crianza inadecuado no solo afecta al niño, sino que también genera en los padres sentimientos de frustración, culpa e irritabilidad. Estos estilos se reflejan en conductas como mentiras, agresividad y aislamiento en los hijos.
Para cambiar patrones negativos, es fundamental que los padres reconozcan la manera en que interactúan con sus hijos, evitando el castigo impulsivo y promoviendo en ellos la responsabilidad adecuada según la edad.
El estilo de crianza recomendado
Cahui señala que el estilo democrático puede desarrollarse con autoconocimiento y diálogo en pareja, fomentando acuerdos claros sobre normas y rutinas familiares. También destaca la importancia de conversar con los hijos sobre sus emociones y necesidades.
En el contexto peruano, investigaciones muestran que el estilo democrático prevalece en la mayoría de las familias. Sin embargo, en situaciones de vulnerabilidad, como en familias con adolescentes que presentan conductas problemáticas, los estilos autoritario y negligente son más comunes, lo que puede afectar el bienestar de los menores.
La especialista concluye que adoptar un estilo democrático es esencial para el desarrollo sano de los niños y debe ser una meta en la crianza actual.
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(FIN) NDP/RAI/KGR
JRA
Publicado: 25/11/2025